Salí de mi habitación y caminé hasta el comedor donde se encontraba Zell comiendo su amado cereal mientras usaba su móvil, me senté a su lado y tomé el plato con mi desayuno que consistía de una media banana, dos fresas, medio kiwi y una galleta integral.
—¿Cómo amaneciste pequeño renacuajo?— me preguntó Zell antes de llevar una cucharada de cereal a su boca.
—Te he dicho que odio ese apodo Zeze y bien, amanecí bien—le respondí al tiempo que lleva una fresa a mi boca.
Se escucharon pasos en el pasillo y unos segundos después entraron mamá y Haris, quien parecía muy cabreada por algo que le estaba diciendo mi madre.
—Es que, cada vez que realmente quiero hacer algo la lluvia me lo arruina, no puedo dar un paseo sin tener que usar un incómodo paraguas—soltó antes desplomarse en una silla.
—Pero ya, tranquila, la tormenta ya casi pasa—mamá miro por el balcón a ver si sus palabras eran ciertas pero su gesto demostró todo lo contrario—Mira si quitas esa cara de niñita malcriada y deja de llover saldremos a dar un paseo por la ciudad y tendrán la libertad de comprarse algunas cosas— mis hermanas y yo nos dimos una mirada cómplice totalmente emocionadas por la idea.
Miré a Zell que se había parado con demasiada prisa, sus ojos grises tenían un brillo intenso como si la tormenta estuviera atrapada en ellos, llevó su plato al fregadero, lo limpio con mucha rapidez para luego salir corriendo al patio de la casa, el agua mojaba su cabello igualmente gris ocasionando que estos se confundieran con la incesable lluvia.
—¡Iremos de compras! ¡En familia!—gritó muy emocionada mientras daba vueltitas en círculos con los brazos abiertos, ella sí que estaba disfrutando esto, de repente paró de golpe con la vista hacia nosotras— Tiene que parar de llover— dijo con algo de duda clavando su mirada en el cielo cubierto de nubes grises— Definitivamente esto tiene que parar, ¡Y lo tiene que hacer ahora!— como si sus palabras fueran algún hechizo la lluvia fue cesando poco a poco hasta el punto que salieron algunos rayos de sol.
Mamá tartamudeó antes de hablar—Eso fue una gran coincidencia, tal vez el mundo conspira a nuestro favor—nos dio una sonrisa nerviosa antes de pasar las manos por la falda de su vestido—Las quiero listas en 30 minutos, no queremos que se nos haga muy tarde, pueden invitar a Elodie y Dysis, les vendrá bien salir un poco— dicho esto se fue por donde mismo vino.
—Admito que eso fue raro— agregó Haris viendo a Zell que se encontraba con la mirada el cielo sonriendo.
Fui a mi habitación, luego de darme una ducha tomé un short jean con blanco, una blusa de ceda rosa y unos converse blancos. Cepille mi cabello que llegaba a la altura de mi trasero y me lo dejé suelto.
Eché un último vistazo a mi habitación, las paredes estaban pintadas de un blanco nieve, tiene una decoración de rosa pálido, dorado y azul pastel que es mi color favorito. Bueno alguien que comparte mi opinión con el azul es Zell, aunque si habitación está decorada por un azul cielo, gris, plateado y blanco. Pero no se diga de Haris, su habitación tiene las paredes igualmente blancas pero su decoración consiste en mucho negro, rojo vino, bronce y un poco de anaranjado.
Salí de mi habitación al encuentro con mi madre, hermanas, Elodie y Dysis. Mamá fue la primera en caminar, le siguieron las hermanas Areleus, mis hermanas y luego yo. Miré la espalda de Haris, ésta traía una blusa que le dejaba ver su hermosa espalda. Me fijé en su marca de nacimiento, ésta parecía un casco, siempre se lo e dicho, está situada en la parte de atrás de su hombro izquierdo, bueno, las tres tenemos una marca en ese lugar pero éstas son diferentes, raro.
[...]
—Zell, llevas horas ahí dentro— se quejó la pelirroja—Entiende que ese tops no está hecho para ti— caminó hasta Zell y pasó sus dedos sobre la marca de ésta— Sigo insistiendo en que esa marca parece un rayo, deformado pero a fin de cuentas un rayo, al igual que la tuya—al final hizo un gesto— Aunque digo que la tuya parece un tenedor o esas cosas que usaban para perseguir a las brujas— me rio al escuchar su suposición.
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Las Hijas De Los Tres Grandes (DDA #1)
ФэнтезиAl nacer la hija de Afrodita, Hemna, ésta le da un don. El don de la belleza y el encanto, pero, ¿Qué pasa cuando los tres grandes, Zeus, Poseidón y Hades, caen rendidos por su belleza? Tras una relación amorosa con los tres grandes, Hemna concede...