45. ¿Otra interrupción?

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Jessica Corner

Respire y respire hasta quedarme sin aire, la sangre me llegaba hasta el rostro y todo lo vi de revés.

—¡Deja eso y ven acá! —me gritó Lisa desde la cocina. —Sabes que te ves estúpida haciendo eso.

—Esto ayuda a recordar cosas y siento que olvide algo muy importante —expliqué con la voz ahogada.

Lisa mordió un pedazo de tostada y alzo una ceja con diversión.

—¿Y que pudiste olvidar? A lo mejor solo no recordaste cepillarte los dientes —hizo una mueca de asco y yo gire los ojos adolorida.

—No tienes remedio, ya déjame en paz.

La cabeza me dolía como si hubiera un terremoto dentro y no pudiera escapar, mi espalda se sentía fría tocando la pared y mis piernas temblaban.

—¿Entonces funciona? —volvió a preguntar.

Suspire rendida. Estire mis piernas hacia atrás y por fin pude respirar con normalidad.

—La verdad es que no. Mi cabeza me duele aún más.

Mi hermana hizo la expresión de te lo dije, pero se quedó callada para no presumir.

—Aquí dice que tomar agua ayuda a recordar —me dijo mirando la pantalla iluminada de su celular.

Si debía tomar agua lo haría para recordar. Hoy me levante con la sensación de que olvide algo tan importante y lo descubriré. Cerré los ojos frustrada y me puse de pie para beber mucha agua. ¿Recordé al menos algo? No.

—No funciona, ¿otra cosa?

—El aceite de oliva ayuda —Lisa me sonrió divertida y agitó el envase de vidrio del aceite.

—Dame eso —se lo quite de las manos.

Realmente estaba intentando todo lo que había en Google y nada de eso funcionó. Muy lamentable y demasiado estúpido. Quizás sólo sea como dijo mi hermana, olvide cepillar mis dientes.

—Y bien, ¿Algo?

—Nada, no recuerdo ni lo que comí después del conteo de año nuevo.

Lisa soltó un suspiro frustrada y agotada al igual que yo. Habíamos intentado todo y nada funcionó. Me sentía decepcionada de mi estúpido cerebro que ni para recordar algo servía.

—Bueno, ya lo harás, duérmete ahora.

Asentí bebiendo el resto del agua que había en el vaso de cristal. Me puse de pie de nuevo y subí las escaleras sosteniendo mi cabeza entre mis manos. Cuando llegué al colchón me eché encima con cuidado de no moverme demasiado por el punzante dolor. Me envolví entre las cobijas y abrace mi almohada cerrando los ojos como una niñita.

No me había dado cuenta de cuanto había dormido, lo único que sabia era que cuando desperté estaba mas aliviada y lista para tomar un baño de agua caliente.

—Esto es delicioso —sonreí descansando mis piernas en el respaldar de la bañera llena de espuma.

Amaba los baños relajantes y más si había algo de sexo en el proceso. Pero no importaba si estaba relajada. Justo cuando envolví la toalla a mi cuerpo la pantalla de mi celular vibro. Era Matthew, su mensaje era una foto con una pregunta.

Matt ♡ En linea

Te envío una foto 📷

"¿Azul o blanco?"

Si tuviera que elegir entre estar aquí sola en mi baño o estar entre las sabanas de Matthew Fienes, en definitiva erigiría a mi sensual novio de ojos azules. La foto no era muy explicita, pero a la vez lo era. Él estaba enfrente del espejo con las dos poleras en su mano izquierda apoyada en su torso desnudo y muy definido. ¿Qué esperaba? Me estoy derritiendo y no por el sol. Matt era ese maldito helado que quisieras comer con tanto desespero en verano. Apreté las piernas y conteste su mensaje:

Tu Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora