#26

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[Kagome]

Una ves más, no da tono -¡esto es frustrante...!

-Ya cálmate- pidió Gaby- Si Miroku dice que está todo bien, así es- no dudo de mí amigo, pero mi sexto sentido dice que algo no anda bien.

-No dudo de él- aclaré- pero necesito verla. No voy a llamar más al teléfono para que Miroku o Kohaku la cubran y digan que está indispuesta, me voy para allá- declaré tomando mi bolso y mi chaqueta.

-¿Quieres que te acompañe?, digo, no tengo nada que hacer...

-Gracias, pero es algo que necesito hacer sola- ella asiente - Nos vemos en la noche. Bankotsu y Kathia cenan con nosotras.

-¡Eso es genial!- exclama antes de que salga para fuera.

Hacia mucho frío y el cielo declaraba lluvias extensas en cualquier momento, pero no importaba, si algo nunca dejaría de amar, sería caminar debajo de la lluvia.
Mi celular empieza a sonar a mitad de camino y observo el número en la pantalla, pero no está, es privado. Corto. No se nada de Onigumo y no quiero saberlo, tengo a toda la gente que me importa agendada, me da fobia responder a los números privados o desconocidos, malos recuerdos.
Pero cortar una ves no fué suficiente.
Ni dos, ni tres.
¿Y si era una emergencia? ¿Y si uno de ellos había pedido prestado un celular para llamarme?
Lo miré con detenimiento, suspiré y cuando volvió a sonar atendí.

-¿Kagome Higurashi?- tragué saliva.

-Ella habla- un suspiro cansino salio del otro lado.

- Soy Yura, Yura Wind, la prometida de Bankotsu- un dolor agudo se instaló en mi pecho como si me estuvieran atravesando con algo punzante. Me quedé en silencio- ¿Hola? ¿Estás ahí?

-Aqui sigo- respondí monótonamente.

- Mmmm- Vaciló- ¿podríamos reunirnos para hablar? Hay unas cosas que debo contarte- le dije que si no muy convencida, y dijo que me pasaría la dirección por un mensaje más tarde.

No quiero hablar con ella. ¿Hay alguna ley de ex que diga que ella me debe caer bien?
Lo dudo mucho.
Su cercanía solo me producía ganas de golpearla y hacerla sufrir. Niego desconociéndome a mi misma, los pensamientos así solo me recuerdan a la época que compartía con el rebelde de Inuyasha y el sado de Seshomaru. En esos tiempos no solo me perdía en las peleas clandestinas, si no en las borracheras y las peleas. Rara ves salía perdiendo, y eso era una ventaja.

Saco mi celular y llamo a mi ahijado, al tercer timbre me contesta- Hola Koha...soy Kag, ¿cómo está tu hermana?

-Hola kag- responde escueto- bien, está bien, estamos bien.

-Eso es genial, por qué voy a ir a visitaros- el silencio se adueña del ambiente, y creo oir murmullos. Son leves, pero están ahí.

-Es que...no estamos ahí- balbucea incómodo- hemos salido, no sabemos a qué hora hemos de regresar, lo siento.

Trago saliva y respondo de forma falsa- Oh, eso es genial. De acuerdo, los visitaré otro día, déjales mis saludos queridos ahijado- menciono remarcando las últimas palabras, el pareció suspirar aliviado.

-Serán dados- y sin decir más colgó. Dolia la forma de desplazarme a un lado que estaban teniendo estos tres. Pero conociendo a mi amiga, conociendo los a ellos, era algo importante.
Había algo más detrás de esto.
Estaba a tan solo cinco cuadras, lo medité por varios minutos mientras caminaba y observaba la gente en la calle, los semáforos y esos perros tan bellos que solían habituarse en la veterinaria de la esquina.
Tanto repase mentalmente la pequeña charla con Kohaku que no era necesario saber cuanto era dos más dos, para entender que me mentían.
Así que opté por caerles a la casa sin previo aviso. Como lo supuse, al llegar, las cortinas estaban cerradas aunque los postigos estaban abiertos dando lugar a la fresca brisa. Ellos estaban allí.

"Mi Orgullo Mí Perdición "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora