Narra Eva
Matías se montó rápidamente en su coche y sentí como algo se rompía dentro de mí al ver como se iba.
Él no se merecía esto, yo no me merezco a alguien como él en mi vida.
Me senté en el suelo y empecé a llorar aún más fuerte, había sido demasiado cruel con él.
Después de todo lo que había hecho por mí le había pagado de la manera más barata posible.
Empezaron a aparecer distintas imágenes y recuerdos en mi mente de todos los momentos que hemos pasado juntos.
Aquella vez en la playa donde me di cuenta de que sentía celos al ver a Blanca tan cerca de él.
O cuando me salvó la vida sin siquiera conocerme del todo, aquella vez cuando Mauro me disparó.
Todas las noches que ha estado a mi lado cuando nadie sabía si yo seguía estando viva o no.
Cuando mató a Mauro y nos salvó a Mateo y a mí. Si no fuera por él probablemente ya estaría muerta.
Estos últimos meses a su lado han sido perfectos, él siempre trataba de sacarme una sonrisa y hacerme sentir como si yo fuera la persona más importante del mundo.
Todas las mañanas que me llevaba el desayuno a la cama, todos los regalos que me hizo, todas las veces que intentaba sacar algo bueno aunque la situación era horrible.
Sin contar todas las noches que pasamos juntos...
Quería levantarme para ir a ver a Mateo, para hablar con él, pero me sentía incapaz de hacerlo.
Miré el tatuaje que nos habíamos hecho hace un mes, ese bendito tatuaje que ahora nos unirá a pesar de todo.
- ¿Estás aquí mi vida? - escuché la voz de Mateo.
- S-Sí.
Me limpié rápidamente las lágrimas con el borde de mi remera, aunque no paraban de salir por más que quisiera tranquilizarme.
Mateo se acercó a mí y me miró triste, aunque sus ojos brillaban y podía notar que algo había cambiando en su apariencia.
Se sentó a mi lado y me abrazó fuerte. Le correspondí el abrazo y puse mi cabeza en su hombro.
- No sabes cuanto he rezado para que esto pasara. - me susurró en el oído.
- No podía separarme de vos... No puedo vivir una vida sin tenerte a mi lado Mateo.
Una sonrisa boba apareció en su cara y me dio un beso en la frente.
- Yo tampoco, te amo más que a mí mismo Eva.
- Pero Matías... - no pude acabar la frase porque empecé a llorar de nuevo.
- Él estará bien, es fuerte. Aunque ahora lo estará pasando mal, dentro de unos meses volverá a su vida de narcotraficante de antes supongo. - me dijo apenado.
- Él no es solo un narcotraficante Mateo, también tiene sentimientos. - lo miré mal.
- No me refería a eso beba. Matías es un tipo fuerte y por lo poco que lo conozco estoy seguro que podrá superarlo. A mí también me da pena porque sé que no es una mala persona.
No, no lo es. Es mejor persona que nosotros dos.
- Supongo que nadie se esperaba esto. - dije un tanto nerviosa.
- No, la verdad es que no. Creeme que aún estoy temblando. Cuando vi que tardabas tanto me entraron ganas de llorar de la felicidad.
- ¿Y con ella que pasará? - esa pregunta no dejaba de aparecer en mi mente.
- Hablaré con ella cuando llegue a casa, sé que lo entenderá. Es mejor ahora a que siga alárgandolo más. - asentí - Aunque ella ahora mismo no tiene donde vivir.
- ¿Por qué?
- Le embargaron la casa por las deudas de sus padres.
- Oh... No pasa nada, pueden seguir viviendo juntos por un tiempo. Yo no pienso volver ahora mismo.
- ¿Y eso por qué? - me preguntó sorprendido y un poco triste.
- Porque necesito un tiempo para poner mis pensamientos en orden. No será mucho, una semana o dos.
- No me hagas esto Eva. Quiero que volvamos a vivir juntos, no quiero separarme de vos de nuevo.
Tomó mi mano y le dio un beso. Luego empezó a dejar besos hasta llegar a mi cuello.
- Por favor. - me susurró causándome varios escalofríos en el cuerpo.
- Al menos un par de días gordo. Luego volveré, te lo prometo.
Él asintió después de pensárselo por unos segundos y puso un mechón de pelo detrás de mi oreja. Se mordió el labio y se fue acercando cada vez más.
- ¿Puedo besarte? - me preguntó haciendo puchero.
Sigue siendo mi debilidad por mucho que el tiempo pase.
Unimos nuestros labios en un beso lento y tierno. No teníamos prisas, disfrutábamos del momento como tanto habíamos esperado los dos.
Nos separamos por falta de aire y el me miró triste.
- ¿Otro más por favor? - soltó una risita.
Asentí y volví a comerle la boca. Sus labios seguían siendo igual de adictivos como la primera vez que los probé.
- ¿Vamos adentro? Creo que nuestros amigos nos están esperando.
Mateo asintió y se levantó. Me dio la mano para ayudarme y entramos juntos a la casa de Matías.
Lola y Camilo estaban en el sofá fumando. Cuando nos vieron agarrados de la mano se levantaron al instante.
- ¿Me pueden explicar qué carajo acaba de pasar? - preguntó Lola confundida.
- Lo que tenía que pasar desde hace tiempo. - dijo Mateo y yo asentí.
- Ay te odio pelotudo, pero hacen re linda pareja y me alegro por ustedes. - dijo Lola emocionada.
- Se merecen ser felices después de todo. Si la caga de nuevo me avisas Eva que le parto la cara. - dijo Camilo divertido y Mateo le pegó en el hombro.
Nuestros hijos vinieron corriendo a nosotros y nos miraron alegres.
Saltaron en nuestros brazos y nos abrazamos los cuatro como solíamos hacer antes.
- ¿Vamos a ser una familia de nuevo? - preguntó Elisa y Mateo asintió.
- Por fin, ya no aguantaba a Mar. - dijo Mati, Mateo lo miró mal y yo me reí por lo bajo.
- Se ven hermosos juntos aunque vos seas un traicionero marica. - dijo Lucas y nos reímos todos a la vez.
- Es que están hechos para estar juntos éstos dos pelotudos. - dijo Lola y la miré seria aunque luego me reí.
- ¡Ay no marica se prendió ésta mierda! - exclamó Lucas sobresaltado.
Cuando miré por la ventana vi que alguien había aparcado en frente de la mansión.
Conocía perfectamente ese coche.
Holiis.
Aviso para las que quieran odiar a mi marido (o sea Matías) : LAS CORTO CALVAS, CON MATÍAS POCO.
GRACIAS POR LEER MÁQUINAS ❤