Capítulo 26

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Pov Persa:

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Pov Persa:

El tiempo pasa considerablemente rápido en estos momentos, es como si el fuera un enemigo o un ente maligno que juega a nuestra contra, quitándonos algo tan valioso como pasar un buen momento con nuestros padres.

Puedo decir con certeza que ya ellos no se toman todo el tiempo haciendo ciertas cosas con el respaldo de "soy inmortal, el tiempo es mi esclavo" porque saben de antemano que eso es lo que menos tienen en estos momentos y que para la desdicha de todos no sabemos cuando sea el fatídico día, que siendo sincera espero que nunca.

En cierto punto me sorprendo pensando en todo lo que ha sucedido en este mes que ya sabemos todo sobre la profecía, es triste decir que en cierta forma hemos cambiado bastante y es más palpable al ver que ya no poseemos ese brillo radiante en nuestras miradas. En esas veces que tras pasar el día con nuestros padres solo llegamos a casa para llorar en nuestras camas.

Personalmente este no es el estilo de vida que algún día pude desear, no es mío y no lo quiero.

Es en ocasiones como esta donde veo a mi padre marcharse en las que pienso, ¿Será hoy el último día que lo vea? y como cada vez, lo hago retroceder.

—Te amo mucho, ¿Lo sabes?— no puedo evitar que una lágrima salga de mis ojos por cuarta vez en lo que va del día—Creo que nunca podré estar preparada para dejarte ir.

—Nadie está preparado para perder a alguien— aprieta más sus brazos alrededor de mi cuerpo.

Poseidón no es el mejor dando palabras de consuelo, es algo que me recuerda cada vez que me ve llorar por la misma causa, su futura muerte.

Son pocas las veces en que me siento por completo agradecida, cuando mis pensamientos vuelan y solo me digo "tienes la suerte y oportunidad de despedirte de él, puedes disfrutar sus últimos momentos" entonces me siento tan solo un poco más tranquila.

Como cada vez que nos vemos le hago la misma petición al despedirse.

—Solo no mires atrás y no olvides que te amo.

Obedeciendo se marcha sin más.

[...]

Miro frustrada al dios sentado en una pose muy caprichosa frente a mi.

—Apolo, te lo pido de corazón, ¡Deja de lucir como Dysis! Lástimas mi cerebro.

—Eres muy pesada Persa, ¿Ya te lo han dicho amiga?— hace un gesto afeminado que despierta el fantasma de una sonrisa en mi.

Apolo está actuando como toda una diva empoderada en el día de hoy, todo por alegrarnos el día. No tiene ni una pizca del dios cruel que todos dicen es.

Artemisa al contrario juega con nuestro maquillaje y ropa, dándonos a demostrar que tiene mucho estilo para ello.

—¡Oh, no! Esto se ve como si yo fuera la madre y tu la hija, madre, ¡Basta!— Nyoko le lanza una almohada que recibe de regreso con mucha fuerza y en la cara.

Las Hijas De Los Tres Grandes (DDA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora