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Alessa

El día se me estaba haciendo eterno, luego de mis primeras clases en las cuales no puse absolutamente nada de atención, ni siquiera recuerdo los nombres de los profesores

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El día se me estaba haciendo eterno, luego de mis primeras clases en las cuales no puse absolutamente nada de atención, ni siquiera recuerdo los nombres de los profesores. Moría de hambre y si tengo hambre, me pongo de mal humor y mi mente no funciona, no carbura.

— Bueno, si necesitas algún guía por todo el instituto, no lo sé, los lugares secretos. Solo dime nena.— Susurró Harry en mi oído antes de pasar por mi lado y finalmente salir del salón.

Si claro, como si lo fuera a hacer.

Al fin era la hora del almuerzo, caminé por los pasillos en busca de mi locker, esto de ser la nueva comenzaba a darme jaqueca. 65...66...67. Tomé las llaves que Joe Stevens me había dado, esperen... ¿Stevens?

El chico ese, el idiota. Se apellidaba Stevens, tenía que ser una broma si es el hijo del director.

Bufé, en fin, no me interesa, lo único que me interesa es irme de aquí y regresar a Paris. A mi antigua y miserable vida, que ahora sigue siendo igual de miserable pero al menos en Paris tenía a Jess y aquí no tengo a nadie. Metí mi mochila entera a mi locker sin importarme si algo se dañaba, tomo únicamente mi celular y dinero, para comprarme algo de comida. Lo cerré bien.

Al entrar a la cafetería estaba llena de estudiantes.

«Obviamente estupida»

Me acerqué a la fila para comprar mi almuerzo agradecida de que solo hubiera 3 personas frente a mi. Cuando ya tenía mi bandeja de comida en mis manos me dirigí a una de las mesas alejadas.

Mientras comía una de mis papas fritas -las cuales ya estaban por terminarse- sentí que se sentaron en la misma mesa que yo. Elevé mi mirada, encontrándome frente a mí a barbie y sus amigas. O mejor dicho sus clones. De inmediato lo supe al ver a la rubia en el centro y a las otras dos chicas, una rubia y otra morena a su lado. Las tres me miraban con una expresión de felicidad, me dio cancer de ojos simplemente ver sus atuendos. Era de un color rosa, horrible y chillón. Demasiado ruido visual para mi.

— ¡No puede ser, Alessa! ¡La ropa de tu abuelo es tan Top!— exclamó la chica de en medio dejando caer su mano en mi antebrazo.

Miré su mano con desagrado y nuevamente la vi a ella. Su voz era horrible, demasiado chillona para mi gusto.

— ¿Qué se siente ser una Boselli? ¡Las películas de tu padre son fantásticas!— Le sigue la morena, ¿porqué tenían que tener una voz tan chillona?

Estoy segura que pronto comenzarán a sangrarme los oidos.

— Por cierto, soy Nina.— Aclaró su garganta.— Tal vez quieras sentarte con nosotros en el almuerzo, podrías juntarte con nosotras.

¡Son las chicas que mencionó Zayn!

— Si, todas las chicas quieren sentarse con nosotras somos lo más.— La morena agitó su cabello de un lado a otro. ¿Lo más que? ¿Lo más estúpidas?

Let me | h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora