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Klaus Hargreeves no imaginó que iniciaría la mañana de su cumpleaños número quince vomitando en el baño.

En su defensa, ésto no es culpa suya. No es resaca, no ha bebido alcohol hasta ese punto más de unas cuántas veces, solo fuma, es más discreto. No, ésto es culpa de su bendito poder. Despertarse y ver el espíritu de un hombre con las tripas colgándole del estómago hasta rozar el suelo y la mitad de la cara prácticamente inexistente definitivamente es una imágen que te envía a vomitar tu bocadillo nocturno en segundos.

Él trata de respirar, inclinado sobre la taza con sus delgados brazos sujetos alrededor de la misma. Está temblando otra vez, maldita sea.

—¿Klaus?— un somnoliento Ben se asoma a la puerta del baño, restregandose los ojos. Pobre, lo despertó, pero no le puede pedir disculpas porque las arcadas lo atacan de nuevo y tiene que inclinarse hacia adelante. La garganta le quema y su cuerpo no parece entender que ya no queda nada más en su estómago para botar—. ¡Klaus!

Ben está arrodillado junto a él en un segundo. Durmieron juntos anoche después de que Ben se arrastrara lloroso a su cama por una pesadilla. Lo hacen seguido, los dos tienen demonios con los que lidiar y elijen hacerlo juntos. Ben le acaricia la espalda con suavidad y espera pacientemente a que Klaus se estabilice un poco.

Finalmente, seguro de que no vomitara de nuevo y de que el fantasma ya no está allí, respira profundo, jala la cadena y se limpia la boca con el dorso de la mano.

Ben sigue dibujando círculos en su espalda con las manos mientras lo mira con preocupación:—¿Te sientes mal? ¿Estás enfermo?

Klaus sacude la cabeza y le sonríe, pálido y sudoroso.

—No te preocupes, Bennyboy, solo... imágenes no agradables al despertar— se encoge de hombros.

Ben lo entiende sin necesidad de que diga nada más. Saben de las pesadillas del otro, de las imágenes en la oscuridad. Ayuda a Klaus a levantarse, para que pueda inclinarse sobre el lavabo, cepillarse los dientes y lavarse la cara. Cuando termina, Ben le extiende una toalla.

—¿Mejor?

Klaus asiente, sus mejillas recuperaron un poco el color y está lo suficientemente bien como para hablar. Si fuera cualquier otro de sus hermanos, soltaría alguna broma estúpida, pero es Ben.

—Lo siento, feliz cumpleaños, Ben— le dice con sinceridad, revolviendole el cabello.

Ben sonríe genuinamente, y toma a su hermano del brazo para guiarlo de vuelta a la habitación.

—Feliz cumpleaños, Klaus.

....

Allison y Luther están en el cuarto de la primera. Luther se coló furtivamente para ser el primero en decirle feliz cumpleaños. Se ríen lo más silenciosamente que pueden y comparten un cupcake.

—A mamá no le gustará que estemos comiendo antes de nuestro desayuno especial— bromea Allison, sus labios manchados de glaseado blanco.

—Mamá no lo sabrá— Luther le guiña un ojo, comportandose más libre solo cuando está con ella.

Su conversación es ligeramente interrumpida cuando escuchan a alguien vomitando en el baño.

Miran hacia la puerta por inercia.

—¿Alguien enfermó?— se pregunta Luther—, tal vez debería...

Allison lo detiene.

—No te vayas— le dice—. Seguramente es Klaus, sabes que le pasa seguido.

Wrong Time | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora