Wrong Time | The Umbrella Academy.

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Algo no está bien.

Todo estaba bien al principio. Mamá los llamó a desayunar, sonriente y erguida.

Tuvieron derecho a fruta en almíbar con crema, tostadas a la francesa y waffles con caramelo y arándanos.

Papá no bajó a desayunar. Siempre era así en los cumpleaños. Él los deja estar y no aparece hasta unos minutos antes de que tengan que irse a sus habitaciones, solo para entregar unas felicitaciones hoscas y el “regalo” que siempre es dinero (no es que se quejen).

Se acomodan en la mesa ordenadamente, como los soldados que han sido entrenados para ser, apesar de que papá no esté allí para observarlos, y esperan pacientemente a que mamá sirva el desayuno.

Se acomodaron como siempre. Allison y Luther el uno frente al otro junto a las dos sillas vacías sobrantes que siempre quedan junto a la de papá, dedicándose sonrisitas y hablando, bueno Allison habla y Luther sonríe como bobo (ventaja, si no está papá, pueden hablar en la mesa). Klaus se sienta junto a Allison y, obviamente, Ben se siente junto a Klaus, aparentemente concentrado en el último libro que está leyendo: “el retrato de Dorian Grey” sin prestar atención a su alrededor. Vanya se sienta en el extremo opuesto al de papá en la mesa, silenciosa. Diego se sienta junto a Luther, frente a Klaus, una silla vacía a su lado es el primer doloroso recordatorio de un hermano ya no está con ellos.

Nadie menciona a Cinco.

Mamá llega con la comida. Waffles, crema batida, frutas en almíbar, chocolate, etc...

—¡Waffles, el amor de mi vida!— exclama Klaus, aspirando su aroma con exageración.

Hace sonreír a todos.

—Tienes un amor de tu vida nuevo cada semana— comenta Allison, alzando una ceja hacia él con diversión.

Klaus le hace un gesto de silencio con el dedo y luego se dirige a su waffle.

—Shshsh, no la escuches, cariño, tú eres el único.

Todos ríen. Incluso Vanya sonríe un poco. Klaus tiene esa facilidad para hacerlos reír con sorprendente facilidad.

Ben siempre ha pensado que Klaus lo hace a propósito, que nota cuando están tristes y trata de arreglarlo. No le importa hacer creer a todos que es un idiota, que todo le resbala, con tal de que sonrían. Bueno, aún si Ben está seguro de que es así, Klaus jamás lo admitiría.

Celebrar con tarta por la tarde es una decisión unánime en conjunto con mamá. Por más que rogaron, no se les permite salir a pasear excepto en los días exclusivos para hacerlo, no importa si es su cumpleaños. Tienen el día libre y un montón de planes por delante, así que de todas formas está bien.

Es cuando se están levantando de la mesa del desayuno que los cubiertos comienzan a flotar.

—¿Qué demonios...?— alcanza a mascullar Diego.

Los cuchillos, cucharas y tenedores despegan en dirección al lado de Vanya de la mesa como flechas mortales.

—¡Al suelo!— grita Luther con su voz incuestionable de líder.

Allison chilla y obedece, cubriéndose la cabeza con las manos.

Diego se desliza debajo de la mesa en un instante con agilidad.

Ben, al principio concentrado en su libro, luego concentrado en que su miedo no provoque la salida de los monstruos que viven en él, se paraliza. Klaus lo agarra y tira de él torpemente hacia abajo.

Vanya se queda muda. Una cuchara le golpea justo en la frente antes que finalmente se haya escondido bajo la mesa también.

Es como si de pronto se vieran en el principio de un huracán. Un fuerte viento sacude las ventanas. Todos los cubiertos quedan pegados a la pared, entre algunas otras cosas como relojes o cadenas de decoración.