Bajé las escaleras con prisa cuando me di cuenta de lo tarde que iba a la universidad, pero mis pasos murieron cuando llegue a la sala y vi a mi padre de espaldas a mí.
Llevaba días sin verle. Parecía que Steve hacía lo posible por no encontrarse conmigo, incluso si con ello debía volver a casa cuando no estaba.
Sin saber qué otra cosa hacer, permanecí en mi lugar, pensando en que tal vez ante mí se presentaba otra oportunidad para hablar con Steve, aunque fuese por un momento.
Aclaré mi garganta y tomé valor.
—Buenos días, papá —pronuncié, observando que guardaba algunas cosas en su maletín de trabajo.
Steve no hizo el intento de dejar lo que estaba haciendo para devolverme el saludo. Pero pude percibir la manera en que los músculos de su espalda se tensaron cuando fue consciente de mi presencia en la sala.
Pasaron unos minutos en total silencio y cuando estuve seguro de que no diría nada, apreté mis labios y negué con la cabeza, decepcionado conmigo mismo por haber esperado algún gesto mínimo por parte de él. Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta y salí de casa sin desayunar, con una opresión en el pecho que no desapareció hasta llegar al salón de clases.
Era tan complicado vivir con una persona que ignoraba tu existencia todo el tiempo. Pero lo que más me dolía era que yo no era cualquier persona para que él actuase de esa manera.
Era su hijo, joder.
Estuve tan distraído con mis pensamientos, que no noté la presencia del chico que se sentó a mi lado. No fue hasta que sentí cómo presionaban mi costado, sacándome una pequeña carcajada que reaccioné.
Me sobresalté en mi lugar, quité la mano de mi cuerpo y miré a la persona que me había tocado. Michael me miraba entre sorprendido y encantado por mi reacción y yo me sentí avergonzado por ello.
—No sabía que tenías cosquillas, Miller.
—Eso no es algo que te incumba, Blut —respondí.
—Oh, sí que lo hace —sonrió—. Todo lo que tenga que ver contigo me interesa.
Tragué grueso y volví a mirar al frente, fingiendo que las palabras de Michael no me habían afectado de ninguna manera. No obstante, no fue muy difícil ignorar la sensación cuando el sentimiento de rechazo generado por mi padre aún continuaba en mi cuerpo causando un dolor emocional increíble.
Crucé mis brazos sobre la mesa y apoyé mi barbilla en ellos, sintiéndome descompuesto como para ver alguna clase. Sin embargo, no había nada que pudiese hacer, teniendo en cuenta que no había ningún lugar en el que me sintiese seguro.
—¿No dormiste bien? —Michael se había acercado e hizo la pregunta con un tono de voz tan suave que se sintió como una caricia.
Me sobresalté en mi lugar cuando su mano se posó sobre mi cabeza y la deslizó con delicadeza, pero no hice nada para apartarle porque la sensación, aunque inquietante, fue más que bienvenida en ese momento.
La tranquilidad que sentí cuando la mano de Michael comenzó a dar caricias a mi cabello me desconcertó momentáneamente, pero la sorpresa no duró mucho cuando un repentino cansancio comenzó envolverme con sus dedos masajeando mi cuero cabelludo.
El tiempo pareció paralizarse y los sonidos que segundos atrás predominaban en el lugar, desaparecieron a medida que la somnolencia se apoderaba de mí por completo. Mi vista se nubló y pronto no fui consciente de nada más que del hormigueo agradable generado por sus dedos.
—Descansa, yo te cubro.
Fue lo último que escuché cuando me rendí por completo a la sensación.
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El dilema de Stephen [P#1] (RESUBIENDO)
DragosteStephen temía crear lazos con el resto por miedo a salir herido. Pero Michael llegará a su vida con una sonrisa que le causará más de un dilema. ─────•☆•───── Tras una vida llena de desplantes por parte de su padre, Steph...