17.

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Narra Mateo

Mar estaba en el pasillo por alguna razón que desconozco. Al verme me sonrió triste y yo me limité a agarrar a Eva del brazo para que no hiciera nada raro.

- ¿Qué haces aquí? —le dije un poco cortante.

- Eso. ¿Qué carajo haces aquí? —le preguntó Eva intentando escapar de mi agarre.

- Hola Teo. He venido a hablar con él, no con vos Eva. —dijo echándole una mirada de asco.

- Pues me parece que no se va a poder mi ciela. —le dijo Eva — Suéltame Mateo.

- Solo si me prometes que no harás nada.

Se lo pensó por unos segundos y finalmente asintió. Nuestros amigos nos miraban perplejos sin entender nada y mi padre me miraba a mí pidiéndome explicaciones.

- ¿Podemos hablar Teo? Te prometo que van a ser solo cinco minutos. —me dijo Mar mirándome a los ojos.

- Te he dicho que no puta. —dijo Eva y Mks soltó una risita.

- Solo cinco minutos. —le dije y Eva me fusiló con la mirada.

- Si te vas con ella les rompo la cara a los dos. —dijo sonriente.

Miré a los pibes y estos entendieron al momento, así que la agarraron para que no hiciera nada.

- Suéltenme. Me voy sola, tranquilos.

Abrió la puerta y se fue. Mar sigue siendo importante para mí así que no podía negarme. Espero no cagarla al menos.

- Bueno, nosotros nos vamos. Si eso volveremos otro día. —dijo Valen rascándose la nuca.

Me despedí de todos y les pedí perdón por lo que acababa de pasar.

- Yo me voy a recoger a Penny. No la cagues hijo. —me dijo mi viejo serio.

- Vamos a mi cuarto. —ella asintió.

Nos fuimos a mi cuarto y ella se sentó en la cama. Decidí sentarme en una silla un poco alejado para que no malinterpretara las cosas.

- No te voy a violar Teo, tranquilo. —dijo soltando una risita nerviosa.

- No es eso, solo que es mejor así.

- Me duele que seas tan frío conmigo. —me dijo triste.

- Tengo una familia Mar y la situación entre nosotros es un poco incómoda.

- Lo sé, perdón.

- ¿Para qué queres hablar conmigo?

Necesito acabar rápido con ésta discusión para que ella se vaya y pueda buscar a Eva.

- Necesito tu ayuda, por favor. —me dijo a punto de llorar.

- ¿Qué pasó?

- No tengo a donde quedarme por unos días hasta que mis padres vuelvan. Me han echado del apartamento en el que estaba viviendo y me siento muy sola.

- Bueno, podes quedarte aquí por unos días.

Mi viejo me iba a matar, pero tampoco podría llevarla a mi casa porque entonces sí que me reventaba la cabeza Eva.

- No quiero incomodar a tus padres Teo. —hizo una mueca.

- Ellos lo van a entender, no te preocupes. Además así podrás tener compañía para no sentirte sola.

- Bueno, gracias por todo.

Se levantó y se acercó a mí para abrazarme. Le seguí el abrazo y me separé rápidamente porque no quería que nadie nos viera así.

- Sos un buen amigo Teo. — le sonreí — Entonces me voy a mi casa a por mis cosas.

- Dale, mientras tanto le digo a mi viejo.

Se levantó y se fue. Salí después para ir a buscar a Eva, seguro me voy a llevar unas piñas.

La llamé varias veces, pero no contestó. Me fui a nuestra casa, pero ella no estaba ahí.

Elisa me llamó y me dijo que ella y Mati se habían quedado con Lola y con Cami.

Le pregunté si sabía algo sobre Eva, pero me dijo que no sabía absolutamente nada.

¿Dónde podría estar?

Lo pensé por unos segundos y luego me acordé de que el único sitio en el que podría estar es la plaza que está al lado de mi casa.

Manejé hasta ahí y efectivamente la vi sentada en el suelo fumándose un faso.

Sin decirle nada me acerqué a ella. Cuando me vio se levantó al instante y me dio una piña.

- ¡Por pelotudo! —me dijo casi gritando.

La agarré fuerte de los brazos para que se calmara y ella me miró con ganas de matarme.

- No pasó absolutamente nada entre nosotros dos, te lo juro. —le dije serio.

- Más te vale. ¿Entonces de qué hablaron?

Prendí un porro y le conté todo lo que Mar me había dicho. Me miró un tanto molesta, pero no dijo nada.

- ¿Estás enfadada? —le pregunté al ver que no decía nada.

- Solo un poco, pero mientras no la traigas a nuestra casa me da igual.

- Te amo pelotuda.

- Te amo aunque seas un gil a veces.

Entonces mi teléfono sonó, era Robledo.

Le contesté y lo puse en altavoz. Quería que fuéramos a Italia porque vamos a hacer unos negocios con algunos socios de allá.

Habían programado el vuelo para mañana a las 11:00.

- ¿Vamos a la casa? —me preguntó Eva.

- Sí beba.

Nos fuimos a la casa de mi viejo para contarle lo de Mar.

- Solo lo hago por vos Mateo, que quede claro. —me dijo mi viejo.

- Gracias, te quiero.

- Mañana nos vamos Pedro y quería pedirte que te quedaras con los niños si no es mucho. —dijo Eva.

- Claro que me quedo, ¿pero Mateo va a ir así?

- Estoy bien viejo.

En realidad no lo estoy. Creo que tengo fiebre, mocos y me duele la garganta.

- Sí Teo, creo que es mejor que te quedes aquí. Van a ser solo tres días, creo que puedo ir sola.

- Opino lo mismo. O si quieren, puedo ir yo.

- No viejo, puedo ir, es solo un resfriado.

- Sí vas a ir, pero al médico porque estás mal. —me dijo mi esposa seria.

- Yo llamo a uno para que te revise. —dijo mi viejo.

- Bueno, si tanto insisten me quedo. —dije bufando.

Parece patético, pero extrañaré mucho a mi esposa aunque sean solo tres días.

Nos fuimos a nuestra casa y Eva empezó a preparar la maleta.

Me acerqué a ella por detrás y la abracé. Dejé algunos besos en su cuello y ella suspiró.

- Me vas a dar el resfriado boludo. —me dijo soltando una risita.

- Quiero cogerte. —le susurré cerca del oído.


















Holiis.

Estaba a punto de borrarla, pero me convencieron para que la siguiera.

Son unas personitas muy lindas y no sé como agradecerles por todo.

PREGUNTA SERIA : ¿Quieren un garche antes de que Eva se vaya?

Bueno, solo les digo una cosa. Esto se va a descontrolar pronto. :)

𝐄𝐯𝐚 𝐈𝐕; 𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora