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No recuerdo nada. Se supone que estaba hablando con él del futuro de nuestra relación.

Despertar desnuda a su lado jamás fue parte del plan. Recuerdo muy pocas cosas, y el ligero dolor en mi vientre un piernas me hacen saber con exactitud lo que ocurrió.

Y, mierda. Me siento faltal. ¿Cómo dejé que ocurriera? ¿Por qué?

Recordar a Manuel besándome con ímpetu, acariciando mi cuerpo y jurándome que me va a recuperar, no era lo que quería como recuerdo de mi primera vez.

¡Ni siquiera planeanaba tener mi primera vez con él!

Más allá de sentir que me engañé a mí misma, siento que engañé a alguien más.

Quizá sean mis padres e incluso Agustín. Había hecho un trato con ellos y les fallé.

Soy una imbécil.

No es que me arrepienta. Solo temo decepcionar a quienes confían en mí.

— Gracias. —repite cuando el taxi se detiene frente a mi edificio y asiento.— Lo que hablamos ayer...

— Hablamos después. —musito.— Yo te marco.

Él asiente y sonrío tensa antes de adentrarme al lugar. Mis manos tiemblan y mi corazón late acelerado conforme avanzo.

Esto no es bueno. No me siento bien conmigo misma. Y estas malditas lágrimas no deberían existir en primer lugar.

Entro al departamento intentando controlar mis sollozos que comienzan a hacerse audibles. Pero cuando llego a la sala y veo a todos, incluidos mis padres, no puedo más.

— Perdón. —susurro dejando caer mis brazos a mis costados.— Yo... Perdón, en serio perdón.

— ¿Pagaste un hotel para pasar la noche con él? ¡¿Qué hiciste, Karol?!

El grito de mamá me hace bajar la mirada decepcionada de mí misma y cuando Agustín se acerca solo vuelvo a quebrarme.

Pronto escucho a Maxi diciendo que van a dejarnos a solas y cuando me alejo de mi primo noto solamente a mis padres. Y el fuerte portazo proveniente de la habitación de Ruggero.

¡Mierda!

Ahí está la razón por la cual me siento miserable desde que desperté.

— Karol. —me llama papá pero niego queriendo ir detrás del italiano.— Karol, tenemos que hablar.

— Después.

— No. —susurra Agustín sosteniendo mi mano.— No metas a Ruggero en un problema que no le incumbe. Él no tiene nada que ver aquí.

Le dedico una suplicante mirada pero él niega llevándome con mis padres. Y si, la cachetada que recibo de mi madre me la merezco.

Aprieto los labios y bajo la mirada antes de escuchar a mi padre decirle que se calme. Pero ella está furiosa. Y entiendo su situación.

— Te dije que no voy a permitir que vuelvas con él. ¡Te ha engañado por años y tú no eres ninguna tonta, Karol! Tú lo sabias.

— No he vuelto con él. —aviso sorbiendo mi nariz.— Somos amigos, y estuve para él como lo había prometido. No hicimos nada fuera de lo común.

— No te creo. —afirma papá.— Ve a cambiarte, te llevaremos a un ginecólogo.

— Papá, no.

— No, Karol. Si fuiste lo suficientemente madura para hacer lo que hiciste, mínimo debes aprender a cuidarte. —dice mamá.

— No, tranquila. Lo he hecho ya. —dibujo un irónica sonrisa en mi rostro.— Pero, por favor. No me humillen más de lo que yo misma me he humillado.

Italian BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora