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María es muy amable. Tan sencilla y graciosa.

Me ha caído muy bien, y aunque intento, no he encontrado nada fuera de lugar. Ella en serio respeta a Ruggero.

Y su cariño tiende a ser sumamente genuino y sincero.

Me agrada que las cosas sean así.

Respecto a lo que hablamos, bueno, no tengo mucho por decir, me molesta un poco que hayamos terminado de ese modo. Pero él asegura que es por mi bien, y le creo.

Ojalá y mis sentimientos vuelvan a su cauce normal teniéndolo lejos.

Ahora estoy aquí, sentada esperando que Manuel termine de despedirse de los niños que hoy llevamos al zoológico. Ayer fue emocionante, quedé en segundo lugar, y me regalaron una banda.

Estoy feliz por ese avance de cualquier manera.

Ahora tenemos que ir a la prueba de fotografías. Me llegaron las fotografías de los vestidos que usaré, y Dios, son perfectos.

Manuel termina de despedirse y toma mi mano sacándome del lugar. Obviamente vamos a volver, esos niños son lo más tierno de la vida.

Una vez en el auto me permito revisar mi teléfono, no tengo mensajes de Ruggero. No tengo nada que venga de él. Y, mierda, me frustra.

¿Por qué se esfuerza en alejarse de mí?

Quiero aceptar su decisión de alejarnos, pero es que extraño lo que soy con él.

— ¿Lista? —pregunta Manuel estacionado el auto.— Te verás preciosa.

— Eso espero, me ilusiona esto porque una parte de mi siempre ha querido modelar profesionalmente.

Él asiente y tomo su mano llevándolo dentro del edificio.

Al entrar veo a muchas personas moverse de un lado a otro, y cuando me anuncio, una chica no tarda en llamar a Diana, la mujer que me contrató.

O que me va a contratar si todo sale bien.

— Karol. —dice confundida.— ¿Qué haces aquí?

— No es obvio, quedamos en vernos hoy.

— Si, pero tu mandaste a tu hermanastra para que te reemplazara. Ella está tomándose las fotografías ahora.

— ¿Qué?

Ella asiente y señala a sus espaldas en donde Agathe posa para la cámara.

Hija de...

Vamos, Karol. Respira o vas a terminar matándola y eso no te conviene. O más bien, no le conviene a ella.

— Yo no mandé a nadie. —aclaro.— ¿Me dejas hablar con ella un momento?

— Claro, pero no te tardes. Ya firmó el contrato con la empresa y debe trabajar.

Maldita sea.

Acaba de hacerme lo mismo que Louise me hizo hace algunos años.

¿Por qué esto me pasa a mí?

Diana interrumpe la sesión y le pide a Agathe que hable conmigo mientras ajustan algunos detalles. La estúpida sonríe abiertamente y asiente poniéndose una bata de seda.

Manuel aprieta mi mano pidiéndome sin palabras que me calme pero está loco si piensa que lo haré.

Me saboteó. Una vez más.

Y acaba de llevarme al límite así que de aquí no sale viva.

— Hermanita. —dice burlona.— ¿Qué te parece? Seré el rostro de la línea de primavera de la tienda. Gracias por el dato.

Italian BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora