Narra Mateo
Eva me miró con ganas de partirme la cara y yo me limité a mirarla apenado.
- A ver, responde si te dan los huevos.—dijo soltando una risita nerviosa.
- Amor, no es lo que parece. Te lo juro, hace una semana que no he hablado con ella. —le dije serio.
- Entonces contesta. Si no lo haces lo voy a hacer yo.
¿Qué carajos querrá a ésta hora?
- H-Hola hermoso. —escuché la voz de Mar.
- Hola. ¿Te pasa algo?—la notaba un poco rara.
- No, o sea sí, me he tomado algunas copas de más. —dijo riéndose.
- ¿Puedo ayudarte con algo?
Quiero acabar lo antes posible con ésta conversación porque ella está borracha y puede decir cualquier tontería.
- Te extraño mucho bebé. Ya nada es igual sin vos. —noté que estaba llorando.
Eva me fusiló con la mirada y a éste mundo me esperaba una piña de su parte.
- Mar ya sabes que...
- Que amas a mi querida primita, ya lo sé. No sé que le ves, aparte de ese culo gordo no tiene nada.
Entonces Eva me agarró el teléfono de la mano con rabia.
- Mira estúpida, primero no vuelvas a decirme 'primita' que me da vergüenza que mi nombre sea vinculado con el tuyo.
Pobre Mar, la que se le va a caer encima.
- Segundo, aparte de éste culo gordo tengo ésta cara y ésta inteligencia que a vos obviamente te falta si andas pendiente de MI hombre.
Le hice una señal para que parase un poco, pero no pareció importarle en lo más mínimo.
- Y tercero, éste hombre es y será mío para siempre. Nunca podrás ocupar mi lugar porque sos muy poca cosa. No lo hiciste antes y mucho menos lo vas a hacer ahora.
- Te voy a quitar a tu hombre Eva, te lo juro. —dijo Mar y soltó una risa burlona.
- Y yo te voy a romper la cara puta.
Le colgó y me miró sonriente. Yo me había quedado de piedra, definitivamente Eva es una mujer celosa.
- Creo que te pasaste un poco amor.
Me siento mal porque Mar no hizo nada y aún así la traté como el orto.
- ¿Me pasé? Ella me dijo que se iba a quedar con vos ¿y yo soy la que se pasó? —me dijo molesta.
- Estaba borracha, no es para tanto.
- Entonces vete con ella pelotudo si tanta pena te da.
- Sabes muy bien que no me voy a ir con ninguna otra que no seas vos boluda.
- Entonces deja de hablar sobre esa estúpida.
Narra Eva
Le pegué en el hombro y me agarró de las manos. Se acostó encima de mí y noté que su pija se había parado de nuevo.
Ni lo pienses estúpido.
- ¿Podemos dejar de pelear y así poder hacerte el amor? —me susurró en el oído.
- No. —le dije cortante y lo quité de encima.
- Dale Eva, no seas mala. —me dijo como un niño pequeño haciendo puchero.