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Cuando despertó tenía los brazos de alguien rodeándolo, asumió de inmediato que era Paulo, sino sería algo raro. Pero puso sus manos sobre la que estaba sobre su abdomen y lo reconoció.

Luego de un rato disfrutando así se dio la vuelta para observarlo, seguía dormido aunque parecía ser al menos media mañana. Miró la hora en el reloj que estaba arriba de la puerta, porque Paulo quería estar acostado y poder ver la hora apenas abriera sus ojos, y notó que eran casi las 11 am. Iban a tener que levantarse, sino iba a descuidar su horario de sueño.

Acarició el rostro del mayor, tenía sus propios ojos cerrados pero igual podía mantener un suave roce. Lo escuchó quejarse y sonrió antes de verlo esconder su rostro en la almohada.

-"Despertáte".

Paulo se volvió a quejar y aunque su corazón le pedía que lo deje dormir en paz, lo movió un poco, no podía descuidar su horario de sueño.

-"Levantáte, dale".

-"Qué pesado...". El mayor se removió para acercarse más a él y pasó una de sus piernas sobre la cintura del menor.

-"Dale, podemos desayunar aunque sea".

-"Mjmm". Fue todo el ruido que hizo antes de dejar suaves besos en su cuello donde estaba prácticamente escondido.

-"¿Te despertaste mimoso?". Notó que los besos comenzaban a ser más húmedos y su respiración se volvió pesada, era muy simple, amaba los besos en el cuello, no había que hacer mucho para calentarlo y Paulo lo sabía. De hecho lo estaba notando porque lo sentía sonreír entre besos.

-"¿Querés tu segundo regalo?".

-"De una... ¿qué es?".

-"Elegí vos lo que quieras... sexualmente hablando, no tengo un peso para gastar ahora".

El mayor rió ante la no tan broma y pareció pensarlo antes de suspirar y alejarse un poco. Prácticamente se acostó sobre su espalda y sonrió.

-"¿Y si me cogés mientras estoy acostado así tranqui? Ya que me despertaste al pedo, digo".

Sí, era una muy buena idea. Se posicionó sobre el mayor y lo besó, profundo y lento, aunque tampoco quería hacerla muy larga, los dos ya estaban duros, qué tantas vueltas.

Las manos ajenas iban desde su cabello hasta su espalda y cuando sintió el tirón en su remera se alejó para sacársela, imitó la acción con el otro y si era sincero, sólo por respeto no terminó de arrancarle la ropa interior, aunque quería.

Abrió el cajón de la mesa de luz y sacó todo lo que necesitaba antes de mirarlo mientras alzaba una ceja.

-"¿Te quedás así?".

-"No, no...". Negó mientras se sentaba y arreglaba un poco la almohada, luego se acostó boca abajo. "Así, aprovechá que sigo medio dormido". Habló mientras abrazaba la almohada y cerraba sus ojos.

-"Eso suena horrible, me la baja hasta el inframundo más o menos". Dijo mientras fruncía el ceño pero igual estaba llenando sus dedos de lubricante.

-"Bueeeno, no lo dije así, lo dije por mí".

-"Pero fue raro".

Paulo suspiró como si estuviese harto, aunque probablemente estaba jugando y siguió hablando.

-"Bueno, aprovechá que estoy medio dormido y me gusta a mí, yo te estoy pidiendo ésto, tenes mí consentimiento... ¿tengo que seguir?".

Sonrió sin contestar aunque el dedo que metió lentamente pudo haber sido tomado por respuesta. El mayor se fue relajando de a poco, soltaba gemidos de vez en cuando y cuando torcía sus dedos de cierta manera lo sentía apretarse alrededor de él.

Lo bueno de todo eso es que lo excitaba verlo recibir placer de manera tan tranquila, casi nunca era el otro quien se acostaba y se dejaba hacer, siempre era él. Así que lo disfrutaba al máximo, tanto que escuchó a Paulo decirle que mejor se detuviera.

-"Pará, pará... no quiero terminar antes que vos".

-"Pero te termino encima así, total ya casi estoy". Estaba jodiendo aunque el mayor hizo una mueca como si le diera asco.

-"Re turbio que me termines encima".

-"¿Ahh pero que te coja medio dormido está bien?".

Se rió debajo suyo y cerró sus ojos tratando de relajarse más.

-"No me hagas reír, me voy a despabilar, dale".

No quiso hacerlo esperar más, tuvo que acomodar sus piernas a cada lado de su cuerpo, ponerse el forro y entrar despacio en él. El jadeo que soltó llenó sus sentidos y otra vez, esa sensación de tenerlo tan entregado debajo de él le inundaba la mente.

Se iba moviendo según escuchaba los sonidos del otro, por lo tanto daba estocadas profundas y lentas, se sostenía con sus manos a cada lado suyo y de vez en cuando le daba besos en los hombros y nuca. Él no iba a durar mucho, por lo general en la mañana siempre terminaba rápido.

Notó que el mayor agarraba en puños la almohada y su espalda se tensó, la fuerza de sus músculos alrededor suyo lo hizo terminar también, así que sólo se recostó sobre él tratando de recuperar el aire. El otro estaba transpirado y agitado, aunque no parecía importarle su peso sobre él.

Rato después estaban abrazados bajo las sábanas esperando la hora de bajar a almorzar, que iba a ser cuando alguno de los padres de Paulo golpeara su puerta. Estaban frente a frente y el mayor no paraba de sonreírle.

-"No entiendo por qué sonreís así".

-"Es que quiero decir las palabras con 't' y 'q' pero no se puede".

Rodó sus ojos, a veces jodía con eso, decía que lo iba a decir cuando ya estén de novios oficialmente.

-"Yo sí puedo decir que te quiero".

-"Pero yo quiero guardar mi 'te quiero' para mi futuro novio, quiero que sea especial".

Soltó una carcajada y el mayor sonreía amplio, era un tonto.

-"Tengo hambre y mis viejos no nos llamaron todavía".

-"Y levantáte a ver".

Paulo se sentó en la cama y se pasó una mano sobre su rostro, pensó que intentaba despertarse del todo pero habló.

-"¿Después vamos a hablar, no? Porque parece que está todo bien pero no".

-"Sí, después sí". No lo dijo en serio, no quería hablar, quería seguir así, pero podría contar algunas cosas y otras no.

-"Salgamos después de comer, quiero helado".

-"¿Tenés cinco años?".

-"No hay edad para el helado, qué mente cerrada...". Lo vio suspirar y levantarse a buscar ropa para al parecer bañarse.

No quería hablar, estaba nervioso, dudaba que pudiese comer algo, quería irse a su casa, no podía salir bien.

Kcyo ▪ PaukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora