Narra Matías (porque tiene un rabo descomunal)
- ¿Cómo se siente bebé? —me preguntó la rubia mientras su hermana gemela seguía chupándome la pija.
- Cállate y sigue con lo que estabas haciendo. —le dije cortante.
Después de todo lo que había pasado con Eva me había ido a Italia para pasar unas vacaciones ahí.
Volví a mi vida de antes, donde hacía lo que me daba la gana sin tener que darle explicaciones a nadie.
Conocí también a Sonia, una rubia que se unió a nuestro equipo con su padre que es muy reconocido en éste mundo del narcotráfico.
Por ahora solamente nos estamos conociendo, aunque no quiero nada serio con ninguna mina.
Borré a Eva de mi mente y decidí no volver a pensar en ella. Para eso ocupo mi tiempo con distintas actividades como coger o ir a la playa para disfrutar del sonido de las olas del mar.
Me meto merca a todas horas y reconozco que se me ha ido un poco de las manos, pero necesito mantener mi mente despejada.
Eva no volvió a buscarme y yo a ella tampoco. Solo el tiempo me ayudará a olvidarla por completo.
Agarré a las dos pibas por el cabello con firmeza para que aumentaran el ritmo y en ese momento mi teléfono empezó a sonar.
Obviamente lo ignoré por completo, necesitaba acabar con lo que había empezado.
- Más rápido. —les dije a las dos.
Aumentaron el ritmo y finalmente me corrí en sus caras.
Agarré mi teléfono y mi cara cambió por completo al ver que la persona que me había llamado era nada más y nada menos que Eva.
Sabía que ella no me llamaría por cualquier tontería, así que marqué su número para ver lo que le había pasado.
- Hola, ¿pasó algo? —pregunté un poco preocupado.
- M-Matías...
- ¿Estás llorando? ¿Qué pasó Eva?
Puedo estar enfadado con ella, pero no podría verla sufrir sin hacer nada.
- Los niños han desaparecido. —me dijo con la voz entrecortada.
¿Qué?
La primer persona que se me vino a la mente fue Martina obviamente, solo ella podría hacer algo así.
- La voy a matar como sea ella.
- Matías escúchame por favor. Prométeme que no harás ninguna locura antes de pensar.
- Te lo prometo. —le dije después de pensarlo por unos segundos.
- Necesito tu ayuda, te lo ruego. —me dijo desesperada.
- No te preocupes mi vi...Eva, todo va a estar bien. Ahora mismo voy a mandar a mis hombres y te prometo que los vamos a encontrar.
- Gracias Matías, no sé que haría sin vos.
Yo tampoco Eva, yo tampoco.
Llamé a Robledo y le pregunté por algunos detalles para saber mejor lo que había pasado.
Le colgué y llamé a mi hombre de confianza rápidamente.
- Buenas tardes patrón. ¿Pa' que soy bueno?
- Ponlo en altavoz y llama a los otros pibes.
- Ahora mismo. — hizo una pausa — Ya estamos todos aquí jefe.
- Los hijos de Eva desaparecieron ésta mañana en el cine "Cinema Hoyts". Dos hombres se los llevaron. Necesito que los encuentre lo antes posible.
- Dicho y hecho jefe. —me dijo él al toque.
- No he terminado. Al primero que los encuentre lo voy a dejar que se vea con su familia.
Todos empezaron a gritar de alegría, ya que una vez que entras en éste mundo tenés que romper cualquier tipo de relación con tus familiares y amigos.
Colgué y llamé a Martina. Necesitaba saber cuando iba a volver, pero no quería que sospechara nada.
- Hola. —le dije lo más calmado posible.
- Hola bebecito, ¿se te perdió algo? —soltó una risita.
Yo no perdí nada, pero vos sí que podrías perder la vida estúpida.
- Necesito saber cuando vas a volver.
- ¿Ah sí? ¿Para qué?
- Tengo que hacer una vuelta con vos.
- Bueno, en unas dos horas estaré ahí, en diez minutos empieza el vuelo.
- Perfecto, te espero en mi casa. —le corté.
Estoy seguro de que ella tuvo algo que ver con esto, aunque no sea directamente, podría haberle dado la información a alguien para que lo hiciera.
(...)
- Siéntate linda. —intenté fingir una sonrisa y ella me la devolvió.
- ¿Por qué tan amable hoy Matías? —me preguntó un poco dudosa.
- ¿Es que no puedo ser amable con mi ex esposa?
- Algo te pasa. —me dijo mirándome fijamente.
- Varias cosas me pasan, pero no te llamé para hablar sobre mi vida. —le sonreí maliciosamente.
- ¿Por qué no? Si tanto me extrañaste...
Pelotuda.
- Bueno, ¿cómo has estado últimamente? —le pregunté acercándome cada vez más a ella.
- Bien, trabajando papi.
- ¿Querés que te sirva un trago? —le pregunté al abrir la botella de whisky.
- Sí. — se lo di — Gracias.
- ¿Cómo están las cosas por Buenos Aires?
Quería ver si ella me dirá lo que le pasó a Eva. Si lo hace no tengo porque preocuparme, pero si no lo hace seguramente es porque esconde algo.
- Todo bien, aún estamos pensando en si se quieren venir todos acá. Ya sabes como están las cosas en Argentina.
- No me refería a eso y lo sabes muy bien perra.
La agarré del escote tirándola fuerte.
- No sé a que te referís Matías, suéltame.
- No te voy a soltar hasta que no me digas donde están los niños de Eva.
- Pues entonces nos quedaremos aquí toda la noche. —me dijo sonriente.
- Sé muy bien que lo sabes. Tenes quince segundos para decírmelo. —la agarré fuerte del cuello.
- N-No l-lo sé. —me dijo con la voz entrecortada.
Su cara se había puesto morada así que decidí soltarla porque si la mataba no lograría nada ahora mismo.
Ella se levantó para irse y yo la seguí agarrándola del brazo y dándole la vuelta.
Sacó su revólver apuntándome a la cara, como ya me lo esperaba, y yo hice lo mismo con el mío.
- Uno de los dos no saldrá vivo de aquí. —le dije sonriente.
La tensión que hay en el aire en éste momento se podría cortar con un cuchillo.
- Yo no soy nueva en esto Matías.
- Yo tampoco Martina.
Holiis 🦄
