CAPÍTULO VIII: EL HÉROE DEL HÉROE

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Antes de que siquiera pudiesen pensar en qué estrategia usar aquella deforme cosa se lanzó contra ellos; con lo que parecía una garra lanzo a Setesh a unos cien metros de allí rasgándole el vientre, a Cadmo con suerte solo logro golpearlo con el antebrazo y arrojarlo al suelo rompiéndole cinco costillas. Flora, que fue más ágil entro al lugar al cual el ente no podía entrar.

-¡AAAAHHHH!

Lanzo un alarido al aire cuando su mano, al intentar tomarla se desintegro.

-No puede entrar aquí... -balbuceo Harmonía abrazando la mano podrida de su padre. –Si sales de aquí morirás.


***

Mei estaba sentada mientras observaba el mapa de la fortaleza del noreste, ciertamente el obtenerla permitiría estar a un paso de controlar la red de mensajería de Yuu Nagaakira con el mundo, solo que esta vez necesitaría a Yuzu en persona, quien estaba custodiándola era Raiden Akizuki. Invadirlos sin ayuda de Yuzu y los nuevos reclutas seria como arrojarse a un mar lleno de tiburones con la defensa de un chuchillo. Estaba retrasando sus planes ya que Yuzu, su gran espada fiel había decidido partir hacia dos meses en una búsqueda sin rumbo para descubrir de lo que Raiden hablaba. Eso la alarmaba, si el bastardo mentía para llevar a Yuzu a una trampa ella perdería a su más fuerte peón de ajedrez. Aun cuando llevaban ya seis meses peleando, era un tiempo muy largo para avanzar poco; tenían muchos aliados y soldados en sus filas luego de sus éxitos con la llegada de Yuzu, Matsuri y más. Aun con esa gran ayuda no estaban llegando a ningún lado, los hombres de Nagaakira eran extrañamente más rápidos y fuertes de lo esperado.

No podía permitir que Yuzu estuviera sin apoyo en aquel lugar y el retirarse para ayudarlo pondría en aprieto a sus recursos ya que el viaje llevaría una semana y cada día costaría diez mil piezas de oro del cual no podría pagar ni tres días. Tenía que dejar a Yuzu resolver la situación que se presentara y aparte averiguar qué era lo que planeaba o hacia Nagaakira en aquellas montañas alejadas. No importaba mucho ahora lo demás, quería que Yuzu volviera a su lado sano y salvo.

-Mantente con vida... por favor. –dijo acariciando el anillo que llevaba en la mano. No de compromiso sino uno que Yuzu le había regalado en su cumpleaños que simbolizaba obediencia y lealtad. –Tú debes volver a mi lado... no puedes morir, eres mío, me perteneces así que volverás.

Estaba hecha un caos, aun cuando la conexión con Yuzu era fuerte, ambos mantenían una barrera de privacidad para poder tener un espacio de su alma para preocuparse de lo que les aquejaba. Sí, sabía que no la quería preocupar pero el irse sin decirle ni una palabra empeoraba todo y más su relación tan complicada después de derrotar a Raiden en el mar negro, Yuzu había sufrido un grave daño y calmar su manifestación demoniaca termino con Mei quemada por abrazarle y pedirle volver de donde lo tenía encerrado el demonio samael.

Yuzu había quedado en coma un mes entero ardiendo en fiebre y convulsiones, incluso Mei había tratado de compartir su estado para que sobreviviera. El demonio intentaba ocupar el lugar de Yuzu y quedarse con su cuerpo así que habían hecho un exorcismo que dejo más agotado el cuerpo de su espada y tuvieron que tatuarle un enorme sello en la espalda. Tenía que renovarse cada semana puesto que el poder que encerraba dentro de él era tan fuerte que quemaba todo intento de ayuda.

Esos dos meses fuera le mostraron a Mei que el alma de Yuzu era fuerte y que podía contra samael, pero aun así estaba preocupada, ¿y si de nuevo este ser horrible tomaba ventaja y encerraba el alma de Yuzu en el Qliphoth? Si Mei no estaba allí perdería a Yuzu para siempre en la fragua del averno.

Estará bien, eso se decía al menos una vez cada cinco minutos pero algo dentro de ella intuía que no era así... ¿o acaso era parte de las emociones de Yuzu fluyendo dentro de ella advirtiéndole lo que pasaba? Tenía que ir con él, debía hacerlo; su padre le había inculcado el valor de la reciprocidad donde si alguien te ayudaba debías regresarle eso. Yuzu era su leal sirviente por destino y le debía un poco de atención aun cuando fuera un poco. Confiaría en Yuzu, le había asegurado tener todo en orden...

HERO (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora