Chuuya, al oír aquello, aflojó su agarre en las manos de su compañero y quedó anonadado, con su rostro desencajado y con la luz de los fuegos artificiales reflejándose en él. Dazai suspiró y terminó por soltarlo. Las manos de Chuuya cayeron dócilmente.
Se miraron una vez más y no hubo más sonido que el de las explosiones y el mover calmo del agua. Los ojos de Dazai se mostraban dolidos, y los de su compañero se veían incrédulos y confundidos. Chuuya no respondió, y Dazai se sintió desamparado bajo una tormenta.
Nakahara cerró sus puños, frustrado y alterado, encogiéndose en su lugar. Arrugó sus ojos y torció sus labios. Observó a Dazai con impotencia y el alfa lo comprendió, con la amargura en sus oscuros ojos. Ambos rompieron las miradas; Dazai volvió sus ojos al cielo, y Chuuya los dirigió al suelo, nervioso.
Luego de un rato, Chuuya se alejó un poco para volver a mirar la belleza de los fuegos en el cielo, y Dazai a su lado se sentía desarmado, mirando aquellos fuegos fatuos. Lo único hermoso que estos tenían era ver a Chuuya, y ahora que ese omega se había apagado, ya no era tan lindo el espectáculo. Así pasaron los siguientes minutos hasta que todo terminó y emprendieron el camino en un silencio absoluto.
Chuuya iba delante, caminando a paso acelerado. Sentía su cuerpo pesado y su corazón exaltado y atemorizado. Tenía más que claros sus sentimientos por Dazai y la mutualidad por parte del otro, mas no se veía venir aquella situación, y eso lo había espantado. Sabía que estaba enamorado de Dazai, pero nunca se había preguntado si ello estaba bien, si era correcto. Solo cuando este le dijo que era su decisión se dio cuenta de que no estaba del todo seguro de querer y permitirse aquello. ¡Nunca creyó que alguna vez fuese a sentirse un adolescente enamorado! Aquello no estaba en sus planes, y por lo tanto no estaba preparado.
Llegaron a la base, flanquearon las entradas para ingresar directamente al sector de los dormitorios y Chuuya ingresó corriendo al mismo, dejando la puerta abierta y encerrándose en el baño. Se lavó la cara y comenzó a inhalar y exhalar con profundidad, sentándose sobre la tapa del inodoro. Desde allí, oyó a Dazai ingresar a la habitación y cerrar la puerta. Nakahara no se sentía capaz de afrontarlo en aquel momento, por lo que se quedaría a meditar hasta que hubiese pasado el tiempo suficiente para suponer que Osamu dormía.
Sentado, reclinó su espalda e inclinó su cabeza hacia adelante, sosteniéndola entre sus manos y apoyando sus codos sobre sus rodillas. Sus ojos se querían salir de sus cuencas y su cuerpo temblaba. Se sentía muy nervioso, puesto que sus siguientes pasos definirían su relación con Dazai y, ciertamente, el futuro de ambos.
Respiró numerosas veces y permaneció en su lugar, apenado se haber echado a perder aquella noche tan magnífica e invaluable. No profesaba duda alguna acerca del inmenso amor que sentía por Dazai, mas lo súbito de la situación y sus inseguridades iguales de repentinas, lo enmudecieron. Ni siquiera cuando aceptó ser cortejado por Dazai retrocedió como lo hizo esta noche. Suspiró cientos de veces más en el nombre de Osamu Dazai, resignado, y abandonó el cuarto de baño.
Grande fue la sorpresa de Chuuya al salir del baño y descubrir la cama de su compañero desocupada e intacta. Por un segundo temió que este estuviese intentando suicidarse, mas descartó la idea y suspiró. Se acostó en su cama con la esperanza de que el otro estuviese bien; sin embargo, rogaba no cruzárselo al día siguiente tampoco. Necesitaba tiempo para analizar y no cometer errores que ambos fuesen a lamentar.
-•-
—¡Que me rechazó, Odasaku! —exclamó, con un puchero y sus ojos caídos. Sentado junto a la barra de Lupin, en medio de Oda y Ango, golpeaba su vaso contra la mesa y bufaba con quejidos y lamentos dramáticos.
—A ver, Dazai, de cero —comentó sereno, bebiendo con parsimonia—. ¿Qué te ha dicho?
—¡Nada! No me ha dicho nada —lloriqueó. Cerró sus ojos y dejó caer su frente sobre la mesa, aun sosteniendo su mano.
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Sobre instintos y amores ||Soukoku||
FanficDazai es un alfa, futuro jefe de la Port Mafia. Chuuya espera ser un alfa, uno mucho más fuerte que su compañero. Sin embargo, cuando un Chuuya de dieciséis años sufre su primer celo, nada sale a su favor.