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Había desbordado totalmente, le había gritado a Paulo todo lo que era y la había cagado, fuerte. Ni siquiera había podido quedarse a escuchar qué pensaba sobre todo eso porque se fue, corriendo casi. Vergüenza era poco, la cara le ardía de sólo pensar que explotó ahí frente a él.

Venía guardándose todo lo que había pasado hace mucho, no lo había hablado con nadie, ni siquiera había llorado. Era sabido que iba a explotar, aunque pensó que iba a ser con su papá, no con Paulo.

Al menos el otro no era esencial y necesario en su vida, lo quería ahí, sí, pero no se le terminaba nada por no verlo más. Diferente hubiese sido si le decía todo eso a su papá, menos mal que no fue así.

A pesar del dolor de haber manejado terriblemente mal sus emociones, se sentía mucho más liviano. Había una persona que sabía todo de él y aunque había sido un desastre, estaba aliviado. Él era un desastre, no había nada que esconder.

La única persona que sabía todo, desde sus problemas económicos, lo de salir a robar y hasta lo de ser gay, era Marcos. Con su muerte ya no se sentía real, no era él. Se desesperaba de sólo pensar que ya nadie lo conocía. Ahora ya no era así, para mal o para bien, no importaba.

Se sentía ligeramente bien, consigo mismo se sentía agradecido, aunque explotar así no había sido lo más inteligente. En su defensa él no era inteligente, ni un poco, así que estaba bien.

En el momento en que se había acostado para tratar de dormir, pensó en lo bien que había empezado el día, hablando por llamada con el mayor y cómo todo se fue arruinando desde ahí. El día había sido eternamente largo y su padre todavía no lo había visto.

Apenas había podido dormir por ese pensamiento. No había pensado ni un poco en su padre el día anterior. Se agarró a las piñas sin tener en cuenta lo preocupado que iba a estar su padre.

Cuando escuchó ruido en la cocina se fue a bañar y a prepararse, casi con timidez se acercó al comedor. Por suerte su lado izquierdo era el que estaba horrible, el derecho era el que sentado desde ese lugar en la mesa, podía ver su papá.

Se metió a la cocina y tardó más de lo necesario, sólo estaba tratando de mantener la compostura y juntar valor para decirle a su padre que se metió en un pelea, algo sin importancia, listo. No pensaba nombrar al padre de Marcos ni nada que los conecte, una pelea en la calle, punto.

Se sirvió un vaso con agua y por un momento pensó que debería comer algo más, el día anterior no había comido absolutamente nada, pero con lo mal que se sentía era imposible hacerlo.

Salió tímidamente para ir a sentarse en la mesa, su padre estaba mirando un punto fijo en la mesa. No le estaba prestando atención y sinceramente mientras menos tardara en darse cuenta, más rápido pasaría.

Se aclaró la garganta para llamar su atención y cuando lo miró lo vio sorprenderse.

-"¿Qué te pasó?". Se levantó rápido para agarrar su rostro entre sus manos para verlo mejor.

-"Una pelea".

-"¿Una pelea con quién?". Su tono serio lo puso nervioso.

-"En la calle, pá...".

-"¿Pero no habías ido a la casa del pibe ese?". Su preocupación sólo lo hizo sentirse más culpable.

-"Al final me quedé acá toda la tarde".

Su padre suspiró mientras agarraba el celular sobre la mesa y lo desbloqueaba para entrar a WhatsApp y mostrarle los mensajes de Paulo. Había uno avisándole que estaba en su casa y otro diciendo que se acaba de ir. No supo qué decir.

-"Mauro, si fue ese pibe me podés decir".

-"No, no fue él". Su padre no pareció convencido. "Te juro, pá, posta no fue él".

-"¿Y quién fue entonces?".

-"Fue una pelea en la calle, no importa, no pasó nada".

Hicieron silencio los dos, y para cortar el ambiente tenso agarró el celular.

-"Le voy a devolver ésto a Paulo, nos peleamos ayer". Su padre hizo una mueca. "No así, nos peleamos bien y por las dudas se lo devuelvo".

-"¿Ahora?".

-"Sí me querés llevar, sí".

No dijo nada más mientras se preparaban para ir a la casa de Paulo y después a trabajar. Mientras, se encargaba de eliminar todo en el celular, lo reinició de fábrica y lo bloqueó.

Pronto estaban a una cuadra de la casa ajena, le pidió a su padre que lo esperara del otro lado de la calle porque iba y volvía. Así que se bajó rápido del auto y caminó hasta la casa, se detuvo cuando vio a la madre de Paulo regando las plantas que estaban junto a la puerta y casi que salió corriendo sin que lo vea. Pero hizo el esfuerzo de caminar con un poco de valentía hacia ella.

-"Mmh hola... Vine a devolverle ésto a Paulo". Levantó el celular con su mano derecha y se lo extendió.

Ella lo observó por un rato antes de sonreírle de lado y agarrar el celular.

-"¿No querés dárselo vos? Está adentro".

-"No, está bien, estoy apurado". Dijo volteando hacía el auto de su papá quien los estaba mirando.

-"Bueno... ¿Tu cara está bien?". La mujer le tocó apenas la mejilla y no pudo evitar sonreír.

-"Sí, gracias".

-"Pau me dijo que le avise si venías, ¿le digo?".

-"No, mejor no".

-"Y en caso de que se ponga hincha porque no le dije, ¿le digo que vaya a tu casa?". Preguntó mientras seguía regando una maceta de alguna flor que no tenía idea el nombre.

-"No creo que pase".

-"Paulo se enoja por pavadas y dice cosas que no quiere decir, igual al padre... No digo que lo de ustedes sea una pavada, pero seguramente no procesó nada de la pelea todavía".

Frunció el ceño con curiosidad.

-"¿Cómo sabe que peleamos?".

-"Estaban casi gritando a las 2 de la mañana, en toda la casa se escuchó".

Ahora se sentía terriblemente avergonzado.

-"Perdón...". No tenía mucho más que decir. Bajó su cabeza, no podía mirarla y estaba seguro que ahí se había terminado todo.

-"Mirá... acá nunca faltó nada después de que te ibas ni tuvimos ningún problema. Sos un buen chico, con mi marido no entendimos pero confiamos en vos". Levantó el celular como enfatizando algo. Terminó al parecer de regar una de las plantas y fue a abrir la puerta de su casa. "Y si mi hijo no quiere saber nada de vos, bueno, dejálo, al menos con nosotros podés contar".

Asintió como si hubiese tomado en cuenta lo que dijo, aunque un poco lo hizo. La mujer le dio la espalda y entró a la casa, él volvió al auto.

-"Así que eran chetos en serio". Fue lo primero que dijo su papá cuando arrancó hacia el trabajo.

-"Sí, ya te había dicho...".

-"Pensé que exagerabas".

Todo lo hizo fue negar en respuesta y se mantuvo en silencio. No podía parar de pensar en que la madre del mayor los había escuchado, o bueno, a él. Y curiosamente no lo había sacado a patadas de la casa ni lo acusó de nada... No entendía.

Pero por mucha curiosidad que le de, no podía detenerse a pensar en eso, había pasado apenas un día de que les robaron y tenía que pensar cómo ayudar otra vez ahora que no estaba su amigo. No era cuestión de pensar en positivo, tenía que ser realista. No había nada de plata, literalmente nada y tenía que hacer algo. Podía ir por lo que ya sabía hacer o hablar con su papá para que lo deje trabajar en algún lado, donde sea. Lo dudaba mucho, no quería que nadie lo mandonee por dos pesos, se lo había dicho mil veces, pero podía intentar.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora