Una historia llena de suspenso, terror, demonología, mitología y temática para adultos. Ilustrando que en la guerra siempre se pedirá un héroe y que cualquiera podrá ser llamado así mereciéndolo o no.
Apenas había terminado de hablar Mei cuando ambos ya estaban chocando sus espadas. Akizuki Raiden parecía complacido por el encuentro que no se limitó en demostrarle sus poderes demoniacos, aunque su sangre no tenía algún nombre maldito de temer sus habilidades eran de cuidarse.
Era como ver un samurái de honor contra un ladronzuelo que no tenía reparo en cumplir con las normas de un duelo digno. Yuzu perdía al creer que estaría en un duelo. Era estúpido imaginarse que estaría usando esa técnica pero algo le estaba pidiendo dejar esos juegos y despedazar-
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Una distracción que intento retener, reducir, reprimir. Ese esfuerzo mental le valió perder la noción del espacio y moverse más de lo debido y estrellarse contra el carajo, cosa que Raiden aprovecho y con un movimiento combinado lanzo contra Yuzu un poderoso rayo que le quemo la mitad de la cara mandándole al otro extremo; lejos de Mei.
-¡Tú eres un demonio que no ha usado su poder! –lo señalo como si fuera algún delito grave aquello. -¿No piensas mostrarme algo divertido? Vamos, hueles a fuego infernal, el elemento más poderoso del inframundo, ¿es qué todavía crees que eres un humano común y corriente? No, nosotros vamos más allá de la sangre vulgar humana, somos dioses con poderes más allá de la imaginación. Incluso somos más poderosos que los magos y ángeles juntos. Uno de nosotros basta para desolar un reino rápidamente.
Yuzu jadeaba, tenía cortaduras y quemaduras por todo el cuerpo que comenzaban algunas a lanzarle ese dolor agudo agonizante. Parecía estar en aprietos y Matsuri de inmediato intento ayudarle cuando Akizuki la freno con un fuerte puñetazo en el abdomen que la hizo vomitar.
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Esa horrible voz seguía hablando, como siempre lo hacía desde que tenía uso de razón. Estando allí, alerta en espera a que bajara la guardia y destruir todo como aquella vez. Cuando perdió el control y asesino a esos magos que trataban de ayudarle, cuando mato a Luka y la devoro-
El solo pensar aquello lo hizo apretar dientes y lanzarse contra Raiden en un furioso arranque de ira. Era como ver un niño moviendo una rama a diestra y siniestra, estaba la locura asomándose un poco pero era frenado por esa correa llamado "culpa". Un maldito juego de niños que aburría y te insultaba así que, rompiendo la espada de Yuzu tomo la parte del filo y se lo enterró en el hombro tirándolo al suelo mientras lo pateaba.
