Narra Mateo
- Y éste por el nuevo álbum que vas a sacar. —me sirvió otro trago.
Ya llevamos como diez cada uno y estoy hecho mierda, no lo voy a negar. Pero bueno, aún no he hecho nada malo.
Lo que me preocupa es que Eva me llamó varias veces, aunque obviamente no podía contestarle en éste estado.
Cuando se vaya Mar la llamaré para poder hablar tranquilos.
- Éste por las cagadas que nos hemos mandado hasta ahora. —dijo Mar sirviéndome otro trago más.
- Yo creo que ya es suficiente.
Ya no nos entendíamos ni siquiera entre nosotros así que nos reíamos sin parar.
- Uno más no te va a hacer nada, ya estamos borrachos. —dijo soltando una risita.
- Tenes razón. —me reí y me lo tomé.
- Gracias por todo Teo, no sé que habría hecho sin vos.
- De nada linda. —me sonrió.
Ya no notaba ni siquiera el dolor de cabeza y de garganta, realmente me sentía bien.
Aunque definitivamente me había pasado demasiado y sé que al día siguiente me va a matar la reseca.
Y Eva también probablemente.
- ¿Ponemos una película? —dijo Mar encendiendo la tele.
- Sí, ¿qué querés ver?
- Una de amor. —soltó una risita.
No me gustan mucho las películas de amor, pero tampoco es que me vaya a enterar de mucho así que me da igual.
Para mi sorpresa Mar entró en Google y escribió "Xvideos". La miré sorprendido y soltó una risita.
- No pongas eso loca. —le dije serio.
- ¿Por qué no? Estás tan duro que ni siquiera se te va a empalmar.
- Pues puede ser. —nos reímos a la vez.
Mar le dio a una de las películas que aparecían en las recomendaciones y puso su cabeza en mi pecho.
Dale Mateo, no hagas ningún movimiento extraño.
Esa actriz le estaba haciendo un pete al otro y sentí como mi pija se empalmaba con cada segundo que pasaba.
- ¿Te está gustando? —me preguntó Mar mirándome a los ojos.
- Bueno, no está mal. —le dije un poco nervioso al ver como bajaba su mano hasta mi pija y la acariciaba por encima del short.
- ¿Y no te gustaría que yo hiciera lo mismo con vos? —me preguntó mirándome a los ojos.
Narra Eva
Era él. Tiene que ser él, esa voz es inconfundible.
- No sabes cuanto me alegra que estés de vuelta boludo. —dijo Robledo.
- Tenía que volver hermano, ya descansé bastante.
Miré a Sonia por unos segundos y ella me miraba aún más sorprendida que yo.
Los pasos se fueron acercando hacia donde estábamos nosotras hasta que los vi a los dos entrando en la gran sala.
Matías no me vio hasta unos segundos después, cuando su mirada se posó en mí.