Al nacer la hija de Afrodita, Hemna, ésta le da un don. El don de la belleza y el encanto, pero, ¿Qué pasa cuando los tres grandes, Zeus, Poseidón y Hades, caen rendidos por su belleza?
Tras una relación amorosa con los tres grandes, Hemna concede...
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Hera mantiene los ojos bien abiertos sobre Zeus, abriendo y cerrando su boca repetidas veces, recordandome bastante a los movimientos que hacen los peces.
Los murmullos corriendo como el viento.
—No... puedes hacer eso— hace una expresión de horror—No es justo.
—¿Sabes que no es justo?— comienza—Que me obligues a apartarme de mi hija, que amenaces no solo su vida, si no también la de sus hermanas, que yo cumpla a pie de la letra tus malditas peticiones y aún así sigas tratando de lastimarla— se pone de pie con rabia.
Zell se mantiene viéndolo como si una revelación se haya posado justo ante sus ojos.
»He tomado mi decisión y ninguno puede refutar contra ella— pasa su mirada por cada uno de los presentes—Mi palabra es la ley y yo soy la orden.
Camina hasta ponerse de cuclillas frente a Hermes, apretando con su mano sus mejillas haciendo presión; obligando a verle a la cara. »¿Qué haz hecho hijo?— parece verlo con lástima—¿Acaso no te he dado todo?¿Por qué apuñalarme por la espalda?
Hermes huye de su mirada, luciendo bastante indefenso.
—Ser un dios no es sinónimo de perfección, pero no lo hice por ti, fue por todos nosotros— responde con su atención centrada en Zell—Y no me arrepiento de nada, ni de una sola muerte.
»¿Qué asesiné a la mujer que llevaba a mi hijo y a la cuál llegué amar? Si, pero todo tiene su precio, algunas veces las acciones teniendo uno mayor, como fue el caso— habla sin aún apartar la mirada de mi hermana.
Papá se tensa a mi lado, apretando con fuerza el reposabrazos hasta el punto de quebrarlo bajo su mano.
Coloco mi mano sobre la suya para calmarlo.
—Debes tomarlo con calma— le susurro dejando caricias en su mano—Solo espera un poco mas, ¿Si?— lo veo asentir con desesperación, llevando su mano libre a la barbilla.
No hace falta ser un genio para saber que solo se controla por mi, sé que de no ser así esto ya sería un caos.
—¿Alguno desea tomar la palabra?— Nyoko se pone de pie tan pronto como Zeus hace la pregunta.
—Hermes...— ella habla con la voz rota—Te encargaste de destruir todo lo que he cultivado por años. Mi familia...— su voz queda suspendida en el aire, aparta las lágrimas de sus ojos—...Mi amiga, me quitaste al ser más lleno de luz que ha pisado esta tierra.
»Mara que llevaba al pequeño Myles en su vientre, ambos con una vida brillante por delante— continúa—Personas como ellos o una de mis chicas, Nerelia. Por sus vidas te daré un regalo— se gira hacia Deméter que le extiende una flor—Junto con Deméter decidimos darte un obsequio, yo di la idea pero ella fue la del poder— se pone de rodillas frente a él sosteniendo la flor—Una camelia blanca, como la que les dabas cada día a Mara y que te tomaste el atrevimiento de hacerlo igualmente con Zell.