Al nacer la hija de Afrodita, Hemna, ésta le da un don. El don de la belleza y el encanto, pero, ¿Qué pasa cuando los tres grandes, Zeus, Poseidón y Hades, caen rendidos por su belleza?
Tras una relación amorosa con los tres grandes, Hemna concede...
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—Hola, perdón por la interrupción, pero, ¿Esto puede ser breve?
—Eh... ¡Oh! Si, claro.
»Mejor inicio. No te preguntaré el nombre porque es obvio y tienes poco tiempo. ¿Qué se siente ser el rey del Olimpo?
—Bien, excelente. Es la mejor cosa del mundo, aún cuando tengo demasiadas responsabilidades.
—Me imagino... ¿Qué edad tienes?
—Miles de años, no sé, no es como que los ande contando.
—¿Cosa favorita?
—Velar por el mundo.
—Que breve.
»¿Persona que ames con locura?
—Hace mucho tiempo amaba con locura a mi esposa, Hera, pero luego ya todo se vuelve algo monótono, así que nadie ocupa mi corazón por ahora.
—Esta pregunta va por parte de Hades-el me pidió hacerla-¿Cuál de los dos es más poderoso? ¿Y por qué?
—Responder a eso sería comprometerme mucho y no sé cuál es el fin de esta entrevista.
—Por consejo de Hades, tomaré esa respuesta como que él es más poderoso. No me mires con esa cara, soy muy devota a Hades.
—¿Color favorito?
—No tengo uno en específico, ninguno me quita el sueño.
—¡Que directo!
»¿Alguna experiencia que quieras contar?
—Puede ser...
»Para algunas personas ser un dios es lo mejor, no sufres, tienes toda la eternidad, dominas el mundo, pero ser un dios va más allá de eso. Es sufrir por un hijo, cuidar que no haya una guerra en el Olimpo que afecte al mundo, velar siempre por la seguridad de los demás muchas veces perdiéndote a ti mismo en ello.
»Son muchas cosas que distan de la perfección.
—¿Que puedes decir de tu relación con Zell?
—¡Oh mira! Justo me llaman por un asunto muy importante.
»El deber llama, adiós, fue todo un placer mujer hermosa.
