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Todo lo que Diego puede hacer mientras Klaus se retuerce en espasmos incontrolables es sostener su cabeza de costado para que no se golpeé contra el duro suelo de la camioneta. Diego no quiere volver a sentirse así de impotente nunca más en su vida. Las lágrimas de desesperación caen por sus mejillas sin siquiera notarlo realmente.

Ben está del otro lado, sosteniendo la mano de Klaus y estremeciéndose cada vez que él lo hace.

Luther conduce dando tumbos y frenazos, lo más rápido que puede, mientras que Allison intenta quitarse la cinta gris de alrededor de la cara para usar su rumor cuando lleguen al lugar, pero es inútil.

Es un caos y Cinco no está en ningún lado.

—Di-ego —Klaus jadea, sus ojos revoloteando antes de cerrarse en un último suspiro.

—¡Luther, acelera! —Diego grita, una desesperación viceral brotando desde la boca del estómago.

El cuerpo de Klaus ha dejado de retorcerse para pasar a quedarse quieto y flácido en su regazo. Sus brazos con quemaduras y cortes cayendo a los lados. Su piel es blanca como el papel y sus labios de han vuelto peligrosamente azules.

Y Diego nota, en pánico, que no parece estar respirando. Pone una mano en la mejilla de Klaus, empapada de sudor pero al mismo tiempo tan fría.

Kla-Klaus —jadea, mordiéndose el labio con tanta fuerza que puede saborear la sangre en su boca—. Klaus, por favor, resiste. ¡Klaus!

—No está respirando —Ben murmura tan bajito que es casi imperceptible, como si no pudiera procesar sus propias palabras, y luego, repentinamente lo hace—. ¡No está respirando! ¡No está respirando! ¡Klaus!

Lo único que Luther puede hacer es pisar el acelerador.

Lágrimas de desesperación bajan por las mejillas de todos mientras Diego se inclina para presionar el pecho de Klaus, buscando reavivar su corazón.

—¡Vamos Klaus! ¡Vamos! —comienza a gritar sin darse cuenta—. ¡Por favor! ¡No hagas ésto! ¡No hagas ésto!

Presiona su pecho con fuerza mientras Ben le da respiración de boca a boca, un entrenamiento de reanimación que nunca pensaron que tendrían que usar en uno de ellos. El cuerpo de Klaus parece un frágil muñeco de trapo.

—¡Por favor! —Diego suplica, golpeando nuevamente en su pecho mientras Ben se inclina sobre sus labios intentando entregar a su hermano el aliento, regalarle un poco más de tiempo.

Diego piensa en Klaus llegando tarde a casa con moretones en los brazos y evadiendo las miradas de todos. Piensa en él y sus bromas, animándolos después de una misión. Piensa en su sonrisa y sus ojos verdes tan brillantes como gemas. Piensa en esos ojos verdes que ha visto cristalizados en lágrimas tantas veces, y como ha ignorado eso cada una de las veces. Suelen llamarlo débil. ¿Klaus, por qué no tomas las cosas enserio para variar? Culpándolo por ser demasiado suave para su propio bien. Lo dejó solo, a quién había prometido proteger.

Lo dejó solo.

—¡Klaus!

No pasa nada. Klaus no responde. Quieto. Sus párpados encerrando sus ojos como candados.

No puede abandonarlo. No de nuevo. Nunca más. No puede rendirse.

—Por favor... —su voz sale estrangulada, rota. No puede ver o escuchar nada a su alrededor, ni siquiera captar a sus hermanos.

Por favor.

No hay respuesta. Klaus no despierta, no vuelve a él y ésto no puede estar pasando. Klaus es una luz, siempre en movimiento, ésto no puede ser. Le prometió que lo protegería. Él no puede...

Wrong Time | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora