Un matrimonio arreglado, esa será la única forma en que Saint podría unirse a Zee. Ambos tienen mucho carácter y siempre chocan, además de que sus vidas son totalmente diferentes, sin embargo tendrán que aprender a entenderse.
¿Será su vida en común...
Eran las doce en punto del mediodía, esa era la hora límite que tenía Saint para decidir que hacer con su vida.
Su teléfono sonó y este con mucha tristeza descolgó.
-¿Si?
-¿Cuál es tu decisión, omega?, ¿Te casarás con mi hijo o por el contrario permitirás que tu hermana se quede sin la cafetería?-preguntó Willy Pruk al otro lado de la línea.
El omega tragó duro y acto seguido asintió.
-Si... usted gana, me cansaré con su hijo.
-Bien, perfecto entonces....en la tarde te llegará un mensajero con tu traje...mañana aparece en el juzgado a las nueve de la mañana en punto...no sé te ocurra escaparte o hacer una tontería o tu hermana sufrirá las consecuencias, ¿Has entendido?.
Saint volvió a asentir.
-Entendido, descuide estaré allí.
Tras colgar la llamada, el omega suspiró profundamente.
-Ganaste Zee...al final has conseguido que sea tu maldito y estúpido omega.
En su despacho, el empresario alfa sonreía satisfecho, su hijo tendría al fin a su destinado consigo y dejaría de ser un alma en pena de una vez por todas.
A continuación ordenó a su secretaria que llamase a la rienda de novios y encargarse dos trajes.
No sabía la medida exacta del omega pero tampoco importaba mucho, lo primordial era que este apareciese en el juzgado para cumplir con su parte del trato.
Como este le había dicho, un mensajero le trajo el paquete y tras recogerlo, el omega se sentó frente a él.
-En esta maldita caja está mi cadena-Susurró lleno de dolor-...en esa maldita caja está mi negro futuro.
Willy se guardó las ganas de decirle a su hijo la noticia por teléfono, así que pacientemente esperó hasta terminar con el trabajo.
Ya anochecía cuando este llegó a su casa y tras buscar a su hijo por todas partes, se lo encontró tirado en el suelo de una de las habitaciones de invitados, empapado en llanto.
-Hijo pero ¿Qué haces ahí en la oscuridad?-preguntó desde la puerta.
-No lo sé papá, ya no sé donde ir o que hacer...no quiero estar aquí, ya no quiero vivir.
Su padre caminó hacia el y lo ayudó a levantarse.
-Anda hijo, anímate...mañana a estas horas tendrás a tú omega contigo.
Zee lo miró con confusión.
-Papá, eso no es gracioso.
-No bromeo hijo, mañana te casarás con ese muchacho, el tal Saint...tu traje de novio está en tu habitación.
El joven alfa secó sus lágrimas con la manga de su jersey.
-¿Có-Cómo?, ¿Cómo puede ser?.
Willy sonrió.
-Le he hecho una oferta que no ha podido rechazar.
Zee negó con la cabeza.
-¿Qué has hecho papá?, ¿Qué le has hecho a Saint?.
-Solo le di a escoger entre una vida contigo o la cafetería de su hermana.
-¡No tenías derecho papá!
-¡Si!, ¡si tenía el derecho!, ¡Eres mi hijo y no me iba a quedar de brazos cruzados viéndote morir!
-Pero ¿forzarlo a casarse?
Willy resopló.
-Hijo.... era eso o perderte.
Zee lo miró con lástima.
-Él me odiará más y yo no quiero eso...lo amo, no quiero lastimarlo.
-Y no lo harás, hijo... él acabará amándote, lo sé.
-No tenías derecho a involucrate...
Tras escuchar eso, el joven alfa salió corriendo con las pocas fuerzas que le quedaron y tras coger el coche de su padre, condujo hasta la cafetería pero esta ya estaba cerrada, así que puso rumbo hasta el condominio del omega.
Tenía idea de ir con él y explicarle que no había tenido nada que ver en la malvada obra de su padre, necesitaba explicárselo todo.
Casi llegaba al edificio cuando de pronto vio al omega parado en medio de la calle, mirando a la nada.
Rápidamente detuvo el coche y corrió hacia este.
-Saint-lo llamó al alcanzarlo-... lo siento yo no sab....
-Déjalo-le interrumpió el omega sin dejar de llorar-... no necesito saber nada, ya está hecho...has ganado, sete tu jodido omega.
-Saint yo...
-Mañana estaré en el juzgado a las nueve y me cansaré contigo.
El alfa se sentía muy mal por ver al omega en ese estado.
-Lo siento-le susurró mientras le acariciaba-... yo no quería esto, no así... no un matrimonio forzado, yo estaba dispuesto a morir sin ti pero mi padre...
-Ya te dije que no necesito explicaciones, me da lo mismo como haya sido... mi deber es proteger a mi hermana, aunque tenga que sacrificar mi vida... Seré tu maldito esposo pero ten por seguro que nunca voy a amarte...esa unión será una condena para ambos....anda vete y descuida, mañana estaré allí... a partir de mañana seré tu maldito omega.
Ambos se giraron y entre lágrimas siguieron su camino, nada más quedaba por decir ya pues su futuro estaba escrito y nada podrían hacer para cambiarlo.
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