Narra Matías
- No te conviene hacer esto Martina, sabes muy bien que puedo gritar ahora mismo y diez hombres vendrían a cagarte a tiros.
Esto se lo dije para calmarla un poco, en realidad todos mis hombres estaban haciendo negocios y me había quedado solo.
- Lo sé, pero también soy consciente de que no lo harás porque no sos tan poco hombre. ¿O me equivoco? —me preguntó sonriente.
Y tiene razón, puedo hacerlo yo solo a no ser que se me vaya de las manos y cometa algún error.
- ¿Por qué lo hiciste Martina? Pensé que ya lo habías superado.
- Ya te dije que no hice nada. Y sí, ya lo superé, pero hay algo que sabes muy bien Matías y es que en la vida todo se paga.
- ¿Por qué ahora cuando ella y yo no somos nada? No tiene sentido.
- Porque sé que no la has superado aún y que nunca lo harás. Porque la amas imbécil. —me dijo a punto de llorar.
- Vuelvo a preguntarte. ¿Dónde están los niños? —le dije ignorando lo que había dicho.
- No lo sé, pero sé que están vivos si te sirve de algo.
- ¿Y eso cómo lo sabes si no tuviste nada que ver pelotuda?
- Yo solamente le dije donde estaban ese día.
- ¿A quién?
- Demasiadas preguntas gil. —me dijo sonriente.
- Hagamos un trato entonces.
- Decime.
- Soltamos los dos las pistolas y seguimos con nuestras vidas como si no hubiera pasado nada.
- ¿Vos me querés ver la cara de estúpida imbécil?
- Hablo en serio Martina, sabes que no me gusta mentir.
- No, es demasiado tarde Matías. Me da igual morir mientras vos lo hagas también.
Apretó el gatillo y yo hice lo mismo. La cosa es ver quien dispara antes que el otro.
Antes de que hiciéramos cualquier movimiento se escuchó un disparo que venía desde la ventana.
Alguien le había disparado a Martina en el brazo. Al instante se cayó al suelo y yo agarré su revólver tirándolo por algún rincón del cuarto.
- ¿Estás bien Matías? —gritó Sonia al entrar por la ventana.
Apuntó de nuevo hacia Martina, pero la frené.
- La necesito viva por ahora. —le dije intentando regular mi respiración.
La apuntamos los dos a la vez y ella nos miró asustada.
- ¿Ya no estás tan habladora, ¿no inútil? —le preguntó Sonia soltando una risa.
- Cállate perra. —le dijo Martina mientras intentaba tapar su herida.
Sonia le metió una piña y empezó a sangrar también por la nariz.
- Es suficiente. —le dije mirándola fijamente.
- Perdón. —me dijo mordiéndose el labio. — Es que me pone de mal humor ésta pelotuda.
- Ahora sí puta, ¿dónde están los niños?
- No te lo voy a decir, ya sé que me vas a matar después de eso.
Miré a Sonia y ella me miró confundida porque no sabía lo que había pasado.
- Hagamos un trato Martina. Yo te dejo viva, pero a cambio tenes que decirme donde están los hijos de Eva.
- ¿Ella les hizo algo? —preguntó Sonia.
- No lo sé aún. —le dije preocupado.
Aunque Sonia no sabía lo que había pasado, sí que le había contado sobre Eva.
- No te creo. — Martina bufó desaprobando.
- Te lo prometo. Mírame, sabes que no miento con éstas cosas. Vos me decís donde están y luego Martín te va a curar la herida y podes largarte a donde quieras.
Sé que es peligroso, pero obviamente mandaré a alguien para que la espíe 24/7.
Todo sea por vos Eva.
Martina se quedó en silencio por unos segundos y finalmente abrió la boca para hablar.
- Los tiene Nicole. —dijo finalmente.
- ¿Nicole? ¿La ex novia de Palacios? —pregunté sorprendido.
- Sí, ella quería vengarse de él por haberle quitado a su hija.
- ¿Dónde están ahora mismo?
- No lo sé Matías, te lo juro. Pero puedo llamarla y preguntarle si me dejas.
Miré a Sonia por unos segundos y ella asintió. Agarré su teléfono del bolso con el que había venido y se lo di.
- No hagas ningún movimiento extraño porque aquí hay una bala con tu nombre. —le dije mirándola fijamente y ella asintió.
Marcó el número de Nicole y después de algunos segundos ésta le respondió.
- Hola amiga. —dijo la ex de Mateo.
- Hola beba. —le dijo Martina un poco nerviosa.
- ¿Estás bien?
- S-Sí. Solo quería saber como están los niños.
- Están bien, ahora estamos en la casa de mi madre. Extrañaba mucho a mi hija, aunque seguramente me voy a deshacer de Mati porque no es mi hijo y me da asco. —dijo Nicole soltando una risita.
- Es un niño, no le hagas eso. —dijo Martina al ver que mi revólver se deslizaba por su cuello.
- Me lo pensaré. —Martina soltó una risa falsa.
- Bueno amiga, era solo eso. Cuídate.
- Besos. —le colgó.
- Ahora quiero que venga Martin, me estoy desangrando. Ya cumplí con mi parte.
La solté al instante y llamé a Martin para que viniera. Me acerqué a Sonia que seguía apuntándola con la pistola y le di un beso en la frente susurrándole un "Gracias."
- De nada, ve a resolver tus cosas. Yo me encargo de ella. —me dijo sonriente.
Salí a la terraza y prendí un porro para calmarme. Marqué el número de Eva, necesitaba saber donde se encontraba la casa de la madre de Nicole.
- ¿Sabes algo sobre los niños Matías? —me preguntó preocupada.
- Decime donde está la casa de la madre de Nicole.
- ¿Nicole? ¿Qué Nicole? —me preguntó confundida.
- La ex de Palacios.
- ¿Por qué?
- Decímelo y ya. —le dije serio.
- Ahora le pregunto a Mateo, espera.
Esperé por unos segundos y finalmente me dio una dirección que apunté en un papel para mandársela a mis hombres.
- ¿Para qué es eso Matías? —me preguntó casi gritando.
- Eva tranquilizate. En unas horas tendrás a los niños en tu casa.
Ella empezó a gritar como una loca y yo solté una risita.
- ¿Es posta? —gritó de nuevo.
- Sí beba. —le dije casi sin pensar.
Aunque quería ser cortante con ella no lograba hacerlo.
- No te imaginas cuanto te quiero. —dijo Eva haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
Gracias por leer ❤❤
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