Capítulo XX

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Percy estaba claramente confundido. Cuando les dijo que estaban en Long Island, el chico pelirrojo comenzó a caminar enojado hacia la Casa Grande y la pequeña rubia pareció entrar en shock y se desmayó, logró alcanzarla por mera suerte.

La cargó y se dirigió a la cabaña Artemisa para dejarla descansar, pero fue grata su sorpresa cuando su mujer la estaba esperando de camino a las cabañas.

- Quién es ella?- preguntó Annabeth, señalando a la joven que traía su marido, la cual era más ligera que una pluma.

- Es la chica de la que Quirón nos habló- la rubia mayor levantó una ceja, en busca de más información-. Se desmayó cuando le dije a ella y a su hermano que estamos en Long Island.

La hija de Atenea no se contuvo y le dio un puñetazo en el estómago. Amaba a Percy, pero parecía que nunca aprendía.

El de cabellos azabaches se dobló por el repentino golpe, pero no dejó caer a la cazadora.

- Y eso por qué fue?...- preguntó en un hilo de voz.

- No recuerdas lo que nos dijo Quirón?- le reclamó enfadada-. Los cazadores de sombras viven en Nueva York! Quirón nos dijo que tuviéramos cuidado de no revelar la ubicación del campamento! Qué nos asegura que estos chicos son confiables?!

- Oye... Tranquila... Hablé con ellos hace un rato, no parecían malos chicos- trató de excusarse.

- No importa lo que parecen! Importa lo que son!- metió la pata, Percy metió la pata. Annabeth se detuvo de golpe-. El otro chico, hacia dónde se dirigía?- parecía preocupada.

- La última vez que lo vio se dirigía a...- vio terror en los ojos de su mujer-. Oh no...




- Clara, por favor- estaba hace más de una hora intentando llamar la atención de la sorda.

Liam ya no sabía que hacer, intentó hacerle señas para que se vuelva a poner los aparatos, no era brujo pero pudo deducir que definitivamente no le hizo caso. Luego, comenzó a sacudirla, gritando y señalando a sus orejas, como si pudiese escucharlo.

Estuvo así más o menos media hora hasta que se rindió al no escuchar a su amiga.

Después de un rato escuchó cómo los familiares de Bianca iban llegando. Las pisadas eran fuertes y pausadas, el joven pudo interpretar que estaban abatidos.

Él los entendía perfectamente, ya que también estaba preocupado. Más no escuchó que le dirigieran palabra.

- Te molestaría dejar de suspirar? Gracias- era la voz de Clara, se giró hacia la dirección de su voz, pero, obviamente, no vio nada.

- No estoy suspirando- quiso defenderse.

- Y los daltónicos ven perfectamente los colores- se burló su amiga.

- Eso fue cruel.

- Me importa poco- hubo un silencio-. Cómo estás?

- No lo sé- respondió el ciego-. Y tú?

- No entiendo por qué me siento así- el chico levantó una ceja-. Estoy... Preocupada por esa rubia- Liam soltó una carcajada.

- Vaya, vaya, malévolo cucarachón se nos puso sentimental- Clara lo golpeó en el hombro-. Oye! Pero es verdad!- decía entre risas.

- Sólo cállate que tú estás igual- le recriminó.

Hubo un silencio aún más grande después de eso. Liam tenía miedo de admitir no solo eso, si no que temía que la joven cazadora nunca volviese.




Chris nunca se enojaba, sólo se frustraba y soltaba comentarios sarcásticos sobre su estado de ánimo. Pero, al enterarse de la distancia relativamente corta que lo separaba con su hogar, enfureció.

Cuando menos lo pensó, ya se encontraba en la Casa Grande.

Quirón estaba hablando con una mujer de tez morena y un hombre, que se hallaba de espaldas al pelirrojo. Ambos llevaban una camiseta violeta y parecían tener una discusión interesante con el centauro.

Por supuesto, poco le importó y se dirigió hacia Quirón con un cuchillo serafín en mano.

El mitad hombre-mitad caballo, al notar esto, les avisó a las otras personas que se encontraban allí y se pusieron en guardia, listos para cualquier movimiento suyo.

- Nos mentiste...- el tono del cazador era bajo... Y aterrador.

Quirón no sabía que responder ante eso.

- Él sólo siguió mí consejo, Nephilim- habló un hombre desde la entrada de la habitación, era bastante petiso, llevaba puesta una playera con estampado animal print y unos shorts marrones.

- Quién es usted?- cuestionó el cazador de sombras.

La mirada del hombre se ensombreció.

- Soy Dionisio, dios del vino, las fiestas y el director de este campamento- esa declaración hubiese hecho temblar a cualquiera, pero Christopher ni se inmutó.

- Usted no tiene autoridad sobre mí, yo no lo reconozco como un Dios, ni siquiera tengo uno- dijo el joven pausadamente, sorprendiendo a cada uno en esa sala-. Yo sólo reconozco la autoridad del ángel, así que no le veo la gran cosa.

- Jovencito, no te recomiendo que me hagas enojar- dijo el Dios del vino con su mirada fija en el chico, Chris pudo notar que sus ojos eran color púrpura.

<Mi dorado no va a perder> pensó.

- No soy un jovencito, tengo veinte años- le marcó-. No entiendo por qué se mete, sólo quiero tener una discusión con el hombre caballo.

Eso era mala señal, si el muchacho Herondale ni se molestaba en decir el nombre de la otra persona, quería decir que su enojo había llegado a un nivel bastante alto.

- Tienes que entender que no te dijimos la ubicación del campamento por la seguridad de los semidioses- quiso calmar las cosas Quirón.

- Yo creo que hubiese sido mucho más fácil sólo dejarnos en la frontera del campamento a nuestra suerte- lo miró, el dorado de sus ojos reflejaba su enojo-. Nos las hubiésemos manejado y ahora mi familia no estaría preocupada por saber si estamos vivos o no!- exclamó furioso.

El centauro se puso en guardia, no estaba dispuesto a pelear, pero nunca se sabe cuándo un cazador de sombras atacará.

- Te me calmas jovencito- el pelirrojo iba a reclamar de nuevo por el apodo, pero el señor D. lo interrumpió-. Aquí nadie va a matar a nadie, podríamos estar matando a tu hermana y no lo estamos haciendo, no hay ninguna mala intención aquí.

Eso le cayó como un balde de agua fría... Y Bian? Estaba con él, no? No, ella se desmayó en el césped en el que se encontraban. Se sintió horrible por dejarla sola, desprotegida, pero se calmó al ver que el hombre con el que habían estado hablando y una mujer la tenían con ellos.

Se dirigió hacia la pareja, la mujer se puso a la defensiva, pero el hombre ni se inmutó.

- Tranquilo, está bien- dijo al ver que comenzó a revisarla-. Se desmayó por el shock, deben haber vivido cosas bastante locas- dijo con una sonrisa.

Pudo notar que todos en la habitación miraban sorprendidos a Percy, él parecía no ver como amenaza al joven.

Le entregó a su hermana, él la apretó contra su pecho. Ella seguía tranquila, como si su hermano no hubiese estado a punto de cometer un homicidio hace sólo segundos.

- Tal vez tenga razón, señor- respondió Christopher.

Continuará...
Hola! Cómo han estado pequeños Nephilims? Yo bien, no tengo coronavirus.
Espero que les haya gustado, sin más me despido.

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