Tu Eres Mía

47. ¡Reacciona Jane!

Jane

Su aliento aún sigue en mi piel, sus dedos tocando mi cabello me hacían querer ahorcarlo con todas mis fuerzas. Hunter. Hunter. ¡Hunter! Regreso y no por algo bueno. Se suponía que nunca más lo vería por estas calles, dicen que nada es para siempre, pero odie tanto que se atreviera siquiera a tocarme. Lo odie aún más cuando su cercanía me causó un revoltijo de emociones en mi corazón de pollo. Debería estar despreciándolo y no queriendo saber cómo se sentiría besarlo.

Mis labios todavía sienten el picor de su barbilla, su atractivo en innegable. El cabello casi negro, los ojos castaños irradiando frialdad, sus labios pálidos y el cuerpo atlético que pone mi mente en un estado de hipnosis... ¡Basta!

Las llaves encajan en la puerta y la abren sin esfuerzo, me escabullo en la casi oscuridad y la escena que me encuentro me hace detenerme queriendo gritar. Abro los labios pensando mejor y avergonzar a mi hermano es una buena idea.

—Valla... Creí que estaba sola... —comencé a decir con burla. —¿Así que era cierto lo de tu novia, eh?

Derrepente ambos se separaron abruptamente viendome a mí. Mi hermanito mayor suelta un suspiro frustrado y la chica de cabello castaño con ojos verdes gatunos me observa con las mejillas rojas, pero un poco celosa. ¡Dios, es tan tierna!

—Es cierto, así que ya deja de joderme y vete de aquí —me amenaza como si no me conociera.

Solté a reír y forme un puchero con los labios. Esta loco si cree que me iré sin burlarme primero.

—¿Irme? Pero si recién acabo de llegar, hermanito.

A la castaña parece que se le van a salir los ojos cuando me escucha.

—¿Hermanito? —pregunta atónita.

Matt soltó una risita nerviosa mientras yo reí divertida. 

—Así es, cuñada —conteste sonriendo. —Soy la hermana de éste imbécil.

—Lamentablemente —murmuró Matt como si no lo escuchara.

—¡Te oí! —chille entrecerrando los ojos. Le tire un codazo fingiendo molestia y el se soltó a reír pellizcando mis costillas.

Se quejo empujándome riendo y se paro junto a su novia. 

—Jessica, ella es Jane, mi hermana menor —me presento y yo lo empuje a él con las caderas dejando el espacio libre para abrazar a mi cuñada.

La abrace con toda mi fuerza y guiñándole un ojo a mi hermano que trataba de quitarme.

—¡Te llamas Jessica! Wo, por fin tengo una cuñada —canturrie divertida. La solté riendo. —¡Y también eres muy bonita! Te sacaste la lotería, hermanito.

Le palme el hombro a Matt y le sonreí con los ojos juguetones.

—Y también esta buena —le susurre para él y se puso rojo mirándome divertido.

—No necesitaba tu opinión. Además, ¿Qué haces aquí?

Mi sonrisa fue reemplazada por la seriedad. Aun recordaba su asquerosa presencia. Fruncí las cejas y me aclare la garganta.

—Hunter regreso —lo dije si anestesia.

La mandíbula de mi hermano se apretó tanto que temí que se fuera a buscarlo. Jessica tenia el rostro contraído en preocupación como si supiera de que estaba hablando. ¿Pero como...?

—Creí que estaba ebrio cuando lo vi en la fiesta de Año Nuevo —menciono mi hermano, pero no le preste mucha atención.

Apunte el pecho de Jessica con la boca abierta y ella alzo la vista.