Capítulo 34: El lago

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Más allá del paisaje del desierto se alzaban imponentes las montañas. A medida que íbamos acercándonos se iban haciendo más nítidas y nos regalaban detalles. Yo no conocía la nieve y me resultó sorprendente que a pesar de que fuese verano las cumbres y parte de las laderas de los montes estuviesen pincelados de blanco por el hielo. No parecía real sino que era como un cuadro antiguo creado por el mejor de los artistas.

Apreté los labios para no manifestar la emoción que me embargó durante aquel pequeño instante. No quería parecer infantil ante los solemnes ojos verdes de mi padre. Necesitaba que él me considerase un digno heredero de su poder mágico. En ese momento, hubiera hecho cualquier cosa para impresionarlo. Supongo que el deseo de poder que me invadía me mantenía en cierto modo esclavizado.

La temperatura descendía poco a poco a medida que la cordillera se iba adueñando del hermoso paisaje. El camino por su parte, se iba tornando tan sinuoso y lleno de altibajos como la vida misma. Era una belleza que me encandilaba con su magia, pero al mismo tiempo me producía cierta melancolía.

Lo cierto era que mi antigua vida había muerto ese día y no estaba seguro de lo que me depararía el destino. No volvería a ver a mi madre. Intenté alejar de mi mente los recuerdos de Susana que podrían resquebrajar el muro emocional que evitaba que me destruyese a mí mismo. No era momento para quebrarme. Necesitaba confiar en él.

Mi padre apartó una mano del volante y palmeó mi hombro por un instante como si pudiera entender por lo que estaba pasando. No puedo decir que me haya hecho sentir mejor, pero comenzó a envolverme una extraña calma. En parte, era consciente de que no había vuelta atrás, pero veía mi vida como un espectador en una obra de teatro como si todo aquello perteneciera a una historia ajena. No tenía absolutamente nada por lo que preocuparme, me convenció una voz lejana en mi cabeza y extrañamente le creí.

Detrás de una curva apareció ante nosotros esplendorosa y distante la ciudad de Bariloche. Bordeaba la ribera occidental del lago Nahuel Huapi que se extendía hacia la infinidad del horizonte y estaba rodeada de bosques y montañas. Las construcciones modernas profanaban la arquitectura casi élfica de cabañas que parecían sacadas de un cuento de hadas.

Estacionamos al llegar, frente al puerto. Un viento gélido que me helaba la sangre me azotó implacable en cuanto abandoné el vehículo. Me arrepentí enseguida de haber dejado toda mi ropa de abrigo dentro de la mochila y crucé los brazos sobre mi pecho.

Mi padre abrió el baúl del auto y sacó una campera de cuero negra que extendió hacia donde yo me encontraba.

—Creí que podría gustarte. Al menos, evitará que te congeles.

—Gracias —me limité a responder mientras me la colocaba.

—Allí está nuestro yate —dijo señalando un pequeño y lujoso barco con letras doradas que rezaban: "Salomón III".

—¿Tenés un yate? —pregunté sorprendido.

—Tenemos. Si quieres, podrías tomar algunas clases de navegación.

Me pareció percibir cierto dejo de orgullo en su mirada.

Mientras navegábamos un pensamiento oscuro surcó mi mente.

—¿Seguís perteneciendo al aquelarre de mi verdadera madre?

Por un instante, sentí que me temblaban las rodillas.

—Tranquilo, hijo. Cuando nació tu hermana, ella ya tenía todo lo que quería de mí. No confiaba completamente en mí, pero tampoco le di motivos para que pudiese culparme de nada. Prefirió alejarme de Cristina simplemente para que no tuviese influencia en su educación... Se aseguró de mi silencio, aunque prefiero no hablar de eso.

El cielo ocre del anochecer cambiaba poco a poco a un intenso azul oscuro y se veía salpicado por las primeras estrellas. En la distancia, pude divisar una isla en la que resaltaba una imponente e iluminada construcción que parecía un palacio romano, perdido en medio del bosque. El hotel de mi padre era tan impresionante que me hizo olvidar casi por completo todo lo que había dejado atrás.

 El hotel de mi padre era tan impresionante que me hizo olvidar casi por completo todo lo que había dejado atrás

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