38. Jamás me cansaría de ti

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Capitulo 38.

Llegué a la sala con Bianca después de nuestra pequeña charla sobre la sorpresa y nos sentamos como dos niñas sonriendo inocentes.

Los chicos se encontraban jugando monopolio o algo así. Bianca se unió a ellos, pero antes de sentarse a jugar, me dedicó una mirada traviesa y un guiño de ojos. Así que lo único que debía hacer ahora, era, sacar a Matthew del juego para iniciar mi sorpresa, cosa que iba a ser muy fácil.

—Matt, quiero que me acompañes a un lugar, ¿Sí?— le hice ojitos de cordero inocente. Claro, de inocente no tenía nada.

El castaño me observó de reojo con las cejas fruncidas, se relamio los labios mirándome está vez por completo.

—¿Y a donde quieres llevarme tan tarde huh? ¿Acaso me piensas secuestrar? Se que estoy bueno y que no te resistes a la tentación de tenerme cerca, pero debes comprender que esa no es una opción coherente, Jessica— hablo con arrogancia y con la mirada burlona.

Me quedé pasmada y con los labios entreabiertos. ¿Que yo qué? Osea si planeaba algo parecido, pero no era igual. ¿Me habría descubierto?

Matt se tapó la boca con sus dos manos en señal de dramatismo.

—¿Enserio planeabas hacerlo? No puedo....

—¿Qué? ¡Claro que no!— me apresuré a decir. —Yo solo quería mostrarte algo— balbuce.

Matt soltó una risita ronca ingnorada por los demás que seguían en su juego.

—Es broma, Jessica, claro que iré, a no ser que me secuestres, esa es otra historia, aunque pensándolo bien, no me quejaría— concluyó con una expresión divertida.

Me reí.

—Pues, vámos y lo descubrirás— me levanté del cómodo sillón y observé a Matt con inocencia.

—Buena jugada Jessica, pero bueno ire— se levantó de su sitio —Hey, chicos— ellos le prestaron atención —Jessica me va a secuestrar, así que me despido de ustedes con alegría, ya saben dónde estaré— concluyó avanzando hasta la entrada.

Los demás sólo rieron y negaron con la cabeza. Bianca sonrió con picardía y Iván frunció el ceño. Era hora de escapar. O sí.

—Tu— la voz demandante de mi hermano detuvo mi forma de escape. Me volteé hacia él encarnando una ceja. —Yo creo que me voy a caer justo ahora— parloteo entre balbuceos caminando hasta a Gael con un vaso de whisky en la mano. ¿Espera desde cuándo tiene ese vaso en la mano? —Si, justo..... ahora— se tambaleó junto con el vaso en la mano. Gael predijo sus movimientos, atrapó antes el vaso y también a mi hermano.

Y está acá amigos, llegó la sobriedad de mi hermano.

Lo observamos atónitos y luego de casi un minuto de silencio todos estallaron en carcajadas. Antes de escapar, me coloqué una casaca. ¡Hace más frío que en la Antártida!

Salí de la cabaña con prisa. Matt me esperó afuera recostado en su auto con una casaca negra cubriendo sus amplios hombros. El cabello del castaño volaba en diferentes direcciones, sus labios se encontraban entre abiertos y sus párpados cerrados. Lucía tan hermoso desde mi punto de vista. Entonces, de golpe abrió sus ojos azules para observarme desde su sitio con diversión. Definitivamente el ser más arrogante.

—¿Que haces ahí? ¿Acaso me observabas huh?— inquirió caminando hasta mi dirección. Le pasé de lado ignorando lo que dijo para subirme con rapidez en el asiento del acompañante.

No tarde en colocarme el cinturón y ponerme cómoda en el cálido asiento. Aspire el delicioso aroma a perfume varonil y miré a Matt entornando los ojos.

Tu Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora