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Samanta:

Mentiroso, Patrick es un mentiroso.

Mi pecho se llenó de decepción y enojo, también recordé las palabras de Julia antes de venir y aunque su intención fue que yo descubriera todo esto, agradezco que lo hiciera.

Prefiero decepcionarme con la verdad, que vivir con la mentira y no saberla.

Me dolió, claro que dolió, pero no me deje vencer, no deje que el me mirara y supiera que me había lastimado, aunque era muy obvio que sí.

¿Iba a pedirle una explicación?

¿Tenía que decirme algo?

Tal vez otra se hubiera quedado a escucharla, pero para mí era inútil, todo estaba muy claro, había vivido en una fantasía y todo este tiempo, Patrick estuvo usándome y mientras su esposa estaba con su hija en casa, yo he sido la amante con todas sus letras.

Por dios, la amante.

Le entrego las carpetas y doy media vuelta para irme por donde vine, aunque quisiera irme a casa, tengo trabajo que hacer, además el haber descubierto esto, no tiene por qué interferir mis labores.

Amo mi trabajo, aunque mi jefe haya resultado ser un hombre de lo peor.

—¡Samanta!

Unos segundos después, ese hombre está llamándome y escucho su voz cada vez más cerca, Patrick se detiene delante de mí y no trae las carpetas consigo, las ha dejado dentro y ha venido a buscarme .. ¿Por qué?

—Samanta, por favor, escúchame.

¿Escuchar? Mi mano habla por sí sola y abofetea su rostro, provoco que su mejilla se gire hacia un lado.

Ahora mismo solo siento ira, la decepción se ha ido.

Lentamente gira su cabeza hacia mi otra vez, se coge la mandíbula.

—Sé que estas molesta.

—Vaya, lo sabes.

—Pero tienes que saber que Génesis y yo nos estamos divorciando.

Alzo las cejas.

—Y si está aquí es porque intentamos llevar la fiesta en paz por Maia.

¿Maia?

Como si me leyera la mente, responde.—Mi hija.—Lo observo tragar.—Su madre y yo estamos en un proceso de divorcio.

Está casado...

—No estamos juntos hace meses, Samanta.

—Tú sigues casado y me has mentido.—Respondo y junto las cejas.—¿Cómo se ahora que no estas mintiéndome?

—No lo hago y bien, lo oculte, cometí un error tremendo al no decirte mi situación, pero finalmente tenía una oportunidad contigo desde que llegaste... Eras muy distante antes y no quería que volvieras a serlo conmigo después de decirte.

—Hubiera sido mejor eso a enterarme así.—Comento.

Patrick se me acerca.

—Voy a divorciarme de ella, Samanta.

Sonrio.—¿Sabes cuantos hombres dicen eso y jamás lo hacen? No soy estúpida, Patrick.

El alza las cejas.

—Y es estúpido que pienses que puedo creer lo que dices ahora, sea verdad o no porque acabo de descubrir una mentira.

—Samanta.

Rosas para una Mujer DesesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora