Capítulo XXIII

155 17 5
                                    

- Y qué tal ahora?- preguntó exasperado el de cabellos oscuros.

Magnus rió.

- No, aún no- dijo mirando divertido a su esposo-. Conoces a esos Herondale, no son tontos, saben cuidarse.

- Mi ahijada es uno de esos Herondale, así que no me digas que me calme- dijo sentándose al otro lado del sofá, en la biblioteca, junto al brujo.

- No creo que debas preocuparte por Bianca, ya lo están todos, así que tu preocupación está de sobra- Alec lo miró-. Al contrario, estate confiado en que ella estará bien, como Sam, ella está de lo más tranquila.

- Eso es porque ella habló con Bian- la mirada del cazador de sombras se volvió muy triste, Magnus tomó su mano-. Sólo tiene quince, pero su físico me recuerda a...

- Max- completó el brujo de Brooklyn-. Te recuerda a tu hermanito y es comprensible que estés tan preocupado, pero, ponte en los zapatos de Bianca, crees que ella se preocuparía tanto como tú?- le estaba a punto de responder, pero Magnus se le adelantó-. Por supuesto que no, tal vez estaría preocupada de CUÁNDO volverías, pero no del SI lo harías. Ella sabe qué tan buen cazador de sombras eres, así que ni se preocupa. No crees que ella merece la misma confianza?

Alec se quedó callado, principalmente porque no sabía qué responder ante eso, así que atinó a apretar el agarre en la mano de su pareja.

- Ya estoy listo!- por suerte los interrumpieron. Era Max que había llegado a la biblioteca-. Estás listo papá?

- Claro, amor- le respondió el otro brujo poniéndose de pie-. Llama al resto.

Con eso en mente, Max volvió a salir para buscar a sus tíos y primos.

- No que no estabas listo?- le recriminó Lightwood.

- Estaba esperando a Max, además la ocasión me sirvió para hacerte entrar en conciencia sobre lo sobreprotector que eres- dijo esto último dándole un beso en los labios y saliendo de la habitación para reunirse con el resto.

Alec, ahora sonrojado y malhumorado, comenzó a seguir a su marido.

- Esto no va a quedar así!- exclamó.

A Clara no le entraba a la cabeza que su mejor amigo estuviese tan tranquilo. Es decir, hace sólo media hora estaba desesperado por saber el paradero de los Herondale, más específicamente de la rubia, y cuando ella se va al baño por unos cinco minutos al volver lo encuentran totalmente relajado.

Tal vez tenga que ver con el hecho de que Isabelle Lightwood conversó con él en el rato en el cual ella estaba en el baño. Desgraciadamente, no había puesto atención a su conversación.

- Por qué esa cara?- le exigió al ciego.

- La señora Lightwood dijo que sabe dónde está- dijo Liam con una sonrisa. "Sabe dónde está", en singular, pensó Clara.

- Así que ahora estás más tranquilo?- dijo mientras tomaba asiento junto a su amigo y apoyaba su cabeza en su mano-. Vaya impacto que tiene sobre ti esa chica.

Liam se sonrojó.

- Andando!- exclamó la mayor de los Herondale.

- Mamá, por favor quédate y vigila a los mundanos- le pidió Clary a su madre, la cual asintió.

Cuando Magnus y Max terminaron de preparar el portal, se alejaron para conversar el plan de acción.

- No están en peligro- volvió a repetir Sam-. No veo una buena razón para hacer una estrategia.

- No sabemos qué puede haber allí- intervino Seb-. Mejor prevenir que lamentar, no crees?

La azabache no le respondió, se quedó callada y pensando nuevamente en el tono en el que Bianca le habían dicho dónde estaban. Durante la últimas dos horas había repetido mentalmente su conversación y estuvo segura una vez más de una cosa: Christopher y Bianca estaban a salvo. Si su situación fuese contraria a su suposición la rubia se lo hubiese hecho saber, a menos que estuviesen acompañarnos de algún enemigo que leyese mentes, pero lo duda las palabras de su parabatai fueron simples y claras, además su tono no denotaba preocupación o miedo.

- Sam- escuchó cómo la llamaban, al mismo tiempo que le tocaban el hombro, llamando su atención; era su hermano-. Vamos.

Si sus primos estaban en peligro o no se enteraría en unos instantes, así que relajó los hombros, tomó la mano de su hermano y juntos cruzaron el portal.

Chris estaba sentado esperando pacientemente a que su familia viniese por él y su hermana. Mientras que la rubia a su lado se encontraba dibujando pacíficamente.

El pelirrojo le echó un vistazo al cuaderno en su regazo: era un boceto de un rostro. Hasta donde podía ver, se trataba de Percy, los pómulos no los tenía tan marcados, la mandíbula estaba relajada y los ojos tenían una mirada profunda.

Luego miró el rostro de su hermana, miraba algo delante de ella y volvía a la hoja, así que dirigió su mirada a donde la suya se encontraba. El semidiós no se encontraba muy lejos de ellos, pero se encontraba mirando hacia un gran pino, el cual estaba protegido por un dragón. Christopher supuso que se trataba de la entrada al campamento y que estaba esperando la llegada de sus familiares.

- Cómo son sus padres?- preguntó el azabache intentando romper el hielo.

- Eh?- cuestionó Bianca, ya que no estaba prestando atención.

- Que cómo son sus padres- repitió con una pequeña sonrisa en su rostro.

- Buenos, supongo- respondió Chris.

- No tienen nada interesante? Quiero decir, ustedes son muy cool, supuse que sus padres también lo serían- dijo ahora mirándolos.

- Sí que lo son- dijo su hermanita con entusiasmo-. Papá es uno de los mejores guerreros de su generación y mamá es una gran inspiración para las cazadoras de sombras- el mayor de los hermanos sonrió de lado, la rubia era muy tierna y se entusiasmaba mucho al hablar de sus padres.

- Cuál es el artista?- preguntó esta vez Percy.

- De hecho, ambos lo son- el hombre escuchaba muy atentamente al pelirrojo-. Mi padre toca el piano y mi madre dibuja.

- Entonces, les inculcaron la música y el dibujo?

Los hermanos se miraron entre ellos y comenzaron a reír. Percy parecía muy confundido.

- Perdona- dijo Bianca parando de reír-. Pero no, es más, creo que si le das un lápiz a cada uno de mis hermanos lo único que conseguirlas es que lo usen como una pequeña daga.

- Eh? En serio? Es que ambos tienen esa aura de artistas.

- Bianca dibuja y toca cualquier instrumento, en serio, sólo dale dos o tres clases y ya lo domina- Chris hablaba muy tranquilamente, pero Percy se veía realmente sorprendido-. Yo, en cambio, soy mejor con la espada- la mirada del semidiós adquirió cierto brillo de curiosidad.

- Algún día, si es que nos volvemos a ver, me gustaría batirme a duelo contigo- dijo con una gran sonrisa.

- Estás seguro?- Christopher sonrió confiado-. Los cazadores de sombras no entrenan igual que los semidioses. Podrías estar en desventaja.

Percy abrió mucho su boca y ojos y llevó una mano a su pecho, haciéndose el ofendido.

- No te creas- volvió a relajar sus facciones y lo miró directamente a sus ojos. Chris casi aparta la mirada, esos eran los ojos de un guerrero, le recordaban a los de su padre y hasta Bianca pudo sentir esa mirada por más que no estaba sobre ella-. He sobrevivido a más cosas de lo que creerías, así que no me subestimes.


Continuará...
Disculpen la tardanza, pequeños Nephilim, pero, sinceramente, la inspección no llegaba. Espero que les haya gustado.
Sin más, me despido, hasta la próxima actualización.

La nueva generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora