Capítulo 29: Alumbrándome con su oscuridad

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Una vez que salieron todos de mi casa, me apresuré a llamar a Teby. Afortunadamente fue él quien atendió.

—Teby, soy Tamara. Necesito hablar con vos. Tuve una revelación sobre tu pasado... prefiero contártelo todo personalmente.

Respiraba agitada. Estaba muy nerviosa. Posiblemente él no creyera en mi visión. Su madre no era Susana, su padre no era tan malo como él pensaba y además tenía una hermana.

—Mi mamá no se siente bien. Me dejó a cargo de la librería. ¿Podés venir vos a verme?

—Sí, no hay problema. Voy para allá —le dije, colgué el teléfono y me dirigí apresuradamente hacia el negocio.

Cuando llegué, me senté en una silla frente al mostrador donde Teby estaba sentado. Él me interrogó apenas me vio.

Comencé a relatarle los hechos muy despacio, casi susurrándoselos, para que nadie me escuchara. Intentaba parecer calmada y comencé resumiéndole el primer sueño, el de la tarde anterior. Mientras le relataba los hechos, evité algunos detalles. No mencioné que la niña del carrusel en realidad podía ser su hermana, pero básicamente le explique cómo convocaba ese grupo siniestro a las banshees. Sorprendentemente comentó:

—Lo sospechaba, ¿qué tiene que ver eso con mi pasado?

Parecía decepcionado. Más segura de mí misma, ya que había creído en mi primer sueño, agregué:

—Básicamente anoche, mi abuela me mostró, como si se tratase de una película, lo que ocurrió cuando aún no habíamos nacido.

Le relaté mi sueño. Intentaba restarle importancia, sugiriéndole que podía tratarse de un simple sueño. No quería verlo mal, lo quería demasiado para lastimarlo, pero prefería contárselo a ocultarle la realidad. No dejé de relacionar los sucesos vividos por ambos y que se vinculaban con el sueño, con lo que le daba a este mayor credibilidad. Veía reflejada la duda en sus ojos grises. Me daba cuenta de que él no sabía si podía creer o no en mis visiones. Parecía tranquilo, quizás pensaba que era solo un sueño. Afortunadamente, Susana irrumpió en el negocio y corroboró mis palabras.

—No tenías que decirle eso a Teby. Tendrías que haber hablado primero conmigo.

Susana estaba completamente roja y parecía a punto de llorar. Teby se había levantado y la miraba con el ceño fruncido.

—Así que me mentiste, no sos mi madre. ¿Con qué más me mentiste? Nunca pude rastrear a mi padre por el nombre. ¿Inventaste el apellido?

—Sí... aunque no te haya llevado en mi vientre, yo soy la que te crio y te defendió durante todos estos años y no fue una tarea muy fácil. También cambiamos tu apellido para que nadie pudiera relacionarte con él y en un futuro tampoco conmigo. Nunca quise dañarte, pero tampoco podía decirte la verdad. No quería ni quiero que entres en el mundo de la magia. Ellos te pueden encontrar. Ella te puede mandar a matar. Lo que dijo Tamara es casi todo verdad. Son siniestros. Ella es un demonio con ropa de mujer.

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