Capítulo 8

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Los dioses se preguntaban cómo logró liberarse con la guardia de los Hecatónquiros, sin embargo no tenían mucho tiempo para pensar cuando un titán les amenazaba con quitarles la vida

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Los dioses se preguntaban cómo logró liberarse con la guardia de los Hecatónquiros, sin embargo no tenían mucho tiempo para pensar cuando un titán les amenazaba con quitarles la vida.

—Cuando volvamos a encerrarte mándale saludos a mi padre de nuestra parte— Hades con ayuda del casco desapareció, pero no para irse si no para luchar.

Hiperión saltó contra ellos quienes lograron evitar el golpe, pero no todo fue suerte para ellos porque aun cuando eran grandes dioses el titán contaba con el poder de la observación, calculando con antelación cada movimiento de los dioses.

El titán esquivaba con facilidad los golpes, propinándoles con fuerza algunos otros.

Fue cuando con ambas manos sujetó a Zeus y Poseidón que Hades se dio cuenta que necesitarían ayuda. El alto nivel de calor en el Inframundo evitaban que el Dios del mar pudiera convocar a las aguas y el profundo abismo en el que estaba que impedía a Zeus traer los rayos.

Con su espada Hades atravesó el cenizo suelo, abriendo una brecha por donde salieron decenas de almas en desgracia cuya misión era obedecer a su Dios, se abalanzaron sobre Hiperión evitando que éste acabase con la vida de los dioses.

—Vamos, pónganse de pie, aún tenemos que luchar— los alentó Hades—Vamos o seremos el postre de titán o varios— obedeciendo ambos se pusieron de pie apuntando sus armas hacia él titán.

—Somos los dioses del Olimpo y no nos dejamos sublevar por ningún titán.

Zeus arrojó su rayo a la espalda de Hiperión quien de un solo manotazo apartó a las almas, fijó su atención en los dioses corriendo hasta ellos, antes de pudiera tocar a alguno, Poseidón atravesó su cuello con las puntas del tridente, si no podía atraer las aguas le daría un buen uso digno de el. El titán intentaba atacar a los dioses pero no tenía fuerzas y la poca que le quedaba Hades se la arrebató cuando clavó la espalda en su estómago, arrojándolo de nuevo por la grieta.

—Tenemos que cerrarla cuanto antes— avisó Poseidón recuperando su posición, el trío sostuvo sus armas frente a sus ojos recitando las siguientes palabras.

—Μόνο οι τρεις μεγάλοι μπορούν να κλείσουν ή να ανοίξουν αυτές τις πόρτες, ο Δίας, ο Ποσειδώνας και ο Άδης, με τη δύναμη που μας έχει δώσει η Μητέρα Γη, η Γαία.

La grieta se cerró, pero solo pasaron segundos cuando los dioses cayeron desplomados al piso. Hermes apareció preocupado.

—Sé que me dijeron que viniera en dos tercios de hora y solo ha pasado 1 tercio de hora pero no podía continuar mi trabajo sabiendo que ustedes se jugaban la vida aquí.

—¡Por nosotros! Llévanos a un lugar seguro donde puedan curar nuestras heridas.

Y es que hasta ese momentos cayeron en cuenta lo heridos que estaban.

Las Hijas De Los Tres Grandes (DDA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora