39. La hija de la casa de Tauro
Marzo 2018
El dolor comenzaba a apagarse: Alexei Lyov simplemente se sentía vacío y frío, sentía que se estaba congelando. Sus labios estaban amoratados y mantenía sus ojos cerrados con la cabeza recostada al árbol. Sus pies colgaban un par de centímetros por encima de la tierra. Había parado de llover y el sol comenzaba a mostrarse entre los restos de nubes, haciendo flotar haces de luz entre el follaje boscoso.
—¡Aquí! –el grito vino de su derecha y con pesadez y cansancio extremo volvió la vista hacia allá.
Adalyn Delauney, con un corte en la mejilla y toda sucia y empapada, se detuvo al llegar a él. Los ojos de la chica se abrieron como platos al ver su estado mortecino y se cubrió la boca con las manos. Alexei pudo oírla murmurar entre dientes, pero no le alcanzaban las fuerzas para intentar descifrar sus palabras, tampoco quería hacerlo. Detrás de ella llegó Cesare Dante, seguido de Jules Louis y Ashton Weiss. El Sagitario parecía completamente bien, pero el otro chico cojeaba un poco al caminar y había sangre en su camisa.
El ermitaño no perdió tiempo, se acercó a él y palpó alrededor de la herida, frunciendo el ceño. Adalyn se acercó para ver, Alexei los miró con cansancio. Cesare pasó su dedo alrededor de la costra de sangre congelada que había unido aquella enorme púa al cuerpo del chico. Apretó los labios y habló de forma rápida.
—¿Lo has hecho conscientemente?
Alexei frunció el ceño y Adalyn lo miró confundida.
—Ha congelado parte de su sangre y ha detenido el sangrado –explicó Cesare, arrancando un trocito de la costra helada—. Pero eso lo está congelando lentamente, tenemos que retirar la piedra, operarlo y reparar sus daños lo más pronto posible.
—¿Cómo vamos a hacer eso? –murmuró la chica.
—Hay instrumental médico en la enfermería del árbol –dijo Cesare con prisas—. Yo me encargaré de la mayor parte de la operación, pero necesitaré ayuda –miró hacia Adalyn—. Ahora necesito que cortes la piedra, Delauney, necesitamos separarlo del árbol y ustedes dos –miró a los muchachos— me ayudarán a llevarlo de regreso sin mucho movimiento.
Ashton y Jules asintieron sin objeción. Alexei soltó una pequeña risa.
—¿Me van a operar?
—Sí –dijo Cesare mientras Adalyn dudaba—. Delauney, vamos.
La chica hizo una mueca, pero apretó los labios y terminó por meter sus manos bajo el cuerpo de Alexei hasta que pudo alcanzar la piedra y empezó a trabajar.
—¿Y los otros? –preguntó Cesare a Alexei.
—Se fueron, Casey y Joshua se fueron con la piedra –gimió y Adalyn le pidió disculpas e intentó no tocarlo.
—Los esperaré en el tronco, iré preparándolo todo –se apresuró Cesare y echó a correr, dejándolo con los otros tres. Ashton y Jules se acercaron, el segundo arrugando los labios con asco.
—Eso se ve mal, amigo.
—Se ve más feo de lo que es. No ha dañado ningún órgano vital. Es una suerte que haya atravesado el lado izquierdo y no derecho, y que no haya sido suficientemente arriba para dañar tu estómago. No debe haber tocado nada –le explicó Adalyn sin dejar de trabajar—. Bueno, posiblemente el riñón, pero tienes otro. Si no te has desangrado a estas alturas quiere decir que tu vaso está bien lo cual es una suerte para ti.
Los otros la miraron confundidos y ella resopló.
—Quería ser sanadora –se excusó, trabajando más rápido.
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Hijos de Estrellas
FantasyCuando los enemigos del Zodiaco finalmente encuentren una forma de irrumpir la vida de los Signos de forma estrepitosa, serán los trece adolescentes del año del Dragón, el año de los Guardianes, los destinados a entregar sus vidas por la Comunidad...