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Septiembre había llegado y consigo los últimos días del verano, las mañanas comenzaban a ser más frías al igual que las noches. Pero debo decir que amo cuando esto sucede, no soy amante del verano, odio sudar, odio sentir la sensación de mi cuerpo pegajoso por el calor, prefería un millón de veces el otoño e invierno incluso un poco la primavera, solo un poco. Salí de mi cama maldiciendo lo temprano que era, hace unas semanas que había llegado aquí y yo seguía cada día deseando irme.
"Feliz cumpleaños rubio, nos vemos esta noche, pásatela de lo mejor, te quiero xx"
Le mandé a mi amigo antes de meterme a la ducha, era viernes y Niall haría una gran fiesta por su cumpleaños número 19. Así que el día no sería tan aburrido, excepto por las nubes de un color azul oscuro, llenas de agua que amenazaban por vaciarse hoy. Tan solo espero que no decidan hacerlo mientras voy camino al instituto porque eso si que sería demasiada mala suerte para mí. Una ducha relajante después, caminé al closet y saqué unos pants negros deslavados, una camiseta corta de mangas cortas oversized del mismo color, iban en conjunto, y encima me puse un abrigo color beige que iba un poco largo. En mis pies me puse unos tenis blancos.
Cuando ya me encontraba lista, tomé mi mochila y salí de la habitación con todas mis cosas.
— ¿Quieres irte conmigo?— Me pregunta Liam saliendo al mismo tiempo de su habitación.
Dirijo la mirada a la ventana en el pasillo, se podía ver como amenazaba con llover, y no me iba a permitir llegar como perro mojado a la escuela no después de la última vez que me resfrié horrible por eso.
— Si, está bien.— Caminé a las escaleras y él vino detrás de mí.
— Tomo rápido el desayuno y nos vamos, aún es temprano.— Asiento.
— Alessa he hecho el desayuno.— Me dice Rose cuando me ve entrar en la cocina. Miro los pancakes en la encimera. Se veían apetitosos. Pero dudo un poco.
—Espero no estén envenenados y no sea una táctica para deshacerte de mí.— Le digo sentándome de mala gana en uno de los bancos.
Solo escucho sus suspiro, tomo la taza del café que me había servido y me quedo observando el líquido.
— No le he puesto nada.— Susurra un poco molesta.— ¿Por quién me tomas?
Me encogí de hombros.— No confío en ti, y sé perfectamente que no me quieres aquí tanto como yo no quiero estar aquí, podría esperarme cualquier cosa de ti.
