44. ¡Sorpresa querido Dios Griego!

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Capítulo 44.

Matthew Fiennes

-¿Qué hacemos aquí? Dijiste que íbamos a una fiesta por año nuevo y yo no escucho música -fruncí las cejas.

Gael siguió caminando ignorando mi pregunta. Entorne los ojos con molestia mirando el departamento de Jessica. ¿Qué hacíamos acá? Ella ni siquiera a contestado ninguna llamada, ni un puto mensaje. Tal vez quería terminar conmigo, tal vez hablar con Tyler hizo que... Mierda no, de ninguna manera, de tan solo pensarlo se me revuelve el estómago.

-Sólo entra -dijo él sonriendo como si supiera algo que yo no se.

La respiración se me acorto, lo encare con la preocupación en los ojos.

-Ella va a terminar conmigo... es eso, ¿verdad?

A Gael se le escapó una carcajada. Pasé saliva con fuerza fulminándolo con los ojos.

-Deja de reírte, esto es serio -hablé nervioso. -Se que eres su amigo, pero si ella va hacerlo, dile que hablé con mi abogado, yo no hablaré con ella.

Dramático o no, esa era mi única forma de escapar de ella. No quería por ninguna razón que acabé algo tan hermoso, estaba tan jodido.

-No seas idiota, sólo entra y verás -volvió a insistir.

Negué con la cabeza. Nadie me iba a mover de acá. Gael soltó un suspiro divertido.

-Anda, si ella te termina te lanzas por un puente, muy sencillo.

Me quede estupefacto.

-Entonces lo hará -me detuve. -Lo siento, pero no soportare eso. Me iré.

Di la vuelta preparado para huir, pero el maldito Gael me detuvo riendo.

-¡Vamos! Eso no pasará, ya estas de dramático otra vez.

Rodé los ojos frustrado.

-Esta bien, vamos entrar -me resigne.

Gael abrió la puerta con una llave. Fruncí las cejas confundido.

-¿Porqué tienes una llave de su departamento? -le pregunté alzando una ceja mirándolo con frialdad.

-¡Ay por favor! Soy su mejor amigo, ¿Qué esperabas?

Me crucé de brazos frustrado.

-Yo soy su novio y no tengo una -hice un puchero ofendido.

Gael soltó una risotada y hizo señas con la mano para que entrará. Lo hice todavía resentido, parecía un niño caprichoso cuando se trataba de Jess. Se me hizo raro ver todo oscuro, entrecerré los ojos curioso y de pronto las luces se prendieron cegándome los ojos.

-¡SORPRESA! -gritaron voces agudas.

Empecé a pestañar rápido y cuando se me aclaró la vista, pude ver a un montón de alienígenas sin sentido, gritar. Me lanzaron papeles de colores y espuma blanca. Divise a la única persona que realmente quería ver y ahí frente a mí, estaba la chica que me tenía como un maldito loco enamorado.

-¡Sorpresa querido Dios Griego!

La mire con los ojos entornados echándole una miradita rápida. Estaba más que hermosa, el cabello castaño claro le caía por los hombros en ondas, los ojos verdes brillosos tiritando alegría, sus bonitos labios pintados de rojo, el vestido verde oliva apegado a su cuerpo con una abertura seductora en la pierna derecha y ese escote mostrándome una buena vista de sus pechos. Siendo sincero desde que la vi, sentí como la sangre se concentraba en mi entrepierna poniéndomela dura. Mierda, es tan jodidamente sexi.

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