CAPÍTULO XXIII: NUEVO ENEMIGO

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El plan se fue al trasto posiblemente porque debió interferir Yuzu activamente y no esconder en lo que se recuperaba con ayuda de Cadmo mientras Setesh los protegía de un posible ataque. Si en vez de perder el tiempo en pensar si amaba o no a Mei, en no tratar de corresponder los sentimientos de Flora y procrastinar, hubiera entrenado su poder demoniaco no estaría todo así.

Era su culpa que Matsuri estuviera junto a Flora en las garras de ese monstruo, aun cuando estaban con vida milagrosamente gracias a Mei y Cadmo, no era de celebrar. Yuzu apretó el brazalete y miro a Raiden.

-Hazlo ya. –dijo cansado.

Mei negaba con la cabeza, no debía hacerlo Yuzu o todo estaría perdido. Entendía eso pero le dolía que debía sacrificar la vida de su hermana y de Flora, ¿por qué las elecciones tenían como centro la vida de las personas? Era injusto, todos debían luchar de frente sin usar nada trampa como esa. Si se negaba vería morir a personas que estaba amando con ternura y de acceder morirían de todas formas.

-Yuzu. –jadeo Mei. –No lo hagas.

Ya estaba tomando su elección Yuzu cuando entro una explosión a sus espaldas lanzo contra Raiden un enorme bloque de piedras logrando que empujara a Mei lejos de él. Cadmo tomo a la princesa con cuidado y uso una espada para protegerla. Setesh, que entraba con su Khopesh en mano vio a su hermana siendo sostenida por el shedim.

-¿Qué carajos? –dijo conmocionado. –Her...mana.

-Vaya, así que allí estaban los faltantes. –dijo Raiden acercándole el puñal al cuello clavando la punta sacando sangre. –Suelten sus armas.

-Suéltala. –dijo Setesh dando dos pasos pero Raiden dio un corte. -¡QUÉ LA SUELTES!

Raiden sonrió y volvió a repetir que bajase el arma. Setesh miro a Yuzu que estaba apretando la mandíbula, estaba atado de manos y pies con la decisión.

-Ponte el brazalete y las dejare ir. –repitió Raiden mirando a Yuzu con burla al saber que estaría más presionado. –Tienes un minuto para hacerlo.

Setesh se quedó parado tratando de entender porque demonios estaban sin hacer nada cuando estaba su hermana en peligro, sintiéndose impotente y enojado tomo el brazo de Yuzu para ver de lo que hablaban y sus ojos se encontraron.

No entendía el por qué no obedecía lo que le decía Akizuki, ese bastardo mataría a su hermana y a la de su Maestro si no lo hacía y de todas formas este se negaba, como si estuviera diciéndole que matara a sus rehenes, no podía permitir perder a su adorada hermana. No a Flora, que era tan hermosa y tenía mucho por que vivir.

-Por favor hágalo, es mi hermana. –le dijo suplicante mientras tiraba su espada.

Yuzu trago saliva y negó con lágrimas en los ojos. –No puedo hacerlo. –dijo con voz quebrada. Mei le dijo que no, solo importaba Mei ahora y no su hermana o Flora.

-¡Mi hermana va a morir si no lo hace! –grito arrebatándole el brazalete para obligarlo a ponérselo. -¡VA A MORIR POR SU CULPA!

Forcejearon y Mei le grito a Setesh que se detuviera, que no le pusiera eso a Yuzu. Raiden contemplo aquello con ojos interesados. Ordeno al shedim soltar a Matsuri y se quedó con Flora, acerco sus dientes a su cuello y tanto Yuzu, Setesh y Cadmo se quedaron quietos observando aquello con horror.

-¿Qué... qué haces? –gimió Cadmo soltando a Mei y acercándose a donde Raiden. –No lo hagas.

-Ella seria perfecta para estar en mis filas. –sonrió. –Después de todo a Aihara no le importa si la muerdo y la vuelvo un fiel servidor de la oscuridad. Es virgen así que se convertiría en un lord vampiro, fuerte como yo y poderoso debido a su magia en las venas... una contradicción que se volvería un poderoso aliado.

HERO (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora