CAPÍTULO XVII: DISCORDIA II

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Éride miraba el caos que causo con una sonrisa enorme y mientras estaba sentada en una rama de un árbol se puso a reflexionar en que momento fue que ella nació, no recordaba bien, solo que cuando tuvo conciencia de sí misa estaba de rodillas frente a un ser tan alto que su rostro estaría a la vista si uno corriera toda la eternidad. Poseía una presencia fuerte y sofocante y a su lado derecho estaban dos cuerpos que eran protegidos por dos ángeles realmente atractivos; uno poseía una espada de fuego negra y otro un resplandor cegados.

-Tú nombre es Éride, y serás ayudante de mi ángel Samael.

Había dicho con una voz que parecía un gran trueno de poder que la obligo a agachar la mirada.

-Mientras él será acusador seductor y destructor. Tú los harás entrar en conflicto donde quiera que vayas y en el corazón de los hombres que quieras.

Tenía miedo así que asintió ante la orden y obedeció. Solía encontrarse a menudo con aquel arcángel y no conversaban mucho, con el cual ella sentía una mucha empatía era con Lucifer; ambos no comprendían por que creaba aquellas cosas tan horribles con destino a los hombres, cosa que era para elevar su poder sobre ellos a cambio de su odio.

Mientras Samael obedecía todo lo que se le ordenaba sin siquiera preguntarse si estaba bien o no, cosa que estaba fuera de su capacidad, Lucifer cuestionaba todo, con una lógica tan comprensible que ella se preguntó si esos sentimientos del arcángel eran debidos a su propia naturaleza de ella en poder en desacuerdo a lo que tenía cerca.

-En esta existencia todos fingen entenderse o simplemente nunca se entienden. –dijo en un murmullo mientras miraba el enfrentamiento de Mei con Flora. –Tal vez no quieren hacerlo... simplemente somos egoístas y sobreponemos nuestro criterio al de los demás sin esperar contradicción.

Todo lo que conoció se regía de hipocresía y mentira. Falsas promesas y palabras que escondían un propio sueño que pretendía usar a los demás. Miro a Mei y no pudo evitar compararle con el lucero.

-Por temor a ser menospreciados derraman sangre y ambicionan lo que no pueden poseer. Quieren ser reconocidos y por eso es que alzan espadas en sus manos y mandan a los demás a morir, para ser llamados héroes o divinidades...

Cerró los ojos y comenzó a llorar. Llevo sus manos al pecho y trato de contener su dolor que desbordaba en un episodio abrupto.

-Sí... en este mundo inútil siempre habrá dolor y oscuridad. Aun cuando intentemos levantarnos tropezaremos y fracasaremos. Nuestros sueños comienzan a romperse y las pesadillas toman formas reales... Nunca nos entenderemos aunque pretendamos hacerlos, ¿qué es entonces el propósito de vivir si sufriremos el dolor y la traición? ¿Cuál es el propósito de vivir entonces?

***

Matsuri cayó al suelo jadeando mientras trataba de no sucumbir ante la necesidad de-

-¡Basta! –grito Yuzu intentando detener a su hermana que estaba a punto de apuñalarse. -¡Matsuri, reacciona! No sé qué estés viendo pero es falso, ¡no es real!

Matsuri miro a Yuzu y sonrió, soltó la daga y tomo el rostro de su hermano con expresión serena.

-Tienes razón, no tengo porque odiarme cuando el causante de tantas muertes has sido tú. –dijo abrazándolo. –Cuando el causante de que mi pueblo pereciera eres tú... cuando él que causa estragos y trae mala fortuna eres tú... Yuzu.

-Mi... culpa. –murmuro permitiendo que le clavara una navaja en el vientre.

-Sí, ¡todo es tu culpa!

Matsuri le golpeo en la cara y volvió su mano metálica y siguió golpeando a Yuzu.

-¡TU CULPA! ¡TU CULPA! ¡TU CULPA!

HERO (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora