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La mañana siguiente todo fue perturbadoramente normal, era como si no hubiese pasado nada, su padre desayunó en silencio, y le dijo que al menos tomara un té. No quería, tenía todavía el estómago en un nudo, no por lo que pasó en sí, sino que parecía que de hecho, no pasó.

Su padre no parecía conmovido por nada, sólo hizo una mueca cuando trató de cerrar la puerta desde afuera y no pudo al primer intento. Murmuró que a la hora del almuerzo iba a arreglarlo, pero nada más.

Él no supo cómo comportarse cerca del hombre, estaba siendo cuidadoso casi sin darse cuenta. Por alguna razón estaba esperando que enloquezca o algo parecido. Pero no pasó en toda la mañana.

No lo escuchó quejarse en el laburo ni cuando volvieron a arreglar la puerta de la entrada y casi se agarra los dedos. No quería que se ponga raro, apenas la puerta estuvo cerrada correctamente se mordió el labio inferior con ansiedad.

-"Pá... ¿estás bien?". Se animó a preguntar al fin. Lo miraba sentarse en la mesa para comer lo que había sobrado de ayer, le había servido un plato a él, pero seguía sin sentirse listo para comer. De hecho le parecía todo tan raro que no se había alejado de la puerta todavía.

-"Sí, ¿por?".

Negó con su cabeza, ¿cómo podía decir que estaba bien si era la primera vez que le hablaba en toda la mañana?.

Pero se quedó callado, se acercó lentamente y se sentó frente a él, no tocó la comida y eso luego de un rato pareció molestar a su padre.

-"¿No vas a comer?".

-"Tengo el estómago cerrado...". Hizo una mueca.

Su padre terminó de comer y se quedó mirándolo unos segundos antes de suspirar para luego levantarse y sacarle el plato todavía lleno.

Miró la hora en el reloj de pared y se levantó, ya iban a tener que volver al taller. Cuando su padre lo vio le hizo una seña para que se sentara. Acató lentamente y su papá lo imitó.

-"¿Qué te pasa?".

Se sorprendió, ¿qué le pasaba? Qué le pasaba a él que se comportaba como si nada.

-"Nada...".

-"Estás como si se hubiese muerto alguien".

Negó con su cabeza, él no era el raro.

-"Vos estás como si nada".

-"Y sí, ¿cómo tendría que estar y por qué?".

Su sonrisa lo puso incómodo. ¿En serio estaba bien?.

-"No sé, nos robaron, entraron a la casa, ¿no te pone mal?".

-"¿Pero qué se llevaron? ¿Qué te preocupa?". Su padre apoyó su mentón sobre una de sus manos, parecía aburrido de repente.

-"Se llevaron tus ahorros, ¿no? Lo que era para la pieza de Cande, te vi agarrar la caja de la cocina, esa tampoco tenía nada". Se pasó una mano por el pelo, se estaba empezando a frustrar.

-"No me gusta lo mucho que te importa eso... ¿Me tengo que preocupar?". Su voz era suave, como si tratara de ser amistoso por alguna razón.

Negó con su cabeza, no se tenía que preocupar.

-"Pensá en que los dos estamos bien, no nos pasó nada".

Hizo una mueca, no quería pensar en que pudieron haberle hecho algo a su padre. Capaz tenía razón, pero no iba a pensar en eso.

-"¿Me llevás a lo de Marcos? Un minuto, quiero saber si nos vemos hoy, no tengo cómo avisarle". Cambió de tema bruscamente, no quería tener que pensar nada tan angustiante como que si le hubiese pasado algo a su padre.

El hombre suspiró antes de asentir apenas y levantarse para ir hacia la puerta, lo siguió de cerca y esperaba que el tonto de su amigo estuviese en su casa. En realidad no es que hacía mucho durante el día, así que tenía que estar ahí.

Cuando llegó a la casa ajena bajó casi corriendo, le había dicho que tardaría un minuto y esperaba que así sea.

Tocó la puerta varias veces hasta que abrió Marcos, parecía recién despierto, qué suerte.

-"Boludo, te escribí toda la mañana".

-"Qué te hacés si recién te despertás miráte".

-"Te escribí y después me dormí". Dijo mientras parecía fregarse los ojos, le causó gracia.

-"Bue, dale, decime a qué hora hoy, no tengo celular".

-"No sé, venite después del laburo... ¿Qué le pasó a tu celular?".

-"Me lo robaron pero después te cuento, nos vemos que mi viejo me mata sino". Dijo rápido para volver al auto de su papá, ni siquiera esperó la respuesta antes de sonreírle de lado a su padre que estaba algo serio.

-"¿Se ven hoy?".

-"Sí, cuando salga".

Lo vio hacer una mueca antes de asentir y arrancar el auto para volver al trabajo.

La tarde fue silenciosa, ninguno de los dos se estaba hablando y eso era raro, ellos hablaban todo el tiempo. Sabía que su papá no quería que se juntara con su amigo, tal vez debería hacerle caso a su silencio pasivo-agresivo para no tener problemas.

Se sentía ansioso, algo distraído, no podía parar de pensar en que hoy iba a ser el último día de salir en esas con su amigo. El último día, después de eso no iba a hacerlo más. El tiempo le parecía pasar demasiado rápido, casi se estaba arrepintiendo de aceptar, no estaba listo.

No iba a estar listo ni aunque le diera una semana más.

Su padre tenía razón, ellos estaban bien, no tenía que obsesionarse así. La verdad es que estaba asustado, sólo quería cenar en paz con su familia y disfrutar de que estaban bien. Quería ver a su papá pelear con su hermana porque subía todos los juguetes a la mesa a la hora de la cena y después dormir con el codo de la menor presionando sus costillas.

¿Valía la pena desperdiciar una noche de esas por unos pesos? Porque ni siquiera iba a sacar mucho de esto, era todo para su amigo. Y era en un local, jamás había hecho más que robar celulares. No sabía si iba a poder.

El problema era que dejaría de ser una búsqueda de plata inocente si entraba a un local, él no era así. Todavía pensaba en Paulo diciendo que una pungueada no era un robo. Se le había quedado grabado.

Entrar a un local a los gritos, con fierros, metiéndole miedo a la gente no era algo que él haría, jamás. Había aceptado porque pensó que iba a ser lo más pacífico posible, pero en cada charla sobre el asunto se ponía más incómodo. Tenía que decirle a su amigo que lo perdonara, no iba a poder ayudarlo.

Tampoco estaba seguro de que Marcos lo pudiera entender, sólo esperaba que no se enoje, que en realidad no lo necesite para seguir con lo suyo.

-"Pá...". Miró por sobre el auto que estaba revisando hacia donde estaba su papá arreglando otro.

-"¿Mmh?". Rodó sus ojos al ver que no le prestaba atención, pero siguió hablando.

-"¿Puede venir Cande hoy?".

-"¿No ibas a salir?".

Se quedó en silencio, no le iba a explicar nada de eso, pero se encogió de hombros. La mirada del hombre parecía empezar a leerlo así que se cruzó de brazos esperando la respuesta.

-"Llamá a la casa, preguntále a Silvia".

Cerró sus ojos con cansancio de sólo pensar en hablar con la mamá de su hermana, pero la quería ver, necesitaba estar cerca de su familia. Por alguna razón se sentía muy inestable. Algo dentro suyo se sentía tambalear y no sabía porqué, si hace unas horas estaba relativamente bien.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora