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Había llegado temprano a su casa, no eran ni las 9 de la mañana cuando ya estaba preparando el desayuno para su hermana, su padre seguramente no se iba a levantar a desayunar hasta más tarde. El domingo era su único día de descanso así que iba a tratar de no hacer ruido. Pero su hermana no corría la misma suerte, si no mantenía un horario de sueño, iba a querer estar despierta hasta muy tarde en la noche.

Así que todavía con su pijama y envuelta en su cobija lo sentó a desayunar.

Vieron videos en YouTube y cuando ya no la pudo mantener entretenida con eso, le trajo la caja con colores y libros para pintar. No tenía ganas de pintar pero Cande sí, así que ahí se le pasaron las dos horas más difíciles de la mañana. Cuando su hermana ya estaba bien despierta quería jugar solo así que se podía levantar de la mesa tranquilo.

Él hizo tiempo limpiando y ordenando la cocina, estaba nervioso porque tenía que hablar con su papá sobre lo que dijo Cande anoche, pero sentía que le latía el corazón a los palos. Podía ser algo terrible que estuviera a punto de pasarles, o podía ser que su hermana entendió mal y acá no pasó nada.

Se mantuvo silencioso durante bastante tiempo, mientras su padre cocinaba, mientras comían y mientras su hermana pedía por dormir una siesta. Se la veía venir, se había dormido muy tarde anoche.

Supo que ese era el momento para hablar con él y lo dijo sin vueltas, 'Cande dijo que Silvia no va a volver'. Punto.

Fue físicamente doloroso ver la mirada en el rostro de su padre, como si no pudiese creer que esté diciendo eso. Se sorprendió de verlo sorprendido a él. Y mientras veía a su padre tratando de comunicarse con la madre de Cande, se sentó en la mesa a esperar.

Su padre le había pedido que vaya a su habitación pero él quería saber, ya le había pasado, no había manera de que le doliera la mitad de lo que le había dolido antes. Pensó que iba a suspirar y listo, a enfrentar lo que venía, pero no tuvo en cuenta que ver sufrir a su padre iba a ser tan doloroso.

Lo vio preguntar por qué y entonces cayó sobre ellos ese silencio pesado que se hace presente cuando algo trascendental sucede. Porque eso estaba pasando, ahora eran tres y si era sincero, tenía miedo.

Apenas vivían ellos dos con lo justo y a veces no llegaban ni a eso. Cande había venido con un bolso de ropa, pero no era nada de lo que en realidad necesitaba. Había traído la mochila de siempre con algunos juguetes pero todos los otros no y más que todo lo que pudiera pensar, su mayor dolor iba a ser cuando llore porque los quería.

Porque llorar por su madre lo iba a hacer seguro, pero cuando crezca iba a entender que su madre no la quería y no merecía ni una lágrima de ella, pero sus juguetes... Cande amaba sus juguetes.

Todavía tenía que decirle y en parte quería estar ahí, pero no sabía si iba a poder soportarlo. De repente tuvo recuerdos de su padre diciéndole a él que su madre no iba a volver y recuerda muy vívidamente esperarla por mucho tiempo. Porque no entendía que no iba a volver nunca, él estaba seguro que iba a hacerlo en algún momento.

En la noche se levantaba y se sentaba en la mesa porque pensaba que iba a ser más fácil escucharla llegar ahí. Revisaba la habitación de su padre para ver si ella había llegado y él tal vez no la había escuchado, esperaba que ella lo vaya a buscar a la salida del colegio como siempre lo hacía pero nada. No iba a volver y claramente fue un nene un poco lento porque a pesar de que ya no se quejaba que la extrañaba ni hacía nada para esperarla, la esperó en silencio hasta casi un año después.

En algún momento cuando un amiguito del colegio le preguntó por su mamá, contestó que no tenía y listo. En ese instante se la juró. La odiaba y la iba a odiar a ella y a todo lo que representaba. Y qué bien que lo hizo porque ahora no podía decir que estaba realmente sorprendido por la ida de Silvia. No se la esperaba, pero no estaba sorprendido.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora