Narra Mateo
Vi que Eva estaba con su teléfono en la mano, mirándolo atentamente. Noté que estaba un poco triste y le pregunté qué estaba haciendo.
- Nada... Estaba viendo cosas en Instagram. —me dijo un poco nerviosa.
Sabía que estaba mintiendo, seguramente estaba molesta porque Mar me llamó.
- Ella no significa nada amor, no tenes porque preocuparte. —le dije mirándola a los ojos.
Asintió y apagó la pantalla de su teléfono para luego ponerlo encima de la mesita.
- No es eso Mateo, estaba pensado en...ya sabes. —me dijo un poco apenada.
- ¿Lo queres más que a mí? —le pregunté sobresaltado.
Sos un estúpido Mateo, eso no se pregunta.
- No boludo, pero lo extraño y me arrepiento por haber sido una hija de puta con él.
- Lo entiendo, pero él te perdonará porque te quiere, no te preocupes. —le dije para tranquilizarla.
- ¿Posta pensas eso? —una sonrisa apareció en su cara.
- Sí boba.
Sí que me molesta un poco que ella siga pensando en él, pero es normal después de los tres meses que han vivido juntos.
Eva se puso encima de mí y empezó a dejarme besos por toda la cara.
Puse mis manos en su culo y lo apreté fuerte. Ella soltó un jadeo y apreté su concha contra mi pija.
La acosté en la cama y le abrí las piernas al máximo. Le quité el tanga y empecé a dejarle besos por sus labios hasta llegar a su clítoris y lamerlo un poco.
Paré de hacerlo y me miró confundida.
- No te he dicho que pares. —me dijo divertida.
- ¿Ya no te parece tan gracioso, no? —le dije sonriente.
- Dale Mateo, no seas rencoroso. —rodó sus ojos.
- Pues ya no quiero. —le dije como un niño pequeño.
Me levanté para irme, pero ella me agarró del brazo y me atravesó con la mirada.
- Si te vas ésta concha no la volverás a ver hasta dentro de dos semanas. —me dijo seria y solté una risita.
- Y después soy yo el rencoroso. —le dije sarcásticamente.
Ella quiso levantarse, pero la empujé y volví a lo que estaba antes.
Eva es y siempre será mi debilidad.
(...)
Narra Eva
Hoy tenemos una reunión con los socios, pero anoche nos quedamos hasta las cinco de la mañana cogiendo y nos despertamos demasiado tarde.
- Dale boluda que vamos a llegar tarde. —me dijo Mateo al ver que no sabía que ropa ponerme.
- Es que no sé que ponerme. —bufé.
- Cualquier cosa te queda bien bebé. —me echó una miradita de la cabeza a los pies.
Finalmente decidí ponerme algo cómodo.