Capítulo 35

353 37 25
                                    

Último capítulo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Último capítulo.

Pov Haris:

Esto no parece tener un fin, es como si la guerra fuera infinita con cada vez más heridos y muertos. Nuestro grupo lleva muchas bajas aún cuando contamos con dioses y la hermandad; a este punto no puedo decir si ganaremos la batalla y eso me aterra mas de lo deberia.

Una daga pasa delante de mi como una ráfaga, manteniéndome estática del susto. Miro a la mujer del espejo luchar sin pudor, lanzando hechizos, dagas y peleando a muerte con su espada curvada.

Pateo la cara de una gorgona que planeaba tocarme con sus feas serpientes, de un solo movimiento limpio su cabeza cae rodando al piso por mi espada. El filo de una espada se posa frente a mis ojos en un intento de cubrirlos, a mi lado se encuentra aquella mujer.

—Mi señora, le pediré que retrocedamos y que no levante la vista— dice—Exactamente a unos cuatro metros se encuentra medusa, una sola mirada suya y podemos despedirnos de todo.

La obedezco retrocediendo poco a poco, sin levantar mi vista hasta que chocamos con una gran roca la cual rodeamos para cubrirnos. Ella levanta su vista manteniendo contacto visual conmigo.

»Soy la comandante Ayana— lanza otra daga, no sé de donde rayos las saca—De La hermandad del Alba— lleva su mano a una herida que no me había percatado que tenía—Perdón por la visita inesperada del otro día, era necesaria...— saca dos armas de fuego, me extiende una—Igual que lo de negar información sobre nosotras, tenemos reglas estrictas con los dioses— hace un gesto para que utilice el arma.

—N-no sé como usar esto— niego extendiéndola en su dirección.

—Tú solo aprieta del gatillo hasta que salga la última bala— se gira disparando a una quimera.

Hago lo mismo, pero de una forma tan errónea que al disparar la corredera termina hiriendo mi pulgar al punto de levantar parte de su piel.

—¡Maldita sea!— grito soltando el arma en seguida—¡Joder!— maldigo a toda criatura existente de la tierra.

Mando a un carajo a Ayana y su quimera, al igual que a Medusa, los mando al carajo a todos. Salgo de la roca con espada en mano importándome poco la bestial gorgona, solo quiero arrancar su cabeza y terminar con todo esto.

Usando mi bella tiara la rodeo para atacarla por la espalda (sé que es muy poco caballeroso eso, pero me vale madres) solo quiero matarla y volver con mi familia. Tomo impulso para ir contra su cuello pero ella gira un poco su rostro hacía mi.

—Hija de Ha...— no completa la frase cuando su cabeza se encuentra en el suelo.

—Lo siento, pero no hay tiempo para presentaciones, ni muertes honorífica—digo limpiando su sangre de mi rostro.

En el cielo veo a Zeus pelear contra la peor bestia que haya visto jamás, solo mirarla me hace temblar las piernas.

Me percato de que mi pulgar se encuentra como si nada hubiese pasado, solo el rastro de sangre en el.

Las Hijas De Los Tres Grandes (DDA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora