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Sus padres parecían no parar de preguntar por Mauro, querían que venga sí o sí a comer el domingo. No se había animado a hablarle, no era tanto la cuestión del orgullo, aunque un poco sí, sino que el menor no le había escrito diciendo que en realidad no había querido terminar, ¿qué podía hacer él?.

En realidad podría haberlo llamado o algo apenas pasó, pero estaba Mauro y no iba a dejarlo, los días siguientes se la pasó con sus amigos quienes tampoco lo dejaron. Trataban de cuidarlo, o eso decían ellos, no entendía cómo podía sentirse cuidado si por las noches estando solo no podía dormir por pensar en qué estaba haciendo el menor, o cuando se sentaba a preparar ese final para dentro de un mes y tenía que usar el libro que le dio Mauro.

No podía ni mirarlo, se sentía un estúpido. Mauro siempre vino a su casa, se quedaba en silencio esperando que terminara de estudiar, salían cuando él quería, entendía cuando se enojaba, que era siempre ahora que lo pensaba, y se la dejaba pasar.

Ahora como un estúpido tenía que dar la cara y decirle a sus padres que una vez más tenían razón, que era un mañoso y por culpa de eso ya no estaba viendo a Mauro. Iba a ser un desastre, sus padres amaban al otro, siempre hablaban de él, parecía que lo querían de hijo más de lo que él mismo lo quería de novio.

Pero no sabía si podía darle la razón a sus viejos, la realidad era que escribirle a Mauro iba a ser lo mejor. De última podía usar eso como excusa para hablarle.

¿Quedaba como un quebrado si le escribía ahora? No eran ni las 10 am, pero de última podía decir que lo mandó antes pero había agarrado wifi recién.

Suspiró fuerte, estaba siendo un estúpido, no sabía por qué estaba tan nervioso, era Mauro. Pero antes estaba muy seguro de que se gustaban, ahora no sabía qué tan cierto era por parte del menor.

Pero ya fue, le iba a escribir.

'Perdón que te moleste, mis viejos no me dejan de joder, quieren que vengas mañana a almorzar, puede ser?'

'No les dije todavía que terminamos, después de mañana se los digo".

Listo, no quería revisar su celular hasta que sonara con la notificación de respuesta.

La cuestión era que no sonó en todo el día. Se había fijado la hora, vio unos videos en YouTube pero no se animó a abrir WhatsApp. Había tratado de estudiar un poco pero nada, no pasaba nada, no tenía ninguna notificación.

Por un momento pensó que probablemente Mauro había leído los mensajes y lo había mandado a la mierda sin contestarle, tenía sentido. Pero cuando entró al fin al chat, ninguno de los dos mensajes le había llegado. No aparecía la segunda tilde.

Le pareció raro... ¿en todo el día no había recibido los mensajes? Ya eran las 17 pm, por lo general al mediodía siempre contestaba los mensajes, a esa hora agarraba su celular sin dudas. Aunque era probable que haya cambiado su número de celular o que se le terminara de romper. Habían muchas opciones.

De lo que no había ninguna opción era de poder buscarlo ahora, no conocía su colegio, aunque las clases ya deberían estar terminando, no sabía dónde vivía, no conocía en realidad ni a un amigo suyo, ni los lugares que frecuentaba. No sabía cómo ubicarlo.

¿Qué podía hacer? Se empezó a morder las uñas, se estaba poniendo ansioso, no quería perder el contacto con Mauro de ésta manera. Si le hubiese hablado apenas pasó todo, un día después aunque sea, qué estúpido él haciéndole caso a sus amigos.

'Vos me vas a ayudar, ahora'

Le escribió a su amigo esperando que Monzón esté tan al pedo como él, y parecía que sí porque recibió respuesta enseguida.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora