37. Adornos Navideños

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Capitulo 37.

Observé con temor la vista hacía abajo, cerré los párpados con fuerza y me obligué a mi misma a no bajar la vista. Extendí mis manos junto con el objeto puntiagudo hacia arriba tratando de alcanzar la punta, pero no pude cumplir mi objetivo. Mis manos no eran lo suficientemente largas como para alcanzarla.

Bajé mis manos en rendición y solté un dramático suspiro mientras me quejaba en voz alta.

—¡Me rindo, no puedo alcanzarlo!— exclame irritada.

Sujeté los hombros de Matthew desde arriba. Él hizo un pequeño apretón en mis piernas y se removió bajo mi cuerpo.

—Si puedes Jessica, solo estirate un poco más— me animo Kiara desde abajo. Negué con la cabeza.

—No, está muy alto— le expliqué echándole un ojo.

—Vamos linda, tú puedes hacerlo— hablo Matt sosteniendo mis piernas.

—Bien, lo intentaré una vez más.

Inhale aire y volví a estirar mi cuerpo junto con mis manos y la cosa puntiaguda. Ya casi lo hacía. Mis manos lograron alcanzar la punta y por fin después de una larga hora, pude colocar la estrella en el árbol.

—¡Si, pude hacerlo!— grite eufórica mientras Matt se agachaba y agarraba mis manos para poder bajarme de su cuello.

—¡Por fin!— exclamaron los demás echándo sus cansados cuerpos en el sillón —Al menos la larga espera valió la pena después de todo— comento María chocando palmas con Lisa.

Me encogí de hombros con una sonrisa en el rostro. El árbol navideño ya estaba listo. Se veía precioso desde abajo y pensar que desde aya arriba se me hacía totalmente aterrador. Ya casi se acercaba la navidad, podía saltar de alegría justo ahora.

De pronto, se escucharon algunos pasos firmes entrar por la puerta. Todos, absolutamente todos, dirigieron su atención hacia la puerta. Los rostros tan conocidos se hicieron ver. Los dueños de nuestra atención, eran: Iván y Bianca.

El rostro de la última lucia demasiado asombrado y disgustado por ver la cabaña llena de luces de colores rojo y verde. Por el contrario, Iván se veía muy entusiasmado.

—¡Oh Dios Mío!— y desde ahí comenzó su drama navideño —¡Tanto dinero desperdiciado en la estúpida navidad!— miró la punta del árbol y su disgusto creció —¡Ahrg, y esa odiosa estrella!— la señaló arrugando la frente —¡Yo brillo más que ella!— reclamó aún mirándola.

Todos, absolutamente todos, blanqueamos los ojos. Y como dije, ella era la Grinch de la navidad.

—Tranquilizate Bianca— le dijo María levantándose del sofá para ir hacía Gael —No podrás convencernos de no ponerla arriba, ella es lo principal del árbol, la navidad no es nada sin la estrella— explico con una sonrisa. Rodeó sus manos en la cintura de Gael y apoyo su cabeza en su hombro.

Bianca blanqueó los ojos y quiso replicar, pero mi hermano a sabiendas de su siguiente comentario la retuvo girando el rostro de mi amiga para depositar un pequeño beso en sus labios y así evitar otra discusión como la del año pasado.

Valla forma de hacerla callar. Mi hermanito después de todo, tiene sus métodos para frenarla.

Solté una carcajada estruendosa, estire mis piernas y doble mi cintura colocando mis codos en ambas. Los demás hicieron lo mismo.

—Si pudieras hacer eso todos los días, te lo agradecediamos— comento Kiara en forma de burla, pero en el fondo era cierto.

Bianca palmeó el hombro de mi hermano con suavidad y ladeó una sonrisa.

Tu Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora