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Dedicado a: LaWachaDelTrueno
[Y acá te dejo tu shot de trueno, espero que te guste💕].

[...]

Suelto un suspiro cerrando la puerta, luego de haber entrado a casa. Dejo las llaves en la mesa y camino mirando hacia mis costados para ver dónde se encuentra Mateo.

Escucho un abrupto golpe en el ropero, por lo que me encamino hacia la habitación. Al ingresar me encuentro con Mateo agachado buscando entre su cajonera de remeras, escucho como suelta un resoplido, claramente molesto y cierra la cajonera de un golpe, haciendo resonar en el silencio de la habitación.

Dudo un momento antes de hablar, porque está molesto y ni siquiera sé por qué.

Eh guarda, me vas a romper la cajonera —digo burlona, y después me doy cuenta que no fue lo mejor que pude haber dicho, por la cara que me dedicó.

Por su parte, él no hace más que girarse agarrando su toalla, dispuesto a irse al baño pero antes de eso, lo agarro despacio del brazo. No pienso quedarme con la duda de saber que es lo que le pasa.

¿Qué? —Se gira molesto al sentir mi toque.

¿Me vas a decir qué es lo que te pasa? —Pregunto observando como rueda los ojos, a la vez que hace amague de seguir su camino hacia el baño, pero claramente no se lo permito.— ¿Por qué estás enojado conmigo?

No es con vos. —Murmura después de unos segundos, que parecieron horas, en silencio.

Entonces ¿Con quién es? —Frunciendo las cejas llevo una mano hacia su braxo, tirando de este para hacer que me mire.

Escucho como deja escapar un suspiro y se gira para caminar ahora en dirección a la cama, se sienta de modo que sus codos quedan sobre sus rodillas y la cabeza entre sus manos, pasándose la mano por el pelo repetidas veces.

Mh... ¿Vas a decir algo? —susurro, detestando el silencio que hay.

Lautaro, ¿Te suena? —dice después de un rato.

¿Que Lautaro? ¿Lauti nuestro amigo? —lo observo esperando una respuesta.

Sí, tu amigo Lauti. —dice con indiferencia— ¿No te parece que hoy estaba muy encima tuyo?

La verdad que sí, pero le dije que no me gustaba como estaba actuando y la cortó. ¿Por eso te enojaste? —Cuestiono molestándolo.

Veo como mira para sus costados sin saber qué decir.— Bueno, si lo decís así suena como algo insignificante.

Es que es algo insignificante.—digo solo para molestarlo aún más, pero al ver su cara, decido dejar escapar una carcajada.— Ay Mateo, estás actuando como si me le hubiera tirado encima o algo.

No faltaba mucho. —murmura por lo bajo, a la vez que tira de mí brazo para que me siente sobre sus piernas.

Bueno, como que ya te estás pasando un poco, eh. —digo fingiendo molestia.

Bueno perdón. —Susurra para luego intentar besarme, pero me alejo.— Perdón te dije, amor.

Ahora no, te desubicaste. —digo volteando mí rostro.

Dale amor, perdón. Te amo, no te enojes. —dice a la vez que empieza a dejar repetidos besos por todo mí cuello.— ¿Me perdonas?

Dejo escapar un suspiro exagerado.— Ay Mateo, las cosas no se solucionan así como así, vas a tener que esmerarte para que te perdone.—susurro esto último fijando mis ojos en los suyos y dedicándole una sonrisa ladeada.

Mh... se me ocurren muchas maneras para hacer que me perdones, amor. Pero voy a optar por mí favorita. —Murmura mordiendo su labio, para luego girar su cuerpo conmigo en brazos y depositarme en la cama, dejando su cuerpo encima del mío, a la vez que me hace perder en un beso, de esos que solo él sabe dar. Empezando así nuestra larga noche.