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Alessa

— ¡Es una zorra!— Reí, siempre me daba gracia cuando Jess soltaba una grosería, no era su estilo

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— ¡Es una zorra!— Reí, siempre me daba gracia cuando Jess soltaba una grosería, no era su estilo.

— Lo es, solo espero no topármela fuera del instituto porque entonces si, no habrá nadie que me detenga.

— No te metas en problemas, Alessa.— Y esta era mi amiga.— ¿Has visto las revistas? ¡Siguen hablando mal de ti, salieron las dos peleas fuera del instituto! ¿No te han dicho nada?

— El abuelo me habló pero no me regañó, no después de que le contara lo sucedido, al igual que a mi padre y Florence. Rose realmente me vale cacahuate lo que piense.— Dejé salir un gran suspiro. Rasgueo mi guitarra terminando de tocarla por hoy. Tenía que alistarme para la fiesta Niall.

— ¿Y qué hay entre tú y ese tal Harry?

— ¿Qué hay de qué?

— Pues llevas dos semanas diciéndome que estás con él o ya no me hablas quejándote de él, ¿están saliendo?— Su tono de voz era divertida.

— No, no estamos saliendo. Solo somos...conocidos, casi amigos, aclaró el asunto de la apuesta, sigo desconfiando un poco de él. Aunque no pienso acostarme con él.

— Si claro.— Se burló.— Haré como que te creo.

— ¡Lo digo enserio!

— Aja, babe tengo que irme, Noah pasará por mi en menos de una hora y no me he preparado.

— Vale, yo también tengo que alistarme porque Louis pasará por mi para ir a la fiesta de Niall.— Suspiré.— ¿Mañana hablamos?

— Sabes que sí, ¡Je t'aime!

— ¡Je t'aime!— Colgué.

Solté el celular y me dejé caer en mi cama, mi labio y mejilla dolían estaba segura que mañana tendría un morado de un color muy oscuro, siempre pasaba después de que me golpeaba o lastimaba, maldita perra. Gruñí por lo bajo, ojalá pudiera darle su merecido.

Me levanté de mi cama luego de una hora, en la que me pase meditando. En tres semanas sería el primer aniversario de la muerte de Edward, yo acostumbraba a ir casi todos los días a visitarlo, pero tuve que dejarlo, claramente porque me mudé; cuando iba sentía que él estaba ahí, seguía hablándole a su tumba con la idea de que el podría estar escuchándome, pasaba horas ahí. Algunas veces hablándole, cantando, tocando o simplemente me quedaba en el césped al lado de su tumba, viendo a la nada. El cementerio Richwood apesar de ser como digo, un cementerio, no era para nada feo y escalofriante como la mayoría de ellos, al contrario, era un lugar lleno de flores, perfectamente cuidado de todo a todo. Todo el mundo decía que era especial. Claro que lo era, mi amigo estaba ahí.

Salí de la ducha envuelta en una toalla, me dirigí a mi closet sintiendo como mi piel se erizaba debido a la brisa fresca que entraba por la ventana. Abrí la puerta del closet y saque un vestido de seda, de color champange. En mis pies me puse unos tacones no muy altos simplemente que acentuaran un poco más mis piernas.

Let me | h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora