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Narra Eva
Negué con la cabeza varias veces, está loco si piensa que me voy a masturbar en frente de los otros dos.
Sentí su mano subiendo por mi espalda y luego agarrándome fuerte del pelo para atraerme más a él.
- Para. —le susurré para que no nos escucharan.
- Dale Eva, nadie nos está viendo.
- No quiero. —le dije seria.
Noté como con su otra mano llegaba a mi vagina y la masajeaba lentamente por encima del tanga.
- Estás empapada.
Me quedé en silencio porque tenía razón, pero no quería hacerlo en éste momento.
- ¿Queres que lo haga yo beba? —me susurró cerca del oído.
Quería decirle que no, pero finalmente asentí.
- Pues no lo haré. Quiero verte a vos como lo haces. —soltó una risita.
- Sos un hijo de puta. —le susurré.
- ¿Podes apagar las luces? Es que Eva tiene sueño y quiere dormir hasta que lleguemos a Roma. —le dijo a Robledo.
Robledo asintió y apagó las luces, bajando también un poco el volumen de la música.
Llevé mi mano a mi feminidad y empecé a acariciarla bajo su atenta mirada.
Las luces estaban apagadas, pero aún así se podría ver más o menos lo que estaba pasando si te fijabas bien.
Para el colmo Matías me tomó la mano y la llevó a su pija para que pudiera notar lo dura que estaba.
Me quité el tanga con cuidado y lo metí en mi bolso. Llevé de nuevo mi mano a mi vagina y noté que estaba realmente empapada.
Empecé a acariciar mis labios lentamente y Matías se acercó para darme besos en el cuello volviéndome aún más loca.
Acaricié mi clítoris y aumenté aún más el ritmo al notar como dejaba algunos mordiscos sobre mi piel.
- ¿Se siente bien beba? —me susurró cerca del oído.
- S-Sí. —le dije jadeando.
- Pues imagínate como se sentirá mi pija dentro de ti cuando lleguemos al hotel.
Suspiré y Matías llevó una mano a mis tetas para acariciarlas por encima de la tela.
Metí dos dedos dentro de mí y apreté su pija por encima del pantalón con mi otra mano.
- Voy a romperte toda Eva.
Le bajé el cierre del pantalón y metí mi mano adentro. Su pija estaba como una roca así que salió disparada.
Aumenté el ritmo con el que me estaba masturbando y Matías me susurró que la escupiera para que mi mano pudiera deslizarse mejor.
La escupí sin hacer ruido y empecé a masturbarlo aún más rápido.
Introduje un dedo más dentro de mí y empecé a sentir como mis paredes se estaban estrechando.
- Me voy a correr. —le susurré jadeando.
Una sonrisa maliciosa se formó en su cara y llevó su mano a mi vagina rápidamente.
Quitó mi mano y me metió dos dedos suyos adentro. No sé como lo hizo pero en menos de diez segundos eché mi cabeza para atrás y solté una gemido.