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-"¿No te aburrís en silencio ahí?".

Preguntó Paulo de espaldas a él, estaba sentado en el escritorio. Tenía una lámpara y hasta una silla con rueditas y todo.

-"No, ¿por qué me iba a aburrir?". Se encogió de hombros mientras estaba prácticamente acostado en la cama jugando con el celular del mayor.

-"Y... viniste a verme y estás ahí entreteniéndote con el celular".

-"Pero estoy entretenido... ¿A menos que me quieras entretener vos?". El mayor se quedó en silencio largos segundos pero se volteó a verlo, levantó una de sus cejas como cuestionándolo. Le sonrió dejando el celular ajeno a su lado y vio cómo el otro se levantaba para ir directo a él.

Se sentía ansioso de buena manera, siempre le gustaban los momentos sexuales con el mayor. No dudó ni un segundo en enrrollar sus brazos en su cintura, cuando el major se le sento encima, y quiso darle un beso, pero parecía querer bromear o algo. Sólo rozaba sus narices suavemente, ni siquiera tenía sus labios lo suficientemente cerca.

-"Sos hermoso...". Apenas estaba susurrando pero él lo escuchó claro. Era como si su propia respiración se hubiese detenido y no podía creer que alguien como Paulo le demostrara todo ese cariño hace meses.

Cuando lo conoció en una pizzeria (la comida alrededor de las universidades siempre es mucho más barata) cerca de la facultad a la que asistía no pensó ni ahí que iba a volver a su casa con su número de celular. De hecho lo había observado almorzar como por 20 minutos y cuando lo vio agarrar sus cosas para irse se sintió como un tonto por no animarse a hablarle. Segundos después tenía su número en un papel y Paulo había dicho "por si me querés ver almorzar algún otro día".

Y listo, había bastado eso para hablarle por mensajes y no parar durante al menos dos meses. Aunque de eso había pasado más de medio año.

Medio año de verse y todavía se le cortaba el aire cuando Paulo le decía básicamente cualquier cosa.

-"¿Querés que haga algo, para desestresarte aunque sea?". Subio sus manos a su nuca para atraerlo en un largo aunque casto beso.

-"No estoy estresado... pero podés hacer lo que quieras".

-"Yo que buscaba una excusa para chuparte la pija". Paulo rió fuerte antes de darle apenas un beso en los labios y luego otro en su mejilla, besó su cuello y aún ahí, volvió a hablar.

-"No necesitás excusas para chuparmela, lo podés hacer hasta cuando estoy estudiando".

-"Bue, ¿no querés que te abanique también?". Lo sintió reír en su cuello y cerró sus ojos. Le latía el corazón fuerte al tenerlo tan cerca así.

Estaba disfrutando la cercanía, la respiración en su cuello, el calor del cuerpo del mayor cuando su celular empezó a sonar. Era el tono de llamada así que se apresuró a atender.

-"¿Hola?".

Miró al mayor que estaba ahora sentado en la cama, lo miraba con una ceja levantada, probablemente no se daba cuenta que estaba haciendo ese gesto.

-"Mmh, bueno... sí, ahí voy... Dale, chau". Cortó mientras suspiraba, Paulo no dijo nada pero besó su mejilla varias veces, tuvo que voltear su rostro para recibir un buen beso aunque sea.

-"¿Te vas?". El mayor tenía apoyada su frente contra su sien y quería decir que no, que se quedaba a respirar cerca suyo todo el día, pero se tenía que ir.

-"Sí, tengo que ayudar a mi viejo con unas cosas".

-"¿Pero volvés para dormir?".

-"Me fijo si termino temprano".

-"¿O sea que mejor me voy pegando una ducha bien fría, no?".

-"Si mi papá se entera que tardé por andar chupando pija me mata a patadas en el culo". El mayor carcajeó fuerte por un rato, él sólo sonreía observándolo.

-"Pero no se enteraría, ni siquiera sabe que existo".

Hizo silencio, era verdad, su papá no sabía nada de Paulo, ni siquiera lo había mencionado una vez.

En cambio la familia del mayor ya sabía de él, le abrían las puertas de su casa siempre, todos los días y todas las noches. Lo invitaban a sentarse a su mesa y a llevarlo a su casa en el auto de la familia. Obviamente nunca aceptaba eso último, pero tenían la intención siempre. Incluso la madre del mayor una vez le preguntó casualmente la fecha de su cumpleaños, no le dio importancia, pero cuando fue a tomar agua a la cocina vio el calendario de cumpleaños con su nombre marcado, casi llora.

-"Euu, te colgaste".

-"Perdón, me tengo que ir. Pero el fin de semana si podés, me quedo". Se levantó de la cama y agarró su celular.

-"Me junto con los chicos a estudiar".

-"Entonces vemos". Se encogió de hombros mientras le escribía a su padre que ya estaba saliendo y sintió que el mayor abrazaba su cintura.

-"No me gusta cuando no sé cuándo nos vamos a ver". El mayor lo sostenía firme y cerca, correspondió el abrazo de la misma manera.

-"El fin de semana, un rato antes de que te juntes con tus amigos, o después... Vamos a tomar un café o algo por ahí".

El mayor después de un rato asintió y aceptó la salida o lo que sea que iban a tener.

Trató de apurar el trámite en cuanto vio la hora, se despidió rápido con una promesa de verse en unos días y corrió a su casa. Su padre estaba afuera en el auto, cuando lo vio correr le tocó bocina.

-"Perdonado porque no te tocaba trabajar hoy. Pero con casi 20 minutos tarde estarías más que echado de cualquier otro lado". Su padre habló cuando se acercó a saludarlo.

-"Ya sé, ya vengo...". Entró rápido a su casa para cambiar su ropa, siempre era muy cuidadoso con las prendas que no eran de trabajo, las cuidaba como oro porque no era capaz de comprarse un jean si se llegaba a romper o manchar el único que tenía.

-"¿Qué le pasó a Mateo?". Preguntó mientras volvía al auto y se sentaba al lado de su padre

-"¿Aparte de no poder cumplir promesas imposibles? Quebró... Capaz tengas que trabajar los fines de semana y algunos días de semana te los tomás vos. El pibito no va a dejar de salir los viernes".

-"Pero a mi me gustan mis horarios". Se quejó, no quería modificar nada, le gustaba no trabajar los fines de semana.

-"Ya sé... Pero Mateo también es un pibito y le gusta la joda. Nos ayuda un montón, no pide nada, por ahí darle el sábado estaría bueno para él". Entendía el punto al que quería llegar su padre. Mateo tenía un salario apenas mínimo, estaba obviamente en negro y los ayudaba bastante. Pero es que los fines de semana es cuando podía pasar todo el día con Paulo.

-"¿Sería solamente el sábado?".

-"Sí, el domingo es día de familia".

Ahí se iban todos sus planes de ver a Paulo.

-"Bueno, dale".

-"Gracias hijo, ya te voy a devolver todo lo que hacés".

Hizo una mueca, no necesitaba que le devolvieran nada, era su obligación, no lo iba a dejar solo.

Bajó del auto sin decir nada y fue directo al taller. Vio un auto desarmado nivel... Mateo, él solo entendía lo que trataba de hacer.

Sacó su celular y lo primero que hizo fue decirle a Paulo que podrían pasar la salida para algún día de semana que ambos puedan, el fin de semana ya no era opción.

'Mauro :('

'me estas jodiendo?'

Contestó que no, que iba a estar ocupado pero prometía verlo en la semana. Recibió el visto pero no una respuesta.

A veces le molestaba que Paulo siempre sea tan así, que se alterara cuando no obtenía lo que quería, pero era muy típico de hijo único y encima de padres chetos. Las cosas no siempre son como querés y te la tenés que bancar, pero Paulo no sabía lo que era morderse la lengua y aguantar una situación que no le agradara.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora