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Acababan de llegar con su hermana a su casa, eran casi las 7 de la tarde, y pasó a buscarla al salir de la casa de Paulo. Al final todo parecía estar en calma, tampoco se confiaba.

Su hermanita no paraba de saltar, apenas pasó la puerta de entrada estaba gritando por su papá, la vio entrar a la cocina y fue directo a abrazarlo, era peligroso, el hombre tenía un sartén en la mano. Pero qué podía hacer, si la menor era entusiasta.

-"Mauro, ayudame acá". Se rió mientras iba a agarrar el sartén y seguía con los panqueques que estaba haciendo el hombre. Los vio abrazarse un rato y tuvo esa sensación de felicidad familiar en su pecho.

Se apuró para terminar e hizo una leche chocolatada para la menor. A su padre le hizo un café y él sólo quería un té. Pronto estaban sentados en la mesa redonda merendando/cenando, ya era algo tarde, como las 9 pm.

-"Y hoy traje a todos a dormir, los extrañé cuando me quedé". Dijo su hermana mientras agarraba la mochila que trajo consigo. Su padre trató de convencerla para que no sacara todos sus juguetes pero la pequeña apenas lo había mirado, estaba en la suya.

Él no podía parar de sonreír, le encantaba ver a su padre renegar por un par de juguetes sobre la mesa, aunque tenía razón, la mesa era demasiado chica como para poner todos ahí arriba.

-"Bueno, elegí dos entonces, solamente dos, sino no entramos".

-"Pero tienen hambre...". La menor hizo un puchero muy marcado y tuvo que esconder su sonrisa cuando su padre suspiró con cansancio.

-"Pero hija... no entramos todos en la mesa".

Su hermana pareció ignorar lo que dijo el hombre y cortó un pedazo de panqueque para meterlo a la boca de una muñeca. Observó atentamente a su padre que lo miró haciéndole una seña para que hable con ella. Rara vez desobedecía así.

-"Cande, ¿no vas a bajar a tus amigos?".

La menor negó y siguió con lo que estaba haciendo. Le hizo una seña a su papá para que se vaya así podía hablar con ella.

-"¿Qué te pasa, tus amigos están bien?". Preguntó mientras vio alejarse al hombre y su hermana asintió aunque seguía con el puchero en su rostro. "Si te pasó algo me lo podés decir". A veces la menor hablaba de sus juguetes y les atribuía cosas que le pasaban a ella.

Esperó un rato, no sabía cuánto, pero al fin la menor habló muy bajo.

-"Mamá no quiere que le de comida a mis amigos".

-"¿Por qué?". La menor se encogió de hombros. "¿Qué comiste hoy?".

-"Arroz...".

-"¿Solo? ¿Nada más?".

La menor negó con su cabeza y sintió el calor del enojo en su rostro.

-"Pero eso al mediodía, ¿no?. ¿Cuando te despertaste qué comiste?".

Cande negó otra vez con su cabeza y tuvo que levantar su vista hacia la cocina esperando ver a su padre escuchando ésto, aunque estaba de espaldas a ellos. La odiaba, odiaba mucho a la madre de su hermana. Antes la odiaba porque se metió entre su papá y él, ahora la odiaba porque era muy mala madre.

-"Bueno, ahora vamos a hacer ésto... voy a levantar las tazas y vos los sentás a comer panqueques, ¿sí?".

La vio sonreír antes de acomodar sus juguetes en la mesa, le despejó el lugar y llevó las dos tazas sobrantes a la cocina.

-"Pá...". Habló apenas entró, el hombre ya estaba cocinando.

-"¿Cande está mejor?". Lo vio cocinar lo que parecía un guiso y frunció el ceño, pensó que ya estaban con los panqueques.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora