Chuuya no reaccionaba. Dazai se acercó a él, poniéndole el ramo de flores en medio de la cara.
—Petit mafia, podrías moverte, abrazarme y besarme. ¿O acaso debo hacer todo yo? —se acercó invadiendo todo espacio personal. Eso despertó al omega.
—¡De qué cita hablas, enfermo! —exclamó escandalizado—. ¿Qué es esta locura? ¿Qué demonios te sucede?
—¿Es que necesito traducir todo para ti?
—No sé qué pretendes de mí, pero ya deberías abandonar esa estúpida idea de los destinados —respondió, con una gran carga de frustración en sus palabras.
—¿Olvidarlo? —preguntó Dazai, levemente disgustado.
—Así es. Yo no soy tu juguete —proclamó. Sabía que toda aquella circunstancia se mostraba patética en demasía. Sintió vergüenza por la repentina situación de decir aquellas sandeces. Y más aún, al reconocer que las decía en serio.
—Sabes, es ofensivo —exclamó Dazai. Mitad en burla, mitad en incomodidad—. En un inicio quizás hubiese sido para tenerte como mi perro, pero ahora no lo es.
—No tengo tiempo para esto. Déjame en paz —se volteó. No pudo ni moverse más de medio paso porque Dazai se había arrojado encima suyo. Cayeron el suelo, ambos boca abajo y Chuuya debajo.
—Te he traído aquí, tan lejos e inhóspito, a un lugar tan relajante y bello, para que me escuches —dijo despacio Osamu—. Así que no pretendo dejarte ir hasta que me des ese espacio y dejes de evadir todo como un niño.
—¿Quién te crees para decirme niño, niño?
—Eres realmente un idiota.
—Tú lo eres más. Desperdicio.
—Enano molesto.
—Qué insoportable eres, Dazai. ¿No tenías otra cosa que hacer?
—Ojalá pudiera, pero tengo que arreglar estos asuntos contigo —suspiró cansado.
—No hay nada que arreglar —dijo, con la voz distorsionada por ser aplastado.
—Somos una pareja destinada.
—Y ahí vamos de nuevo con lo mismo —murmuró con hastío.
—Te repito lo que te he preguntado el otro día —dijo acercándose a su oído para susurrar—. ¿Vas a seguir negando lo que sucede entre nosotros, Chuuya?
Chuuya se estremeció debajo de él.
—Quítate —le escupió.
—Chuuya, que no te haré nada. Pero si me levanto escaparás —explicó con un tono claramente desinteresado—. Además, eres cómodo.
—Quítate, ¡pesas mucho! —exclamó mientras se removía como una lombriz.
—Ya basta, Chuuya, estás excitándome con tus movimientos —se burló Dazai. No era mentira.
—¡Quítate, demonios! —gritó, demostrando que, una vez más, su compañero lo había llevado a conocer un nuevo nivel de enojo.
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Sobre instintos y amores ||Soukoku||
FanficDazai es un alfa, futuro jefe de la Port Mafia. Chuuya espera ser un alfa, uno mucho más fuerte que su compañero. Sin embargo, cuando un Chuuya de dieciséis años sufre su primer celo, nada sale a su favor.